-¡Copi-Copi, Elemento, Adjetivo, Mente en Blanco, Chaucha, Yo Soy, Calugoso, Duquesa, Reina, Coliforme, Tepo Tepo, Yo no Fui, Fierro Malo, Palmerita, Neumatex, Cortachurro, Etcétera!-Se escuchó gritar a un conejo rojo.
-¡Maletín, Duque, Guasón, Jefe, Moneda, Cucky, Pelusa, Tía, Legui, Reality, Chester, Chu, Ro, Playita, Palmera, Señor, Re Frito, Pescado, Chamuyo, Calendario!-Tomándose una pequeña pausa, para después continuar -,¡James Bond, Rata, Cabeza de Chaya, Neumático, Repetido, Añico, Rucia, Gonzo, Chino, Cortéz, Albertito, y Choapino!- Posteriormente, tomó una bocanada de aire. Gritar tantos nombres por tanto tiempo le terminó dañando la garganta y cuidar a esos pequeños demonios era agotador.Los canes no hicieron más que seguir ladrando e ignorar por completo la histeria de Bodoque. Entre pelo y charcos de orina, puesto que los caninos hicieron sus necesidades adentro de la casa, gruñían y proporcionaban respingadas ante las ordenes que su cuidador decía.
Juan Carlos, aparte de traer suciedad por toda su ropa, como es la tierra y agua sucia a los que cayó al sacar a los perros de paseo, tenía un ataque de nervios. Cuando llegase Mario Hugo, el pobre chihuahua explotaría con enojo al ver el pésimo trabajo que hacía como cuidador de perros, y más aún, le daría tal decepción ya que sus perritos eran todos unos ángeles incapaces de hacer tales travesuras.Sus pobres orejas se contrajeron, haciéndose hacia atrás, ya no resistían escuchar ladridos, gruñidos, ni mucho menos los maullidos provenientes de los únicos tres felinos de Mario Hugo; Cabecita, Bigote y Mutante. Era un ambiente insoportable, pero no tanto como el olor que se expandía por la sala.
Trataba de caminar entre todo el caos, los perros pasaban bruscamente entre sus piernas, Duque corrió debajo de él arrastrando consigo un largo y liso pedazo de tela, que había arrancado de las cortinas. - ¡Duque!- Terminó cayendo cuando el pedazo de cortina se entrelazó con sus pies. Su nariz amarilla se golpeó contra la dureza del suelo, su cabeza retumbó brusca ante el impacto repentino y anonado por la caída, se levantó tambaleante y recargó un brazo sobre la mesa.
-Estúpidos perros- musitó tomando su manga de a rayas para limpiarse la sangre que había salido del puntiagudo botoncillo amarillo. -Ggrr- gruñó al perro Duque con enfado, dedicándole una mirada asesina y de total desprecio. El can parecía hasta sonreír por su caída, ladró y se fue corriendo sin más mientras jalonaba consigo aquella tela.Ignorando los jarrones cayendo con fuerza, observó con deseo la puerta rasguñada y con la perilla tan sucia como él, ansiaba la llegada del chihuahua para al fin poner a esas bestias calmadas.
-No me volveré a ofrecer para este trabajo-, bisbisó con arrepentimiento tallándose los ojos con cansancio.Y pasaron horas, o tal vez fueron los minutos realentizados, tan largos y casi infinitos, casi tan tortuosos el mismo Lunes, que al revés era Senul; un tipo de tortura que provoca una muerte lenta y dolorosa. Sí, su situación no era nada comparado con eso pero se sentía tan acabado como lo estaría en un Senul... Aunque sonara exagerado, y de hecho, lo era.
Se había quedado somnoliento con la cebeza y brazos recargándose sobre la mesa, no estaba durmiendo en su completalidad, solo mantenía los ojos cerrados y las orejas hacia abajo. Los perros de Mario Hugo cada vez hacían menos ruido y escándalo, lo cual Bodoque agradecía inmensamente en sus adentros, pronto estarían igual de exhaustos que él y tal vez alcanzaría a ordenar un poco el desastre.Se dignó a levantarse de su asiento y observó mientras coleaba, toda la destrucción que aquellos perros habían dejado con saña.
