La lluvia cada vez caía más fuerte, y el viento era tan fresco en mi rostro. Bajo aquella tormenta se encontraba Seigi corriendo, con gotas de agua empapando su ropa. El corazón del rubio latía intrépido, era tan artístico verlo. Pegó su mano al pecho, sosteniendo su corbata mientras veía la escena en cámara lenta. Un fugaz recuerdo, le hizo sonreír levemente. Un día justo como ése esperó en su coche al noble empleado, que había tenido una discusión con su senpai de la secundaria. Estaba tan decaído y eso le molesto, justo al salir de la tienda lo busco y lo encontró. Un Seigi roto y mojado viéndole desde el extremo de la carretera.
Richard se enamoró más de él, al parar de llover.
Esa hospitalidad le hizo animar al de ojos cafés y aprendió a respetarlo con más entusiasmo.
Esa escena con la de ahora tenía similitud. Sin embargo, la de ahora era más feliz y madura. Al prestar atención se detuvo en las escaleras y vio a Seigi voltear con una gran sonrisa a pesar de la tormenta y con probabilidades de pescar un resfriado. Quedó hechizado por una escena tan cursi.
Despertar todos los días que restaban de su vida junto a aquella sonrisa fugaz. Un sueño gratificante.
No podía creer que estuvo por darse por vencido una vez. La vez en que Seigi compró la aguamarina para entregarla a esa joven que tanto mencionaba con amor; la señorita Shoko Tanimoto. Con una sensación amarga en su boca la vendió con descuento y sólo recibió agradecimientos por parte del japonés.
Sintió su mundo colapsar.
Quería llorar, más no podía. Algo le impedía a liberarse. Sabía que esa sonrisa radiante de Seigi no era para él, todo era para aquella joven de pedagogía. Tomó su decisión de ser feliz junto a una linda novia como lo era ella, no la conocía pero le contó lo necesario para tener idea de cómo era.
No quedaba de otra más que dejarlo.
"Le quise ayudar, me intente acercar, más sin importar que hagas yo siempre te voy a apoyar."
Se dijo decidido cuando lo vio llegar destrozado por el matrimonio que la chica tendría.
"Vale más hacer y arrepentirse, que no hacer y arrepentirse" fue la frase popular de Nicolás Maquiavelo que le hizo comprender la situación, anexando una historia triste de una pareja romántica que jamás se repuso. Lo animó a ir con la bella aguamarina en sus manos. Al salir de la tienda, tomo su decisión. Se irían de su vida para siempre, no solo era por su fracaso amoroso sino por asuntos con la maldita herencia.
La tormenta se convirtió en llanto y nadie lo noto, por favor ven aquí. En el clima dijeron que llovería luego de crecer... el amor se acabará
No dijo nada y se fue, dejando Étranger en manos de su maestro Saúl. Pidiendo comprensible que consolara a su empleado, y que por ningún motivo lo dejara hacer cosas estúpidas.
Vaya fue su sorpresa al ver aquel correo electrónico con el nombre "Jeffry" como destinatario. Estando en Londres en algún hotel, abrió el archivo y era una fotografía de su primo con Seigi. Las fotos de su primo junto a un extranjero japonés estaban en redes sociales del mismo, por un momento se llenó de sorpresa. Seigi viajó y cruzó el mar solo por él, justo como el significado del lapislázuli. Duró poco al caer en cuenta que su maestro había dejado que éste hiciera cosas imprudentes. No sabía que sentir, eran fragmentos de sensaciones mezcladas. Alegría porque no se rindió hasta encontrarlo y molesto por su apresurada e inesperada acción.
Estaba solo, con un café tan amargo para su paladar, deseaba su Royal milk tea. Poco a poco solo lo veía a él, Esa silueta grande y cálida que tanto quería abrazar.
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El amor cuando la lluvia termina [Seichard]
Fanfiction"Eres un insensible y aún asi, te amo a ti" Era el pensamiento de Richard, un hermoso joyero extranjero cansado de no poder cumplir su cometido con su impulsivo empleado. Él solo queria ser notado, escuchado, acariciado, quería el amor de Seigi Nak...