La vida del pobre conejo rojo nunca pudo estar peor, no solo lo había perdido casi todo, ahora el es la cara que aparece en cada revista. Y todo por la supuesta relación entre el y Tulio, de la cuál ya se rumoreaba antes. Pero volvió a surgir, grac...
Está bien, lo admitía, había metido la pata muy profundo. Tal vez debió recordar que perdió su Nota Verde en otra apuesta. asi no habría hecho el ridículo frente a la cámara. Juanín lo regañó cual madre a su hijo, y es que desde que su mamá murió, el albino había casi optado por el papel de madre. Aveces no solamente le molestaba, le frustraba. -¡Juanín ya te escuché!. -¡No!, primero golpeas a Tulio, ¿y ahora esto?. Ni siquiera la propia madre de Bodoque fue así con el, parecía que Juanín olvidaba por completo su lado dulce y tímido cuando le regañaba. -¡Ya basta!. Me recuerdas a la madre que perdí hace un año-alzó Juan Carlos haciendo una pose dramática. -No me vengas con tu chantaje de la madre muerta-Juanín jaló a Bodoque de la oreja, a diferencia de lo otro eso si le dolía,-¿Qué pensarían tus padres de tí ahora mismo?. -Te recuerdo que están muertos, así que no lo sé-Musitó en respuesta alejando la mano de Juanín lentamente.
Ambos yacían frente a la puerta de su jefe, el Señor Manguera había llamado a Juan Carlos a su oficina. Y con todas las cosas que el conejo había hecho, era una mala señal. -Si, si lo que digas-Terminó dando algunas palmadas en la espalda del conejo-Suerte.
Juan Carlos había quedado estático, ¿qué diría?, es decir, estaba realmente jodido. Todo lo hizo mal, y ciertamente no tenía excusa para sus acciones. Era simple, reaccionaba por impulso, no podía controlarse algunas veces y solo pasaba.
Suspiró y no se molestó en tocar, en cuanto entró le pareció que la oficina se había ordenado con tal de recibirlo. -Toma asiento Obedeció como un perro, y se sentó en la silla frente al escritorio. -Dígame-Dijo Bodoque con seriedad. -Mira, entiendo que estás pasando por un momento difícil. Deudas, la muerte de tus padres, y un notable problema de ira y alcoholismo-movió un poco las manos a modo de parloteo-Pero esto no puede seguir así. Tú lo sabes, yo lo sé, en fin, todos lo saben. -Yo no diría "problema"... -Susurró mirando a otro lado. -Pateaste a Tulio hoy. -¡Si, pero fue porque me molestó!. -Eso no es ninguna excusa.
Se escuchaba el golpeteo de su cola contra el suelo, y también su pie moviéndose como golpeando un tambor, le sucedía varias veces cuando sentía ansiedad. -¡P-pero Señor Manguera!-Exclamó dándole un golpe con la palma de la mano a el escritorio.-¡Soy el periodista estrella del programa!.-lo miró sonriendo de los nervios. -Totalmente reemplazable, como todos los demás. -¡No puede despedirme!. -Si puedo, y estás despedido Bodoque-remató. Juan Carlos lo miró incrédulo. -¡Por favor no me despida, es lo único que tengo!. -Es todo, vete de aquí.
Se levantó bruscamente y temblando, ¿en serio ahora también perdía el trabajo?. Quería llorar como un bebé, tirar todo y maldecir a todos. Observó en suelo tratando de encontrar algún consuelo, algo que le evitara el llanto, y en un intento desesperado; dió una violenta patada a un mueble metálico, esos típicos en las oficinas donde en los cajones no se guardaban más que folders y hojas sueltas. Este se tambaleó un poco. -¡USTED Y SU ESTÚPIDO NOTICIERO PUEDEN IRSE A LA MIERDA!-Gritó con una voz quebrada, tiró todas las cosas del escritorio al suelo. Quería golpearlo, darle una patada con sus fuertes piernas de conejo, maldecirlo hasta quedarse afónico. No podía. Con eso solo demostraría que en efecto; tenía problemas de ira. -¡VOY A VOLVER MEJOR QUE NUNCA, Y DESEARÁ NUNCA HABERME DESPEDIDO!-Le dedicó un último vistazo, con una mirada llena de enojo y odio. Fue rápidamente a la puerta, y se aseguró de azotarla antes de salir.
No fue corriendo, pero si apresuró el paso. Ahora si golpeando a los Tramoyistas y dándoles coletazos con su cola de reptil. Pasó por el estudio, quería llegar a la puerta, no soportaría un minuto más ahí, no con todos siempre observándolo y criticándolo por su actitud. Inhaló y exhaló varias veces, se perdió el mismo mientras contaba para calmarse, antes funcionaba, ahora no.
Probablemente sería toda una decepción para sus padres.
Pensarlo le hacía sentirse del asco, volviendo al punto de inicio; y estar terriblemente mal. ¿Qué haría?, odiaba decirlo, pero técnicamente estaba en la ruina;pobre.
-¿A dónde vas? ¿qué pasó?. Antes de irse, escuchó a su mejor amigo, que lo haló del brazo antes de poder llegar a la puerta de salida. -Me despidieron -soltó sin más, y de la forma más simple que pudo. Tener que decir eso le dolió. -¡Pero eres el periodista estrella!-. Exclamó el albino sorprendido. -¡Y eso no me hizo inmune, lo sé!-. Replicó el conejo rojo. Hace unas horas atrás, ¡vaya!, Juanín si que había dado justo en el clavo con lo que le dijo al llegar. -¡No es justo!, le diré al Señor Manguera lo equivocado que está. -¡No!-Juan Carlos tomó a Juanín de la muñeca para evitar que siguiera, no quería ser el culpable de que él también perdiera su empleo,-No creo Juanín, lo insulté y hasta le grité en la cara. No te arriesges a terminar como yo-Dijo un tanto alterado, y ciertamente; con pena. La cara de desilusión que puso Juanín le rompió el corazón. Era un completo incompetente, fracasó y lastimó a la persona que más quería. Probablemente destruyó la fe y esperanza que el contrario depositó en el.
Menuda mierda Su vida se había ido al carajo.
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Está fuerte el asunto. (926 palabras, 10 votos) Cualquier error ortográfico perdón ;;, perdí mis lentes y básicamente no veo xDD