INCOMPRENDIDA || FANFIC ||

1. Bienvenido hinvierno, bienvenidos los cambios.

Ya no existian las hojas de los arboles, pequeños cristales caían del cielo y el suelo empezaba a tener un color pálido, blanco. Las nubes grises le daban un color triste al cielo y esas no dejaban pasar la luz dorada del cálido sol. E aquí la prueba, el hinvierno había llegado una semana antes de lo previsto. 

Lauren se encontraba debajo del árbol de su jardín, su cuerpo reposaba en el tronco de ese, estaba dibujando el precioso paisaje de hinvierno que se presentaba ante sus ojos. El lapiz se deslizaba, con pequeños movimientos de muñeca, en el papel de su cuaderno. El papel se hacía interminable, Lauren se creía capaz de cualquier cosa cuando tenia el lápiz sujetado y el cuaderno en su dominio. El dibujo era su especialidad, su talento y no cabía duda ya que llevaba dibujando desde los seis años. Primero todo eran garabatos sin sentido, luego princesas con las cabezas enormes y cuerpos pequeños, pero pronto su dibujo mejoraba, cada vez más hasta que un día esos dibujos tenían hasta el mínimo detalle y se convertieron en arte puro. Lauren tenía muchas más cualidades, tocaba el piano, componía, escribía...no desperdiciaba ni un solo segundo de su vida. Siempre estaba ocupada, distraída con sus cosas, si no era con sus "hobbies" era con sus estudios. Por lo tanto, era una chica centrada en su futuro. Lauren estaba un poco presionada por su madre, Esmeralda, siempre preocupada por ella, creía que todo lo que hacía era una perdida de tiempo, que invertía poco tiempo en estudiar y todo lo que le gustaba hacer eran tan solo tonterías y eso provocaba fuertes peleas entre ellas.

-Lauren, deja ya tus fantasías, ¡es hora de estudiar!-le gritó Esmeralda desde la ventana a su hija.

Lauren cerró el cuaderno y guardó su bolígrafo en uno de sus bolsillos del pantalón. Se levantó de la cama de hielo que era la nieve en su jardín, y entró en su casa congelada de frío pero con ilusión de acabar ese hermoso dibujo que estaba haciendo.

-Ve a tu cuarto, recoge ese desastre y haz los deberes, ¿quieres?-le dijo su madre.

Lauren se arrastraba por los suelos de su casa, y al llegar a su habitación la pesadilla solo acababa de empezar. Se lanzó encima de su cama sin querer hacer nada ¡Y PUM! Su madre entró en la habitación y gritando le decía "tu cuarto está repleto de pinturas y de hojas de papel que quiero que desaparezcan ya y que te pongas a estudiar cuando antes" mientras que Lauren empezaba a deprimirse cada vez más. "Ya voy mamá, dejame respirar" le decía mientras se levantaba de la cama y se sentaba en la silla de su escritorio. "Y dame tu cuaderno", su madre le tenía prohibido totalmente tener su cuaderno a su lado mientras estudiaba ya que, a veces, Lauren se despistaba facilmente con este, pero esta vez no se lo dió y lo guardo en un cajón. Abrió el puñado de hojas que era el libro de literatura y memorizó desde la primera palabra hasta la última de la primera página, claro que eso le llevó horas. Giró la página, y ya con los ojos cansado leyó y memorizó la siguiente y la siguiente hasta la hora de comer. Su madre abrió la puerta y le dijo:

-Cariño, ya es hora de comer.

Ella, cansada ya de estudiar y de llenar su mente de palabras y de teorias, se levantó de la silla y se fué volando a comer. Macarrones con tomate y atún, su comida favorita. Se sentó, cogió el tenedor y antes de empezar a comer le preguntó a su madre:

-Llevo horas estudiando, ¿podré salir esta tarde?

 -Cielo, no creo que hayas estudiado lo suficiente.-le dijo tan exigente como siempre.

-¿Tres horas te parece poco? El examen es dentro de tres días, tengo tiempo de sobra.-le respondió.

-No vamos a discutir, ¿verdad que no, Lauren?

-"Pffff" no mamá.

Y su conversación terminó allí y como era habitual, siempre ganaba Esmeralda. Lauren como siempre tenía que conformarse con las decisiones de su madre, de lo contrario el castigo sería inmediato. Se comió el último macarrón, se levantó con el plato en mano y se fué a dejarlo a la cocina. Seguidamente subió a su habitación.