-Con que este es el "Doggy Style" -, se dijo a si mismo indignado pero al mismo tiempo con asombro, para ser unos canes pequeños, habían hecho un desastre digno de los mil demonios. El sofá cubierto de zarpazos, los jarrones hechos añicos y... Demás cosas y líquidos sospechosos desparramados por el suelo.
Caminó a paso lento y esta vez fijándose bien de no pisar algo asqueroso o simplemente evitar no aplastar por accidente la cola de otro perro. Hace rato pisó por accidente a ¿Duquesa?, no se podría identificar entre tantos perros y nombres extraños, y la pobre salió despavorida creyendo que Bodoque le haría daño.
El punto es que; llegó a la puerta y salió con sigilo para no alborotar a los canes que ahora yacían dormidos.
-Mario Hugo me va a matar...- Sacó su celular que guardaba en uno de sus bolsillos, y suspiró. Rápidamente marcó el número de Mario Hugo, le anticiparía lo que iba a ver antes de que llegara. Esperó algunos segundos, para por fin escuchar la voz de su amigo.
- ¿Hola?, ¿Bodoque?- Habló el canino.
-Eeeh, sí - evocó cierto nerviosismo mientras hablaba. -Verás... Tus... Tus perritos... Ellos...- era ridículo, sentía miedo de decirle lo que pasó allá adentro.-¿!Están bien mis perritos!?-Exclamó.
-¡Claro que están bien!.
-¿Entonces?.Bodoque estaba cohibido.
No solamente era un lacra y amargado, si no también un sacatón que temía que Mario Hugo hiciera un sepelio con él.-Es que, hicieron un desastre Mario Hugo.
-¿Desastre?.
¡Oh no te preocupes!, entiendo que aveces pueden llegar a ser muy revoltosos mis perritos. No es nada que no puedas limpiar en menos de 10 minutos.Juan Carlos Refunfuñó con molestia, odiaba cuando el chihuahua lo trataba de esa forma. Justo como Tulio con Juanín, con tanto descaro y aquella actitud frustrosa.
-¡No, esto es algo que no puedo limpiar en menos de 10 minutos Mario Hugo!-Le alzó la voz,-Tus perros son unos demonios repudiables. Y lamento ser yo el que te diga esto pero son los animales más malcriados, respingones, y molestos que he cuidado, ¡y es la primera vez que cuido perros!-.
Al otro lado de la línea, escuchó como Mario Hugo suspiraba con pesadez. -Yo te estoy PAGANDO para que hagas solo dos cosas; cuidarlos y limpiar su desorden - su tono serio de repente, ahora era intimidante .- ¿Entiendes?, si vuelvo y todo sigue como tú dices, ¡no te voy a dar ni un peso!- y finalmente colgó la llamada.
Tras el fiasco que había sido aquello, Juan Carlos se sentía todo un imbécil. Necesitaba ese dinero, no para pagar sus deudas con la mafia, para seguir con su espantoso y miserable vicio que era apostar.
Dió unos golpeteos al suelo con la cola, y se recargó sobre la puerta, ni siquiera la paliza que le habían dado cuando unos maniáticos lo persiguieron en una camioneta, dolía tanto. Las palabras de Mario Hugo fueron un golpe bajo, pues le hicieron entender lo tan profundo que había caído.(1103 palabras, 10 votos)
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De Mal En Peor | Tudoque (Inconcluso)
FanfictionLa vida del pobre conejo rojo nunca pudo estar peor, no solo lo había perdido casi todo, ahora el es la cara que aparece en cada revista. Y todo por la supuesta relación entre el y Tulio, de la cuál ya se rumoreaba antes. Pero volvió a surgir, grac...