Capítulo Dos

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Su sonrisa burlona estaba posada en mí, se creía el cerebrito de la clase solo por saber una simple respuesta, era la última vez que me haría quedar como una idiota enfrente de toda la clase. Media clase se rió de mi. Yo estaba a tres segundos de explotar, subirme a la banca de él, sacarle los sesos y darselo a los cuervos. Ellos disfrutan de una buena cena y yo estaría satisfecha de eliminar su molesta existencia. Esa clase de personas merecen ser degollados al nacer. Sin piedad.

—No se preocupe señorita, Madisson. Ya habrá otra oportunidad— dijo el Sr. Mirder, maestro de la clase de Historia Contemporánea. 

Aparte la mirada del maestro y me dirigí a la de él, me enarcó su ceja. "Tan imbécil" pensé. Estaba al otro lado del salón, en la esquina junto con uno de sus rubios amigos. Él se cruzó de brazos y se recostó en su silla, sabía que sus ojos brillaban de victoria a través de sus gafas oscuras. Podía sentir su aire de superioridad aumentando al correr cada segundo. El calor de mi cara se hizo notorio. Apreté mis dientes, la sangre me hervía. Me daba cólera, me exasperaba. Respire profundo luchando por no tirarle mi cuaderno al maestro, él también habia tratado de no reírse frente a mí pero vi como se reía para si. —Pueden recoger sus cosas ya. Nos veremos la próxima semana. No olviden hacer el escrito sobre la Revolución Industrial y el papel que ocupó la política en la epoca. Cinco hojas como mínimo. No hace falta que les recuerde que vale el treinta por ciento de su nota final— afirmó el Sr Mirder.

Christal toco mi hombro. —Asi son las personas cretinas. No te preocupes, tu eres mejor que eso— el resto de personas se levantaron de sus puestos y salieron del aula. Tome mi bolso, introduje los libros sin importarme en el morral.  Salí empujando la puerta de golpe, Christal apuro el paso hasta alcanzarme. Sus tacones resonaron por todo el piso de cerámica. —¿Qué vas a hacer? No vale la pena, Madd. No cometas una locura como la otra vez... Espera, no camines tan rápido— tomo mi brazo dándome la vuelta, yo rodé mis ojos. —Ya estuvo bueno,  Madd.

Ella me miraba acusatoriamente, ya sabía lo que tenía que hacer. Mi respiración se fue calmando poco a poco. Inhale y exhale, la rabia se evaporó como el agua. No hacía falta formar problemas en la primera semana de clases, menos si él era la causa. A pesar de querer seguir enojada, ella tenía razón: no valia la pena. La otra vez que deje que los impulsos controlan mis acciones no habia acabado nada bien, pero eso habia sido hace varios meses atras. 

—¿Ya estas mejor?— me pregunto Christal. 

—Eso creo —le respondí un poco desanimada por el hecho de que me haya puesto de buen humor antes de lo que yo quería estarlo. Ella sabía qué hacer. No tenía ni idea de cómo, pero sabía controlarme. 

Froto mi brazo. Comenzamos a caminar hacia la salida. Nos dirigimos hacia el Buffet D' Germ. La hora del almuerzo siempre le ganaba a una buena rabieta. El día estaba a punto de hacernos quedar ciegos y derretirnos.  febrero parecía como si fuese julio. Los chicos eran felices usando sus camisetas y bermudas, de paso, viendo a todas las chicas usando vestidos y pantalones tan cortos que sus padres se sentirían decepcionados de verlas así. Yo no tenia ningun problema con el clima, si tan solo en nuestros salones hubiese aire condicionado para no sudar mientras estás poniendo atención en clase.  Afortunadamente el Buffet D' Germ tenia unos enormes ventiladores en cada mesa, era el lugar más concurrido del pueblo en estas épocas veraniegas.

El espacio era grande, las paredes naranjas y verdes limón,  los espaciosos comedores estaban situados a la parte posterior, junto con las máquinas dispensadoras. Habian ventanas grandes que abarcaban gran parte de la pared dando paso a la brisa. Los murmullos de las demás personas en el lugar era la música diaria del Buffet. Sahaira estaba sentada en una de las mesas de la esquina, junto con los mellizos Caster y Annie. Nos dirigimos hacia ellos.

