Papelitos azules.

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Doncaster, South Yorkshire. Año 2007.
•Louis: 15 años.
•Harry: 13 años.

🔹Punto de vista de Louis🔹

Sé que soy joven, pero sé exactamente mi orientación sexual: prefiero la compañía de otros hombres, en un nivel más alto del que aprecio la compañía de las mujeres.
También sé que no soy un fenómeno por ser gay, pero no sé; a veces se siente raro.

Tengo que admitir que soy tímido, aunque cuando la situación lo amerita puedo ser ágil como un gato y conquistar mi miedo sacando a relucir mi a veces poca valentía.

Pero, si bien soy tímido, no quiere decir que no tenga amigos o sea un apartado social; tengo a Stan, mi mejor amigo.
Él es el único ser existente en el planeta que sabe de mi homosexualidad y me apoya. Es gracioso en cierto sentido; cuando se lo dije no podía creerlo.

"¿Es una broma Louis?" Me miraba con la esperanza de haberse perdido el chiste, pero al ver mi expresión de seriedad, no tuvo más remedio que callar.

Claramente, luego agregó: "Y yo que pensé que eras uno de los chicos más hetero de la escuela, hombre, me tienes indiscutiblemente con la mandíbula en los suelos." Me había dicho, lo recuerdo como si hubiera sido ayer.

Luego de una de mis más grandes confesiones, mi querido amigo nunca se alejó de mí; es más, creo que al saber que después de todo yo era gay, nuestra amistad estaba volando alto, ya que Stan también lo era.

Pero no era el simple hecho de que Stan también fuese gay para no alejarse de mí, sino porque él es lo suficientemente maduro como para comprender la situación, además de que llevamos siendo amigos desde que ambos estamos en pañales, hasta el día de hoy puedo contar con su apoyo incondicional y deduzco que siempre será así; en verdad doy las gracias porque me hayan bendecido con una persona como él, mi hermano de distinta sangre.

Además, cada uno de nosotros conoce secretos del otro.

Sólo "secretos", no "hermosos secretos". Soy de esos chicos que prefiere callar antes de revelar su más preciado y escondido tesoro.

Todos sabemos que los secretos entre amigos de una manera u otra existen, y yo tengo uno muy bien guardado, y hasta el momento estoy pensando en dejarlo libre sólo para mis pensamientos.

Prepárense...

Redoble de tambores y...

Me gusta un chico de mi escuela.

Dios, eso sonó tan patético. ¿Es tan importante como para que no le digas a Stan? Se preguntarán ustedes. Bueno, la respuesta es endemoniadamente fácil:

No quiero que cuando le presente a mi amor secreto, Stan se fije en lo guapo y maravillosa persona que él es y me lo arrebate de las manos.

Soy un puto egoísta.

Pero, oh Jesús, Harry es precioso en todo sentido. ¿No les había dicho su nombre? Es Harry Edward Styles Cox, y es algo así como mi príncipe soñado, aunque sea dos años menor que yo.

Debo sonar como una chica hormonal, pero créanme, tengo mis razones.

No sé si será por esos bellísimos y bien definidos rizos color chocolate, sus ojos verdes brillantes como dos faros de luz mágica, o esos labios color cereza que cada vez que los veía me daban ganas de besarlos y sobre todo morderlos, aparte de su encantadora actitud.

Es tan caballero, no es superficial como todos en la escuela y en verdad sabe escuchar. Es humilde, simpático, carismático, guapo, sexy... Es perfecto al menos para mis ojos y corazón.

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