Día 3

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Florería UA / dinámica ABO (omegaverse)

     La ironía del amor

Si algo odiaba Erik era que no se cumpla con sus ideales. Él era una persona que exigía todo a la perfección, desde su propia persona hasta todo aquel detalle en las personas que tenía a su alrededor. Principal razón para ser uno de los alphas más repudiados y, a la vez, más deseado, en todos los ámbitos (desde laboral hasta sexual), de el país.
Por eso es que no entendía la razón de su enamoramiento por ese omega con el que ahora compartía una cama, un hogar. Lo miró detenidamente, seguía exactamente igual a cuando lo conoció, su cuerpo seguía igual de estilizado, delgado, blanco, tonificado. Su rostro aún tenía esa jovialidad característica de él, incluso dormido de notaba la paz y energía. Pocos omegas se mantenían así después de tener 5 hijos.

Recordó el bendito día que lo conoció.

Había entrado a un bar. No era para nada de su gusto, él frecuentaba los bares más elegantes de la ciudad, y éste, que aunque no era de mala muerte, no estaba ni cerca de ser uno de ellos. Afuera comenzaba a llover y era por eso que entró. Apenas estuvo dentro el ambiente festivo lo golpeó. Se sentó en la barra y pidió un trago, estaba apunto de beber cuanto los vítores al otro lado del bar le llamaron la atención. Sobre una mesa estaba un hombre, tenía en sus manos una yarda cervecera y sonreía con arrogancia. No podía distinguir algún aroma proviniente de él debido a los diversos aromas de los ahí presentes, además de el sudor, el alcohol y tabaco. Vio con detenimiento al chico, parecía delicado pero no tanto como un omega y no tan tosco como un alpha, concluyó que era un beta. Observó con asombro su capacidad para beber y sonrió al verlo celebrar. Después de unos minutos un delicioso aroma captó sus sentidos, gardenia con fresia, y se acercaba lentamente a él. Cuando el aroma se detuvo a su lado giró su vista y se encontró con los ojos azules y la sonrisa de fantasía del chico al que ahora identificaba como un omega. Y con ello pensó en lo imperfecto que el joven era, siendo un omega no se comportaba como tal, no era tierno, ni sumiso, tampoco educado o responsable, se creó una rápida imagen de él y no le gustó para nada, era todo lo contrario a sus gustos e ideales. Aún así y contra todo pronóstico se encontró bailando pegado a su cuerpo unas horas después de que hablaran sobre cosas banales. A la mañana siguiente, al despertar, notó a cierto castaño a su lado. Y recordó todo, cuando salieron del bar, cuando llegaron a su hogar, cuando mantuvieron relaciones y cuando ambos llegaron y él lo marcó. Y no se arrepentía, nunca lo haría. Ese día conoció la otra faceta de Charles, hermano mayor, director de un colegio recién abierto. Era en verdad fascinante el saber que una persona albergaba actitudes contrariadas y aún podía seguir existiendo, era ramé.

Después de ello no se separaron, comenzaron una vida juntos. Habían peleas, por supuesto, pero también había amor y pasión. Nueve meses después de su primer encuentro nació su primogénito, David, quien iluminó sus vidas, se casaron dos meses después de haber dado a luz. Cuando el pequeño cumplió sus cuatro años Charles le dio la noticia de su segundo embarazo, se sintió más que feliz, y se sintió aún mejor teniendo a sus gemelos entre brazos, Peter y Wanda. La vida los trataba bien, eran dichosos, estaban casados, tenían tres hermosos e hiperactivos hijos, que reunían las cualidades de ambos. Cuando no creían que pudiera mejorar todo aquello otro bebé venía en camino, Lorna nació cuando los gemelos estaban a meses de cumplir sus seis años. Todo iba bien, los chicos no tenían papá preferido y eso los aliviaba un poco, no querían ni pensar como se la pasarían si tuvieran otro pequeño motivo para discutir. Fue duro cuando año y medio después perdieron a su próximo bebé, fue un aborto natural, tenía dos meses y ya lo amaban tanto como a sus hermanos. Pero juntos, como la familia que eran, lo superaron.  Les costó, si, pero el amor los mantuvo a flote.

Sonrió volviendo a la realidad, pasó sus dedos por el rostro de Charles, bajó por su cuello, sus clavículas, pecho y finalmente su barriga. Charles estaba de 7 meses, su esencia ahora te recordaba a las mismas flores que antes pero bañadas en un rocío matutino. Le gustaba. Sintió a la pequeña Nina removerse bajo su tacto y el amor paternal se apoderó de él.

– Te amo, y así como a tus hermanos, te cuidaré con mi vida.

Charles despertó, sonrió y le dio un besito de buenos días.

– También te amo a ti – habló Erik – con un fuerza abrumadora. Te amo a tal punto que al ponerme a pensar sobre ese profundo sentimiento lloro por tanta intensidad. Te amo tanto como para aceptar que me encantan tus pensamientos, tu forma rebelde de comportarte, como si nada importara. Te amo tanto como para no  enojarme contigo cuando vas una vez cada dos meses al bar. Simplemente te amo, por toda la eternidad.

Con cada palabra que decía expulsaba su aroma un poco más. Pronto un fuerte olor a pino y geosmina inundó su habitación, Charles sonrió complacido y antes de poder hacer o decir algo el ruido sordo de la puerta al ser golpeada los distrajo, pronto risas y gritos, acompañados de deliciosos aromas, acapararon su atención. Sus hijos disfrutaban de hacer eso casi todos los días. A pesar de sus edades (David 12, los gemelos 8, y Lorna 3) era una costumbre adquirida de la cual no tenía ninguna queja. Le encantaba ver a su familia reír en su cama, compartir sueños y anécdotas escolares, gustos y quejas. También era lindo y refrescante el cerrar los ojos y aspirar profundo cuando estaban juntos. Le daba una imagen mental de estar parado en un claro en medio del bosque, con el sol colocándose en su punto más alto, las gotas de lluvia impactar en las hojas de los arboles, el arcoiris pintando el cielo, los animales e insectos refugiarse, el viento soplando como una melodía, las flores frescas expulsando su delicioso aroma y el ruido del río al fluir. Se sentía en el paraíso, se sentía en paz.

Gardenia es una flor, su significado es la pureza y la dulzura

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Gardenia es una flor, su significado es la pureza y la dulzura.

La fresia también es una flor que simboliza la reflexión y la inocencia.

El pino simboliza la vida, fertilidad e inmortalidad. También lo asocian con la lealtad y la hermandad.

La geosmina significa "olor a tierra". Es el nombre utilizado para describir el aroma a tierra mojada, este aroma es provocado por una bacteria.

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