Un joven rubio sentado en su escritorio planeaba algo que según él era el plan perfecto, para que por fin la mujer de sus sueños le correspondiera y a su vez eliminaría del paso a quien había sido su rival toda la vida.
La situación era la siguiente Naruto Uzumaki estaba locamente enamorado de la mujer más hermosa del mundo según él, la dueña de unos ojos jade bellísimos, con un cabello de un color rosa tan exótico que lo llevaba a la locura, su físico era como el manjar de los dioses, no tenía curvas tan exuberantes, pero sus pequeños pechos y su pequeña cintura hacían a Naruto delirar cada vez que la veía y no le daba vergüenza ir pregonando por todos los lados que la amaba y declarándosele cada vez que la veía y quien era ella nada más y nada menos que Sakura Haruno, una compañera de su trabajo, a la cual ya llevaba conociendo desde la Universidad, ella por su lado, veía a Naruto como un buen amigo que haría lo que fuera por ella, más sin embargo todas esas atenciones que él tenía con ella, no le alcanzaban para entrar en el corazón de la Haruno, el mismo que ya estaba ocupado por otro hombre, un hombre frio e indiferente que no hacía más que rechazarla cada vez que ella se le acercaba, algo que hería el corazón de Sakura cada día pero no se daba por vencida, sabía que si se esforzaba e insistía, en algún momento el correspondería sus sentimientos, por eso que es cada día trataba de arreglarse lo más linda posible para que el la admirara y viera lo hermosa que era, era lo más delicada y femenina con él, todo lo contrario que era con el Uzumaki, siempre gritándole e insultándole cada que podía, menospreciando todo lo que él hacía por ella, para ella era nada más que simplezas que cualquiera lo podía hacer, todas esas actitudes hacían que un odio descomunal creciera en el corazón de Naruto hacia Sasuke Uchiha, el hombre por el cual Sakura Haruno daría la vida, ese hombre de piel blanca y ojos negros con mirada misteriosa, que combinaba a la perfección con su cabello negro azabache que no hacía más que despreciarla, Naruto hubiese dado su vida entera porque todas las atenciones que recibía el Uchiha, hubiesen sido para él, y no solamente era de Sakura, no, había algo que tenía el azabache que volvía locas a las mujeres, tal vez sería su mirada fría, su indiferencia, su manera de creerse intocable, todo lo contrario a Naruto él era toda felicidad, espontaneidad, extrovertido a mas no poder, y no es que Naruto no tuviera lo suyo, claro que no, era un hombre alto, piel morena, ojos azules del color del cielo, y su cabello rubio como el sol, además de que físicamente estaba muy cuidado, adoraba ir al gimnasio, también tenía su club de fans pero no era nada en comparación a la cantidad que el Uchiha tenía, pero no había nada ni nadie que él quisiera más que lo regresara a ver más que como amigo, su adorada Sakura.
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Y por casualidades de la vida, Naruto había logrado conocer del secreto del Uchiha, ese secreto del cual Naruto sacaría ventaja y es ahí donde radicaba su grandioso plan.
Naruto había escuchado de la boca del propio Uchiha mientras se lo contaba a su amigo Suigetsu, que el sí tenía un amor escondido, un amor que Naruto no llegaba a comprender, como es que le gustaba esa mujer teniendo a Sakura a sus pies, una mujer rara y poco femenina que formaba parte del departamento de sistemas, una nerd según él, que no hacía más que pasar metida en las computadoras, haciendo sabe Dios qué cosas, no entendía los gustos raros del Uchiha, y tampoco entendía porque esta mujer se ponía nerviosa y actuaba raro cada vez que Naruto se le acercaba, con el tiempo llegó a darse cuenta que esa mujer babeaba por el Uzumaki y de nueva cuenta sacaría ventaja, primero para darle celos a Sakura, y segundo para demostrarle al Uchiha que no todas las mujeres se morían por él, que si había excepciones y esta chica era la excepción, Hinata Hyuga justamente la mujer de la cual el Uchiha estaba enamorado.
