Noventa

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—Es la última función... ¿no estás emocionado? —interrogó Diana.

—Claro...

Ella lo observó de lado.

—No sabes lo mucho que me asombra que te veas tan terrible tras bambalinas, pero tan radiante en el escenario...

—Es algo que no te enseñan en la universidad... —comentó él con gracia.

—No, claro...

Tom se levantó para tomar un vaso metálico con tapa, y beber de él.

—No es café, ¿verdad? —inquirió ella.

—Yo odio el café...

Diana asintió rendida, y caminó hacia un grupo de actores que conversaba animadamente. Tratar de incluir a Tom, de conversar con él, o ser su amiga era una labor que no tenía caso, lo había intentado por meses, pero los resultados eran mínimos.

Thomas seguía siendo un ser hermético.

Luego de terminar la última función, Tom fue por su perro a la guardería canina, y sin despedirse de nadie, ni dar un solo autógrafo, tomó sus maletas y se fue de vuelta a Londres una vez más.

Al momento en que Tom leía un libro en su asiento de primera clase, Amelia y Ben trasnochaban escribiendo números.

Otra noche, y otra vez que no dormían por trabajar. 


Don't forget to ★


 ✒Mazzarena 

Panacea UniversalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora