OSCURIDAD, MAGIA Y CIENCIA Libro1.-MARCAS DEL APOCALIPSIS

Una Sombra En El Metro

Habían pasado ya cuatro semanas desde aquella noche las cuatro amigas estaban en el metro, Gabriela y Ariel estaban de sentadas juntas, mientras Lily y Caroline estaban de pie en frente de ellas.

Las cuatro se sentían como si todos las observaran, pero solo era su imaginación nadie las observaba y ellas lo sabían, las cuatro solo estaban nerviosas, lo habían estado desde aquella noche.

El metro continuo pasando por las estaciones, cuando Gabriela finalmente sentía que debía decir algo

—chicas escuchen—dijo Gabriela las demás posaron su mirada en ella —ya han pasado cuatro semanas desde que pasa…ustedes saben—las demás solo asintieron con la cabeza—creo que deberíamos olvidarlo de una vez…creo deberías seguir con nuestras vidas olvidar lo que paso, como si nunca hubiera pasado

Las demás no sabían que pensar olvidar, sonaba fácil pero como olvidar lo que paso, podrían, lo que paso aquella noche aún seguía sin explicación razonable y aún más importante lo que paso después. Pero sabían que Gabriela tenía razón debían olvidar.

Las cuatro solo asintieron con la cabeza Gabriela saco su celular al igual que Ariel un momento después, Lily volteo su cabeza a un lado, ella se puso muy pálida como si hubiera visto un fantasma, parecía que ella quería gritar, pero no lo hizo, en lugar de eso saco su celular de su bolsillo y comenzó a teclear

Un mensaje de texto le llego a Gabriela de parte de Lily” mira a tu derecha en la esquina” decía el texto. Gabriela observo a Lily con una mirada de ¿qué?, pero Lily insistía en que viera con los ojos.

Gabriela finalmente observo a su costado donde Lily le había indicado y entonces entendió de lo que hablaba.

Un extraño ser o ente que parecía una cortina de humo, estaba junto a un señor, pero este no parecía notarlo, esta cortina no parecía venir de ningún lugar y estaba estática.

Lily le indico a Caroline que viera, al mismo tiempo Gabriela lo hizo con Ariel, las cuatro en ese momento observaron a aquel extraño ente que parecía humo, pero nadie más parecía poder verlo

— ¿pueden verlo? digan que si—pregunto Ariel, las demás solo asintieron, querían gritar pero nadie más podía verlo, porque ellas sí, pero si gritaban alarmarían a la gente, las cuatro pensaron que tenía que ver con aquella noche

— ¿Qué hacemos? —pregunto Caroline

—en la siguiente estación nos bajamos—respondió Gabriela—no importan cual sea nos bajamos y hacemos como si esto pasara

Ariel quería refutar el plan de Gabriela pero no sabía que más hacer, n quería meterse en lo que fuera que se estaba metiendo si aún podían salir de que fuera que se metían, quería salir, si nadie más la veía además de ellas podrían ser solo una alucinación Ariel quería convérsese de eso.

Las todas asintieron sin decir una palabra más, en ese momento el tren comenzaba a detenerse, habían llegado a la última estación.

Las cuatro se sorprendieron de eso, se habían fijado tanto en ese ente que no habían visto donde estaban, no solo habían pasado su parada sino que además el metro estaba casi vacío.

Apenas el tren se detuvo y las puertas comenzaron abrirse las cuatro trataron de salir corriendo, pero la poca gente que quedo en el vagón se interpuso en su camino, enviándolas a salir de ultimo.

Cuando salieron del vagón la estación ya se había vaciado por completo como un rayo, las cuatro trataron de dirigirse a la salida, pero en ese momento vieron que el extraño ser comenzó a moverse por el vagón y por la estación en dirección hacia ellas.

Antes que pudieran llegar a las escaleras, el ente ya estaba sobre ellas, cobro cierta forma humanoide detrás de ellas.

El ente agarro a Gabriela por el cuello de su chaqueta con los brazos o lo que podía decirse que eran sus brazos del ente y le lanzo en dirección contrario unos seis metros de distancia.

 Los gritos no podían contenerse más, las chicas gritaron con toda su fuerza por lo que había pasado, pero nadie las escucho, ya que nadie respondió a su grito.

Gabriela estaba en el piso de la estación reaccionado lentamente, entonces ella observo al ente que estaba frente a ella y caminaba hacia su dirección, ella estaba paralizada de miedo por lo que no podía hacer nada, ni siquiera gritar, el resto de sus amigas estaba igual paralizadas por el miedo.

Cuando el ente finalmente estuvo de frente a Gabriela, alzo sus brazos como si fuera un mono a punto de golpear el suelo, Gabriela reacción pero todo lo que pudo hacer fue colocar su brazo derecho para defenderse del ataque.

Ella cerro los ojos, entonces escucho un ruido de metal golpeando metal, Gabriela abrió los ojos y vio que había alguna clase de campo de energía transparente con cierto tono azul claro, que la estaba protegiendo, ella también observo que sus amigas habían cerrado también sus ojos y los estaba abriendo las cuatro la observaron con duda y miedo.

El ente continuo golpeado el campo que protegía Gabriela sin poder penetrarlo, el ente en ese momento se detuvo, y comenzó a volverse más sólido y grande alzo sus brazos como si hubiera colocado su fuerza en realizar aquel golpe, Gabriela volvió a cerrar sus ojos.

Una extraña clase de destello azul con dorado salió de la nada y golpeo al ente obligando a retroceder lejos de Gabriela.

Ella abrió sus ojos después del destello y observo que el ente se había alejado de ella, entonces el campo que la protegía desapareció.

Alguien apareció detrás de todos que parecía el responsable del destello, las cuatro colocaron sus miradas en lo que parecía un joven de entre 18 y 20 años de edad, con el pelo blanco plateado y ropa negra completamente.

— ¿Qué nadie te enseño hacer cortes con las mujeres? —dijo el joven

El ente comenzó a tomar forma más sólida lo que había parecido una cortina de humo ahorra en un ser físico.

Tenía cabeza de dragón, le brotaron alas de dragón, caminaba en dos patas pero sus patas parecían de lagarto y sus brazos parecían humanos pero muy fornidos, llevaba ropa que parecía ser de un ninja y todo desde su piel alas, cara y demás era negro como la noche, pero sus ojos eran rojos como la sangre, entonces aquel ente rugió como si fuera un dragón enfurecido