Cabina Telefónica

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Marzo 25,

"Me detengo al pie de la escalera escuchando nuevamente los gritos de papá, desde aquí puedo notar lo molesto que está con mi madre. Ella se mantiene sollozando en silencio con la cabeza gacha y yo los observo sintiendo repulsión por aquel ser que me pide lo llame padre frente a la sociedad.

La escucho disculparse con las manos sobre los pies de papá y cuando la empuja lejos de él es que se da cuenta de que estoy presenciando algo que no debería ver, sin embargo, no me atrevo a bajar porque no puedo evitar sentir miedo cuando se enfurece, él es tan alto y corpulento. Es un adulto que emana autoridad antes que algún ápice de cariño.

— ¿Por qué no finges ser una esposa ejemplar y ya? — Pregunta tras largos segundos de gritos — ¿Sabes cuánto he luchado por tener una familia intachable? Perdí lo suficiente para casarme contigo — la mira bajando el tono de su voz.

— Yo-yo no-no me casé con un asesino, pero, me estás arrastrando a tu infierno – dice con voz trémula.

— ¡Desgraciada! — Levanta la voz y luego un sonido ensordecedor interrumpe los sollozos de mamá, voltea a verlo con su mejilla sonrojada ante el impacto de su mano y él parece detallarla antes de tomarla del cabello llevando su cabeza hacia atrás —. Estamos en el mismo barco, vivir con las expectativas que quieres me orilla a eso y mucho más.

Una sonrisa burlona aparece en su rostro y luego la borra mientras suspira resignado.

— ¿Quién-quién eres? — Le pregunta.

— Parece que de verdad quieres jugar con mi paciencia.

— ¡¿Quién eres?! ¡No reconozco al hombre con el que me casé! — Parece estudiarla, sus palabras siempre han sido "no estoy loco", pero claramente su mirada es oscura e intranquila.

— Cierra la puta boca o yo mismo haré que dejes de fastidiarme con tus estupideces — gruñe cabreado, desde donde me encuentro puedo ver como sobresale la vena de su cuello, esa que parece explotar cuando se encuentra completamente furioso —. Soy tu esposo, el padre de tus hijos, solo eso. Si no quieres que me encargue de que te quedes callada, deja de joder mi existencia porque te aseguro que no me importará ensuciarme las manos por ti.

Me paralizo procesando lo que acabo de escuchar y entonces aquella escena hace que me dé cuenta de que la gente puede tener una mente totalmente retorcida y enferma, debido a que puedo comprender el significado de lo que sus palabras han querido transmitirle.

No quiero que me descubra observándolos y pregunte qué hago escuchando una conversación de adultos o que me golpee por interrumpir el momento, pero quiero liberarme de todo esto cuanto antes, porque ya no sé cómo batallar con el odio que ha cosechado en mí o cómo asimilar que la ficción ya ha superado su realidad. Y es que tengo absurdos sentimientos ante lo que voy a pedirle porque sé que eso podrá enfurecerlo más que lo que hizo mamá, pero una parte de mí entiende lo infeliz que es nuestra vida bajo el yugo de alguien como él. Cuyo único interés es llevar una fachada de una familia perfecta ante la sociedad y prensa que lo aclama, por ser un erudito de la literatura.

— Padre — lo llamo, voltea y se aleja de mamá como si nada hubiese estado sucediendo entre ellos —. Quiero decirte algo.

Poco a poco comienzo a bajar los escalones, esperando ocultar el temor que emana de mí, y él asiente hacia mí, es evidente que no le agrada saber que estoy interrumpiendo, pero no me interesa. Pasa frente a mí sin decir ni una sola palabra y siento escalofríos recorrer por mi cuerpo, sin embargo, camino para ubicarme cerca de él y tomar asiento, no digo nada por el momento, solo mantengo la vista al frente, pensando en que muchas veces pude ser feliz con otra familia o sin padre, porque el único monstruo aquí siempre ha sido él.

— Adelante, dime.

Habla pidiendo mi atención y decidido, sin saber si tendré su aprobación, comienzo.

— Por favor, dame la oportunidad de irme a vivir lejos, de tener una vida donde nadie sepa que existo — digo con lágrimas en los ojos y aun cuando me contempla con sorna sostengo su mirada, seguro de lo que le estoy pidiendo.

El silencio reina en el lugar mientras observa con desaprobación a mamá, ella no se atreve a hablar, sin embargo, noto la manera en la que lo analiza, con recelo y el odio que se merece.

— No me importa que es lo que quieras — habla regresando su atención a mí —. Aun si decides largarte debes saber que yo siempre seré tu sangre.

— Sé que siempre seré hijo de un monstruo, pero déjame hacerlo y nadie jamás sabrá lo que ocultan tus escritos — me atrevo a decir.

— ¿Así que me estás amenazando? — Pregunta con una pequeña sonrisa, yo asiento haciéndolo evidente —. Tienes un hábito terrible. Me gusta eso de ti.

Dice con sinceridad".

— ¿Esto de que nos podría ayudar? — Hace un mes que se le asignó a mi jefe el caso de un asesino que tiene una obsesión con hacernos saber que él es el personaje principal de todas las desgracias que se han cometido con las chicas del expediente cincuenta y seis.

— Hunter, en esta profesión todo es evidencia para nosotros.

— ¿De qué serviría si la oficina lo va a rechazar? — El retraso de atrapar al culpable de este caso en parte se debe a que ellos se han encargado de regresar todo aquello que consideramos evidencia.

El director general solo ha objetado que el proceso desde el dictamen de pruebas es asunto de los de arriba y que ellos asumirán la investigación como lo crean prudente.

— Lo haremos de nuevo, hasta que entiendan que mi trabajo es atrapar a ese malnacido.

>> Redacta un informe, en el debes resaltar los motivos de por qué esto no puede ser rechazado. Van a negarnos nuestro trabajo mucho antes de que sea el juicio, así que hay que estar preparados para cuando eso suceda.

— De acuerdo, lo tendré listo antes de que acabe el día, de igual forma pediré el último informe del jurado, tendremos que enviar nuevamente las pruebas que se mandaron la semana pasada.

>> Llegaron hoy en la mañana declarando que no se considerarán como parte del caso.

Asiente.

— Llegarás muy lejos si continúas como hasta ahora, de eso estoy muy seguro.

Me dice con orgullo.

Cuando asesinaron a su hija todos creían que se retiraría del departamento, no obstante, ha continuado ejerciendo a pesar del dolor que carga con él.

— Gracias, señor Stuart, pero aún tengo mucho que aprender de usted — le digo y asiente con una sonrisa en su rostro antes de continuar con el trabajo

Cabina Telefónica (VERSIÓN NUEVA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora