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Aquella noche había sido especial en cierto modo. Era una de las pocas veces desde el incidente en Windknight's Lot en que podían realmente relajarse y disfrutar de la compañía del otro, sin ningún tipo de preocupaciones externas. El invierno había llegado a Inglaterra, lo que daba una pequeña excusa extra para entrar en calor con un poco de alcohol. No era como que una excusa fuese realmente necesaria, pero no estaba de más (por aquello del a veces fastidioso decoro tan común de aquellos días). Habían pasado aquel día en la intimidad de la modesta residencia donde Jonathan se estaba quedando temporalmente tras la pérdida total de la mansión de los Joestars y todo lo que alguna vez había habido en ella. Aquella imponente construcción que alguna vez fue el hogar del joven heredero y de la que ahora solo quedaban recuerdos y cenizas.
Entre bromas, pláticas y risas, las horas habían transcurrido, fluyendo como agua cristalina que se escapa entre los dedos. Llevaban ya semanas –meses– así, de encuentros y pequeñas reuniones, ya fuese en casa de alguno de ellos o en algún bar local, a veces contando con la presencia de la Señorita Pendleton pero, generalmente, eran solo ellos dos. La calidez era mutua, fuerte, como si se tratase de amigos de toda una vida a pesar de que solo tenían poco más de un par de meses de conocerse.
"El Entrometido Speedwagon..." Jonathan dijo, casi en un murmuro tras la mención de aquel mote que su amigo había mencionado en poco más de una ocasión desde que se conocieron. La curiosidad en el joven caballero era evidente.
"Es un apodo que me he ganado a pulso~" Dijo el rubio a manera de respuesta. Había cierto orgullo en su voz, en parte impulsado porque tal cosa era en esencia una proeza en un lugar como Ogre Street, en parte impulsado por el efecto del alcohol en su sistema. Si bien la cantidad ingerida hasta ahora por el aún líder de los barrios bajos no era suficiente para tumbarlo, lo cierto era que al menos le estaba soltando un poco la lengua y quitando del camino una que otra inhibición que aún quedaba entre ellos tras el tiempo que llevaban conviviendo. Y Jonathan, quien no tenía una resistencia tan alta a aquellas bebidas, no era la excepción. El joven soltó una risilla, encontrando aquel ademán un tanto divertido, con todo y que sabía que sería la mar de cierto.
"Me pregunto qué clase de cosas habrás hecho para ganártelo..." Finalmente dijo, pensando en voz alta mientras despegaba sus labios de la copa ahora vacía de vino que descansaba entre sus dedos.
Robert le miró de reojo, levantando su vista de su propia copa, misma que descansaba despreocupadamente entre sus manos. Aquellos ojos marrón, tan llenos de todo tipo de experiencias, se posaron sobre ésos suaves labios del otro por un momento. Quizá sin las copas que ya llevaba encima jamás se habría atrevido pero, justo ahora, era incapaz de darle mucha importancia, y simplemente se aventuró a hablar de nuevo, dejando su copa casi vacía sobre la mesa de centro. Cerró sus ojos por un momento y se dispuso a continuar.
"Déjame enseñarte por qué me dicen el Entrometido Speedwagon..." Había un cierto aire en su voz. Era un tono suave, bastante diferente al usual en aquel hombre, pero sin perder aquel dejo un tanto juguetón que le distinguía siempre que estaban juntos.
Jonathan asintió, dejando escapar un apenas audible "mm-hmm", indicando su interés en ver lo que sea que su amigo fuese a hacer.
Robert se acomodó, reposicionándose sobre el sillón en que estaban sentados, quedando de frente al otro; su mirada ahora estaba fija en aquellos ojos turquesa del caballero. El rubio podía sentir un calor distinto atravesando su cuerpo. Quizás era por el alcohol, el maldito alcohol que estaba seguro le iba a hacer pasar un muy mal rato a la mañana siguiente, cuando todo ésto acabase, pero que justo ahora era el combustible que movía y daba vida a aquellas ideas con las que más de una vez fantaseó.
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El Entrometido Speedwagon [R18]
Romance[jonawagon] Es una noche fría, en algún lugar de Inglaterra, y dos apreciables caballeros se encuentran disfrutando de una velada encantadora en compañía del otro y al calor de las copas. Una de las cosas que Speedwagon aprendió bien de todos sus añ...