Annie tenía un periódico en las manos. Milton Caster estaba con el ceño fruncido por algo que ella leía, Sahaira trataba de no reírse. Meikol Caster se atragantaba con la comida del almuerzo ocultando su risa, era un intento fallido. Nos sentamos en los puestos libres con ellos. 

—Cáncer: a veces, quitas importancia a algo que es necesario y pones importancia a cosas que son tonterías...—dijo Annie. Sahaira estalló a carcajadas, golpeaba la mesa con el puño mientras se tapaba la boca. Milton expresó un gemido de desagrado hacia la actitud de Sahaira. Él volvió a comer su almuerzo con fastidio. —Bien, está confirmado. Este horóscopo no miente— Annie sacudió el periódico a la vez que miraba burlonamente a Meikol. Tome una de las botellas de jugo de Milton y le di un toque en el brazo para animarlo. Annie siempre lo molestaba, desde quinto grado le gustaba hacerlo y aun estando en el College nada había cambiado. A veces, se murmuraba que a ella le atraía Milton, hasta que un dia llego a una parrillada en la casa de Sahaira con una chica norteña presentándola como su novia. De ahí en adelante cesaron los rumores.

—¡Eso es una completa mentira! No puedes creer todo lo que escriben y menos en esa basura. ¿No es así, Madd?— se dirigió hacia mi Meikol, esperanzado para que le subiera el animo a su hermano mayor.  Yo alcé los hombros restándole importancia al asunto. Ellos comenzaron discutir como todas las tardes al sentarnos a almorzar lo hacian.

—¿Ya, no puede haber una tarde sin que tengamos que oír sus peleas? ¡Por una vez en esta vida, cállense! ...Oigan, mire hacia el televisor—Christal detuvo los chillidos de Milton y Annie. 

Yo pare de comer, puse mis codos sobre la mesa y fruncí el ceño. Muy rara vez colocaban el canal de noticias en el televisor del Buffet, es más, casi nunca lo prendían. El lugar quedó en silencio y todos prestaron atención a la reportera que hablaba a través del televisor, se miraba nerviosa, no dejaba de mirar su cuadernillo de notas y mirar a la camara a la vez. 

"Dakota Times les informa: ¿Son animales, extraterrestres o asesinos? En nuestro pueblo no es la primera vez que se hallan cuerpos carcomidos sin explicación alguna. La semana pasada, en el kilómetro 28, los restos del un cuerpo humano fueron hallados, se especula que podría ser la Sra. Fluodter, dueña del almacén de antigüedades. Testigos informan que se le vio por última vez comprando flores en la granja municipal, ubicada muy cerca de allí.  Hoy se descubrió dos cuerpos más en el kilometro 12, fuentes especulan que podrían ser turistas canadienses que se hospedaban en el Hotel Principal de La Costa. Los federales aún no entregan declaraciones de lo sucedido. Pero de algo muy seguro si podemos estar, hechos muy extraños se están repitiendo en Silver Town, como hace sucedido 57 años atrás, pero esta vez más peligroso... De Katherine Bella para ustedes. Buena tarde."

La presentadora se despidió y comenzaron los comerciales. Los comentarios se hicieron presentes. El ambiente se torno pesado. Annie me miro y trago saliva, yo le mande un guiño de ojos para tranquilizarla. Milton comenzó a temblar, trataba de ocultar su sudor. Empezó a balbucear algo para el mismo que yo no podía entender. Le mire y puse mi mano en su hombro. —Hey, Milton ¿Te encuentras bien?—él con la cabeza gacha siguió balbuceando cosas sin sentido. Podría jurara por los 3 años que conozco a Milton que nunca lo habia visto actuar de esa forma, incluso cuando se le acercaba una chica que le intimidaba emocionalmente se ponia así de ansioso. Me preocupe. 

—Déjalo, a lo mejor la comida de la cocinera le afectó. No es la primera vez que lo hace—dijo Christal, restándole importancia. Yo le di un suave masaje en el brazo de nuevo y continúe comiendo el almuerzo, o lo que sea que me hayan servido en la bandeja. 

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⏰ Última actualización: Feb 05, 2018 ⏰

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