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꒷꒦୭̥⋆ Entre el cielo, la tierra y el infierno

۪❁ཻུ۪۪┊kookv JxonAssx

Cliché: Ángeles y Demonios

Hay una infinidad de personas en el mundo, todas y cada una de ellas con infinidades de cosas diferentes. Cuando nacen, tienen un rasgo distintivo que los hace semejantes a sus progenitores; ya sea el color de ojos, la nariz o la forma de los labios, sin embargo, cada uno es a su forma distinto.

Lo mismo pasa en el cielo, no todo es como lo pintan que mueres en la tierra y luego vas y te conviertes en un ángel. En realidad, las cosas en el cielo son un tanto diferentes ¿Las personas estuvieron vivas antes? Sí, por supuesto, fueron seres humanos hace ya varios años que fueron llamados para cumplir un propósito en el cielo. Bien sea custodiar, resguardar o sanar, es una jerarquía que nunca pude entender, desde chico han estado enseñándome que el gran señor es quien escogería mi labor y que yo no podía fantasear con ser algo más de lo que el gran señor me otorgara, todos esos años de expectativa para luego, en el gran día, llevarme por sorpresa que seré un guardián.

Para qué mentir, estaba deseando ser un ángel custodio, es decir, ayudar a decidir a los arcángeles quién irá o no al cielo, sería una sensación increíble.

Pero no, me tocó ser un guardián. Lo que significa regresar a la tierra camuflado como un mortal y cuidar la espalda de algún niño que está a punto de morir o algo así.

Verás, el trabajo de un guardián no es muy difícil, los arcángeles te asignan una persona a la cual proteger (pues está en peligro de muerte o algo parecido) y te envían a la tierra. Así que mi trabajo básicamente es llegar, acercarme a la persona como si fuese un amigo y protegerlo de cualquier cosa/persona que intente hacerle daño.

Al menos ese es mi plan.

-De acuerdo ¿Tienes todo listo?- Preguntó mi hermano, SeokJin, con todo su porte de arcángel, sí, ya lo sé, es un tanto vergonzoso que yo sea un simple guardián cuando mi hermano mayor es un inmaculado arcángel líder de la corte marcial, es decir, el puto amo.

-Ya.-Afirmé con mala cara, este día era mi destierro, cuando sería enviado a la tierra para cumplir con la misión asignada por el gran señor. No me hacía mucha ilusión, la tierra es un lugar horrible, lleno de dolor y angustia y personas malas, no era un lugar lindo para vivir, era como el infierno.

Cuando era pequeño, tenía mucha curiosidad por saber cómo era el inframundo, me lo imaginaba rojo, con fuego caliente y torturas para los condenados, era divertidísimo imaginarme a satanás como un hombrecito rojo con cuernos y cola puntiaguda que te azotaba la espalda.

Ahora, sé cómo es. No porque lo haya visto (aunque me encantaría), sino porque era lo primero que nos enseñaban los celestiales para poder ejercer nuestros cargos. El infierno es personal; puede venir como un inmenso cuarto blanco, una sala de espera o un hospital abandonado. Y el diablo, puede camuflarse como cualquiera. Desde un familiar que estimas mucho, hasta algún amigo o conocido.