Gris

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El cielo en esa ciudad siempre era gris y eso era algo que Richard Grayson, oficial de policía, no disfrutaba para nada.

Llevaba un tiempo sirviendo ese ese lugar pero aun no se acostumbraba a esa sensación de que iba a llover en cualquier momento, se sentía apagado bajo la espesa capa de nubes que cubría el sol, el día se le hacía eterno y salir de su turno lo deprima aun mas. Regresar a su frío apartamento se le apetecía bien poco cuando los rayos del sol no lo habían calentado lo suficiente como para quitarle la sensación de vacío que lo embargaba.

No entendía como había gente que le gustaba ese lúgubre lugar, si no fuera por que necesitaba la paga extra que le ofrecieron por ir a reforzar la escuetas fuerzas policíacas de la ciudad ya hubiese tomado sus cosas y emigrado a un lugar donde el sol saliera, al menos, unas semanas al año.

Y ni siquiera podía dar con un lugar donde tomar un buen café, todo era tan insípido como la misma ciudad.

Eso, hasta la tarde en que tuvo que ir a revisar una alarma en un edificio empresarial, un ingreso no autorizado en una de las dependencias, un laboratorio con implementos que podrían ser peligrosos en manos equivocadas;  al fin algo interesante.

Fue relativamente fácil, mas bien tomar declaraciones mientras los peritos buscaban evidencias, unas chicas asustadas con voces nerviosas, unos científicos molestos por la "demora" de la policía y poco mas. 

Estaba guardando su libreta cuando una imprevista lluvia se dejo caer arruinando su buen humor. Odiaba los cielos grises con sus promesas de tempestad y frío, esa pesada sensación de agobio que se le pegaba al pecho y lo apagaba como una lampara con poco aceite.

"¿Esta bien, oficial?" una grave voz lo saco de su ensimismamiento y el peso de una gruesa chaqueta gris le cubrió los hombros tapándolo del frío "Estaba temblando"

Se volteó a ver y se topó con un par de ojos grises y serenos, ojos que lo miraban con preocupación.

Y Richard Grayson olvido que odiaba el gris.

Bruce Wayne era el tipo de hombre que no entendía la desesperada necesidad del resto del mundo en buscar pareja y casarse. No lograba encontrarle la lógica a esa gente que se ataba a otra gente sin mas sentimientos que  el miedo a quedarse solos. Él siempre fue un solitario y así quería quedarse.

O eso era lo que pensaba hasta el momento en que su mirada se posó en la temblorosa figura de un joven oficial de policía, un chico que tenía toda la pinta de ser un novato y estar tiritando de frío bajo una lluvia implacable; se le acercó para cubrirlo con su propia chaqueta y, al ver sus ojos, todas las canciones cobraron sentido.

Bruce Wayne se enamoro del cielo claro y brillante de la mirada del muchacho.

"Estoy bien, gracias" respondió el chico y le sonrío agradecido por el gesto "La lluvia me tomó por sorpresa" agrega mientras le roba el aliento a un hombre que le saca diez años de diferencia y que jamás supo lo que era estar enamorado antes.

Conocerse fue una casualidad pero volver a verse ya no lo era.  Después del shock inicial de saber que el millonario Bruce Wayne le puso una chaqueta en los hombros y le hizo soñar con un cuerpo caliente envuelto en un perfume caro, Richard comenzó a notar la presencia del hombre mayor en su vida de modo discreto pero constante.

Por que Bruce Wayne decidió cambiar la ruta de su viaje a casa con tal de pasar por la zona que el oficial Grayson patrulla, quizás hasta logre darle un saludo casual en lo que pasa por allí. Nada fuera de lo normal si no fuera por que ambos saben que nada lo es.

Así que la invitación a un café con la excusa de "Tienes cara de que fue un día duro y que necesitas urgente cafeína" no sorprendió a ninguno de los dos.  

De ahí todo se fue dando lentamente, paciente y divertido, saludos y conversaciones a la salida del trabajo, un café de vez en cuando, un roce de manos, un beso de despedida muy cerca de los labios y la pregunta "¿Cuándo tienes libre?" junto a la promesa de arreglar una apretada agenda para ir al cine juntos.

Richard pensó que eso de despertar juntos entre unas suaves sabanas de seda era solo la consecuencia natural del camino que lo llevó a descubrir que ya no odiaba el color gris del cielo y Bruce descubrió que los besos robados en el pasillo de una comisaria tenían un sabor diferente, juguetón y peligroso. 

El solitario empedernido que se enamoro del sol que se escondía en los ojos de un oficial de policía y el chico que amaba como el cielo oscuro de una ciudad nublada la recordaba la pasión con que lo miraba un rostro elegante mientras se entregaba a la pasión recién descubierta en el cuerpo de un millonario desnudo sobre si.


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⏰ Última actualización: May 17, 2020 ⏰

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A Blue Bird and his Dark KnightDonde viven las historias. Descúbrelo ahora