Cuento

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Que sorpresas da la vida

encontrarte en plena calle,

fue una chispa en mi equilibrio

dinamita que estalló[1].

California 1919

-Luces, Cámara, Acción- Grito el director de cine y comenzó la pantomima, Terry Granchester, usaba un exagerado maquillaje, que remarcaba sus rasgos y su boca, el cabello estaba relamido y brillaba, se sentía incómodo, pero era un profesional, se movía y fingía hablar al amor de su vida, imaginaba que su coestrella era Candy Andrey, un viejo amor de su vida en Broadway, como extrañaba su sonrisa, había puesto todo un continente de por medio y ni aun así había olvidado su vida junto al otro océano.

-Excelente, tomen un descanso - grito el director después de un rato de la pantomima, Terry se acomodó en su asiento y comenzó a quitarse el maquillaje, su mente corrió hacia unos tres meses al pasado, Susan Marlow, su coestrella en Broadway, era insoportable, a punto estuvo de casarse con ella cuando hizo su gran berrinche, pretexto que lo decidió a aceptar la propuesta de los estudios Lumiere en California, necesitaba poner tierra de por medio entre él y su prometida, hubo otro berrinche, pero por primera vez su futura suegra logro hacer entrar en razón a la joven malcriada.

-Mi vida es lo mejor, así serás feliz, "si quieres algo déjalo libre, si vuelve es tuyo, si no, nunca lo fue" - le dijo; aun hoy pensaba -gracias señora -. Sin maquillaje se fue a lavar el pelo de aquella asquerosa pasta que le pusieron en el para aplacar sus rebeldes mechones.

-Empiezo a molestarme con el doctor Benson - pensaba Candy Andrey mientras desde su ventana disfrutaba el paisaje bucólico de los campos de Estados Unidos, veía algunas cosas solo como simples borrones por la velocidad del tren, estaba acostada en una litera de su compartimiento, se dirigía a Los Ángeles a dejar unos encargos del Doctor Benson a un colega; al parecer solo confiaba en ella después del encargo que le había hecho años antes, cuando era feliz, cuando aún pensaba en Terry, a las doce del día llego Candy a San Francisco dos horas más tarde llego a los Ángeles.

-Me estoy muriendo de hambre - pensó Candy al bajar del primitivo camión que la llevo a su destino final, se quedaría una semana pues debía esperar la respuesta a los informes que enviaban, al salir de la central de autobuses tomo un ruletero que lo llevo al Hotel Hiperón

Al Hotel Hiperón - dijo Terry al chofer que le había asignado la productora, no habían descuidado ningún detalle, le habían hospedado en el mejor hotel de la ciudad, y tardo solo unos minutos en llegar.

te encontré un poco más flaca

fue mirarte y derrumbarme,

te creí asunto olvidado

otra vez me equivoqué.

-Tengo mucha hambre, supongo que puedo pasar al comedor antes de tener que ir al consultorio del doctor Smith- iba pensando en el taxi al llegar al hotel, atrás de él se estaciono un automóvil obscuro, elegante, el portero le abrió la puerta y ella cual escena de cine bajo del taxi.

-Tengo mucha hambre - eso pensaba y su estómago lo remarcaba, - no definitivamente deberé pasar al comedor antes de ver al Doctor Smith - pensó, el botones se acercó a ayudarle con las maletas, mientras el portero abría la puerta del otro automóvil.

-Señorita sígame- le dijo el botones, con las maletas de Candy, ella solo pensaba en comer y sentía como el estómago gruñía, vio su reflejo en el cristal de la puerta y sonrió no había día en que no pensara en Terry y le agrado ver la imagen que se reflejaba, pensó -Ya me volví loca, ahora ya ando imaginando cosas- cerros los ojos y dio un paso pero se tropezó con el huésped que llego después de ella, pegándose en la frente con el codo de él.

COMO TE VA MI AMOR fan fic de Candy CandyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora