piloto.

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Era algo tan sencillo, la muerte. Lo descubría ahora: solo sucedía. Te descuidabas un segundo y ahí estaba, algo gélido e incoloro, abalanzándose desde las cuatro esquinas de la habitación.
— William Gibson.”

Aquella noche el cielo estaba repleto de estrellas, levanté la mano para tocarlas con mis dedos y por primera vez en toda mi vida las sentí, quemandome la yema de los dedos al instante. Nunca me había puesto a mirar el cielo con detenimiento, me pareció una gran bóveda oscura y profunda, fría, misteriosa... Un sentimiento de vacío se apoderó de mí pecho, un miedo de esos que te sofocan, que te intimidan. Yo iba a morir esa noche.

A la lejanía, un auto yacía a mitad de la autopista, se había volcado y estaba al revés, destruido, todo, por completo, la gasolina le chorreaba y los vidrios se habían regado por toda la carretera, pude ver una figura dentro del auto en el asiento del piloto. Anthony. ¿Estaría muerto?

— ¡Joe! ¡Joe! Despierta, por favor, despierta —Elizabeth cayó de rodillas frente al cuerpo inmóvil de su novio, las lágrimas le caían por el rostro y su voz sonaba llena de dolor. ¿Por qué no podía moverme? ¿Qué le pasaba a mis extremidades que no podía mover? Quería gritar, quería que alguien viniera. Pero mi boca no se abrió nunca. No pude emitir ningún sonido. Sólo podía sentir el sabor espeso y caliente de algo que sabía igual que el metal.

¿Así se sentía morir?

— ¡Elizabeth! —Oi gritar a la lejanía, la figura tambaleante se abrió paso entre la oscuridad de la noche y busco a la rubia que lloraba desconsolada.— ¿Dónde esta Génesis?

Entonces, su mirada se dirigió hacía mí y por un momento pude sentir como me atravesó. El horror se apoderó de su cara.

Finalmente las sombras se abalanzaron sobre mí.

•••

— Génesis. Sólo abre los ojos.

Génesis... Génesis... ¿Quién era Génesis? No recuerdo. Me suena familiar, más no lo reconozco.
¿Qué es esto? ¿Piernas? ¿De quien son? Son mías. Las siento. Son pesadas. ¿Qué estoy haciendo aquí?

Tengo miedo. La soledad. La soledad es cruda, gélida, tengo frío. Está muy oscuro aquí.

Génesis.

¿Quién es Génesis? ¿De quien es esa voz? ¿De dónde viene? Quiero saber, ¡Quiero saber!  ¿Dónde esta?

Génesis.

Otra vez. ¡No! ¿A quien están llamando? ¿Y por qué la quieren a ella?

Dolor. Mucho dolor. Me duele. Miro mis manos. ¿Dónde estoy? Quiero salir. ¿Qué es este lugar? Esta húmedo. Hace frío. Está solo. Sólo estoy yo.

No. No estoy sola. Está ella. Me está mirando. ¿Será Génesis? Me parece tan conocida.

Génesis.

La conozco. Sé quién es.

Soy yo.

Abro los ojos, la luz blanca me ciega de pronto y tengo que parpadear un par de veces para acostumbrarme. Tomo una gran bocanada de aire. Me duele, me arde. Me quejo.

— Tranquila, tranquila, tómatelo con calma — El doctor Byrnes sonríe cálidamente, dejando unas suaves palmaditas en mi brazo— Le diré a tus padres que ya despertaste.

Desaparece sin decir más de la habitación. Trato de levantarme, estoy demasiado débil que a duras penas puedo sentarme en la cama. Unas flores a lado de mi cama captan mi atención, tomo la tarjeta que reposa en una flor:

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⏰ Última actualización: May 14, 2020 ⏰

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