El cielo era gris como la de una mañana tormentosa, el viento era suave pero frió como en el helado invierno, el suelo estaba manchado de colores carmín que se distribuían para formar enormes charcos.
Allí se encontraba un niño de quince años hablando con un adulto, ya había que ponerle fin a esta guerra sin sentido provocada por el egoísmo del hombre.
Mientras el cielo amenazaba con llover y ocultar el sol dejando la sensación de un día triste casi eterno y mientras llovía pétalos de flores casi muertas, ambos lideres de lados opuestos hablaban con calma y tranquilidad pero con preocupación en el fondo de su voz.
El chico de 15 años, de cabello y ojos dorados y piel blanca lideraba una revolución encontra del Ejército que quería expandir su territorio a tierras lejanas y prohibidas, cosa que el no podía permitir.
Y el adulto de cabello y ojos oscuros como la noche o como el abismo infernal era la segunda mano del líder de estos militares que buscaban con ceguera el poder para reinar una enorme potencia.
Aquella guerra había durado 54 años exactos, desde que inició la expansión de Amestris se organizó un grupo de rebeldes que había intentado detener todo, por ello la expansión avanzaba lento. Cada líder debía ceder su puesto a aquel que lo mereciera pasando por 6 líderes hasta que el peso y el poder de una responsabilidad tan grande llegó al actual líder más joven de todos, al chico que en ese entonces tenía 12 años, cuando el era más pequeño junto a su hermano, habían sobrevivido en las calles viendo la gran cantidad de muertos, un anciano los recogió y comenzaron a vivir con él y a aprender de él, pero no se volvió líder por eso, su corazón noble y puro, fuerte, su corazón impenetrable de acero lo llevó a ser quien es, pero cometió el error de enamorarse.
De esa forma entró en pleitos con su conciencia, estaban en medio de una guerra y el estaba pensando en pétalos de flores volar por el viento que tocaba suavemente sus mejillas mientras las mariposas volaban sobre el pasto con el rocío de la mañana, y eso era imperdonable. Un líder no debía actuar así sobre todo si se trataba de parar una guerra.
Este chico rebelde con doradas hebras como el sol había tenido noches de pasión con el hombre de cabellera y ojos penetrantemente oscuros, en aquellas noche no pensaban en nada más que en el latir de sus corazones causando eco en su interior. En aquellos momentos solo preferían sentir la calidez de sus cuerpos y sus mentes fundirse en el calor provocado por su amor, pero estaba mal.
El líder más importante de la revolución con el segundo líder que quería destruir sus tierras, era como el pecado que dios había prohibido,pero ¿porque pecar era algo tan bello?.
Sin duda la magia de su mundo era fascinante, pero la de sus corazones era adictivamente hermosa.
Pero las cosas no son de color rosa.
Esa noche de pasión (hace tres mese ) fue la ultima, el azabache había planeado hace mucho ganarse el corazón del líder de la revolución y aplastarle pero ahora era incapaz, aquel joven líder le había robado sus pensamientos, su corazón y todo lo que tenia. Se levanto de la cama mientras el menor le observaba como se vestía, generalmente a la mañana siguiente no hablaban de nada y solo se despedían por miedo a arruinar la belleza del misterio, pero esa mañana en particular el azabache decidió hablar poniendo una voz fría como el hielo y no era capaz de verle a la cara por las palabras que diría las cuales sabia de antemano que partiría el corazón del mas joven y aun que no fuese la intención tenia que hacerlo.
- Edward - rápidamente obtuvo la atención del menor quien también se digno en vestirse - Debemos para con esto - hablo con su tono frió
- ¿Como? - sabia a lo que se refería, pero no quería aceptarlo, así como los humanos estaban cegados por el poder, el estaba cegado por el amor
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Guerra o Amor
FanfictionEn un mundo donde la guerra a estado por 50 años no es ta permitido enamorarse sobre todo del enemigo. Pero el amor de ambos era muy fuerte que acabó con el pleito territorial entre los humanos y la magia, claro que para obtener algo hay que dar alg...