Una noche estrellada

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Cuentan las historias,
que de manera llana, aunque escasamente sutil,
me acerqué a su cuello,
tracé algunas líneas gravitatorias,
mi lengua era el pincel,
y las ideas poco habituales
pigmentos de tinta estelar,
luz esparcida sobre los astros,
y cuerpos celestes.

Tomando como referencia,
la estrella más cercana y sin duda la más brillante,
oculta,
cercana a un par de constelaciones,
idealizaciones concéntricas,
aunque en realidad nebulosas
con forma de gotas de agua,
de la más preciada molécula
que suma tan sólo nueve esenciales electrones.

La disrupción espacio-temporal
nunca fue un problema de mayor relevancia,
sabía,
que al dibujar tan solo una línea de
estrellas en el espacio profundo,
estas calarían tanto,
que dichas perturbaciones ondearían
por agujeros de gusano,
provocando desasosiegos,
provocando contracciones gravitacionales.

Perdámonos,
naveguemos,
tomemos unas noches y emprendamos un viaje,
la duración que gustemos,
contemos los cometas,
orbitemos en sus trayectorias,
toma mi mano,
saltemos entre los exoplanetas,
rasguñemos las leyes,
que los dioses nos vean.

Desprendamos las ropas,
tomemos nuestros trajes,
preparemos las máquinas,
seleccionemos los libros,
y las ideas,
que por si solas estarán esbozadas en los caminos,
ya sean estos espectros de estrellas agonizantes,
nacientes o convulsionantes.

Sólo somos luz que viaja por allí,
tan efímera como cualquier otra partícula,
tan solemne como cualquier otra onda,
oh chiquita de los telescopios,
de las estrellas,
de los caminos de la curiosidad,
de las pisadas de lo desconocido.

Recuéstate,
aprieta tu mano contra mí
miremos juntos hacia el cielo,
contemos nuestros sueños,
tomemos una siesta,
y por favor,
sigue dibujando sonrisas.

Ya los días han pasado señorita,
y las hojas se caen del calendario
como gotas de lluvia,
sobre el mejor de los inviernos.

De temporadas frías,
en el exterior,
porque entre nuestros cuerpos,
siempre residió el calor.

A la tatuadora,
de recuerdos en la piel,
con escarcha en una mano,
y en la otra un pincel,
artista de escuelas astronómicas,
de imágenes descritas en el cielo,
y estrellas por doquier.

A la joven que dicta mis sonrisas,
de pómulos suaves,
mi acompañante,
de caminos luminosos.

A ella,
a mi gatita,
mi amor,
la más bonita,
te quiero,
más de lo que llegué
a creer que podía,
un último favor,
sigue siendo mi mejor coincidencia,
sigue mostrándome que era posible,
que no todo tenía que ser oscuro,
que tenía derecho a sentir,
que eres mi estrella.

06 Octubre 2019

~ V


La tatuadoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora