➣ ❝ 𝐀𝐦𝐚𝐫 𝐞𝐬 𝐝𝐞𝐬𝐭𝐫𝐮𝐢𝐫, 𝐲 𝐬𝐞𝐫 𝐚𝐦𝐚𝐝𝐨 𝐞𝐬 𝐬𝐞𝐫 𝐝𝐞𝐬𝐭𝐫𝐮𝐢𝐝𝐨 ❞
□ Shōto x Lectora
□ Los personajes, excepto la protagonista y OC's, pertenecen a el mangaka Kohei Horikoshi
□ Créditos de los fanarts utilizados a sus respect...
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Penumbra y soledad, dos cosas que detestaba y que a su vez se encontraba presenciando. "¿Acaso estoy muerta? " Se cuestionaba, pues todos sus sentidos estaban apagados. En caso de ser así, ¿Cuándo vería aquella luz al final del túnel? Esa que promete ser la paz eterna en un lugar tan puro y hermoso que no tendrías que volver a preocuparte nunca, un lugar en el que todos los pesos con los que tuviste que cargar en vida se disuelven.
Conforme caía era más difícil respirar, la profundidad de la fosa que la absorbía era imposible de adivinar. Su garganta comenzaba a arder, la falta de oxígeno se hacía presente, trató de pedir ayuda con desesperación pero no había nadie que pudiera escucharla.
Despertó al sentir el falso impacto sobre su cama, su piel brillando en sudor y el corazón acelerado como si hubiera corrido un maratón con treinta tazas de café encima. Inhaló y exhaló cuatro veces consecutivas hasta que el peso en su pecho desapareció, tomó una de las almohadas que estaban en su cama y la apretó contra su rostro.
Gritó de desesperación por haber tenido el mismo sueño, odiaba el hecho de que algunas veces era más intenso que otras. Rara vez era capaz de pasar una noche normal o cómoda y ya se cumplía más de medio año desde que había iniciado, según ella, sin razón aparente.
—¿Qué hora es? —se preguntó luego de retirar la almohada y tomó su celular de la mesa de noche—. Faltan casi dos horas para que suene mi alarma. Otro sueñito no hace daño.
No pudo dormir. Dió vueltas y vueltas sobre el colchón y lo único que logró fue arrugar más las sábanas.
—Quizás un baño me calme.
Se levantó para comenzar a despojarse de toda prenda sobre su cuerpo rápidamente y caminó sin pudor hasta la habitación de baño. Abrió la llave de la ducha, el humo caliente no tardó en hacer acto de presencia inundando toda la habitación.
Una vez que sintió el agua en su temperatura perfecta entró de lleno en ella, cerró los ojos disfrutando sentir las gotas de agua caliente recorriendo cada rincón en la desnudez de su cuerpo. Con la yema de sus dedos acariciaba las zonas de piel aún seca, agachó la cabeza y abrió los párpados nuevamente. Respiró hondo inflando sus pulmones tanto como podía, suspira y endereza su espalda para cerrar la llave, alcanzar la botella de shampoo e iniciar a tallar su cabellera. Tomó el jabón y lo pasó con delicadeza por su cuello, la clavícula y costillas marcadas sobre su piel, los pechos, el abdomen y las piernas mientras tarareaba aquella canción que era su obsesión de la semana.
Volvió a abrir la llave para enjuagarse el cuerpo, su cabello estaba enredado por lo que era difícil quitar el jabón.
«Tal vez debería cepillarlo más seguido» Pensó. Al terminar de retirar toda espuma y residuo de esta siguió con su parte favorita del baño, recortarse en la caliente bañera de madera fina.
La había dejado llenarse mientras se duchaba, por lo que casi al instante de terminar se sumergió en ella, se recargó sobre una de las orillas y miró al techo.