Soñando con ella | Jori

Soñando con ella

Narra Jade

Odio madrugar. Odio madrugar tanto como odio las películas cursis. Es un odio intrínseco e inamovible, es un odio eterno. Además, aún no me he tomado ningún café, por lo tanto, sólo espero que la panda de imbéciles de este instituto no me busque la boca porque juro que no respondo de mis actos.

Cruzo la puerta principal de Hollywood Arts y las primeras dos personas que diviso son Beck y Cat. Frunzo el ceño un poco cuando veo que el primero está sacando cosas de la taquilla de la segunda y viceversa.

Me acerco a mi ex novio y me apoyo contra las taquillas cerradas que hay a su izquierda.

—Beck—le llamo, pero él sigue a lo suyo y me ignora. Ruedo los ojos y le zarandeo un poco por el hombro—. Beck.

Él me mira alzando las cejas, sorprendido.

— ¿Me hablas a mí?

Bufo.

—Por supuesto que te hablo a ti, pedazo de imbécil. ¿Qué otro Beck conoces?

Él suelta una risilla que suena muy, pero que muy Cat.

—A él—dice señalando con el pulgar por encima de su hombro—. Yo me llamo Cat.

No puede ser. Mira que dije que no estaba yo hoy con ganas de aguantar estupideces y me vienen por partida doble.

Resoplo y me dirijo hacia la pelirroja que ya ha terminado de mover cosas en su taquilla y ahora está apoyada contra ella mientras habla con Trina Vega, aunque por el lenguaje corporal de ambas podría decir que más bien están...coqueteando. Noto como me sube un escalofrío por la espina dorsal. Esto es lo más perturbador que he visto en toda mi vida.

Me acerco y, en cuanto hago contacto visual con la Vega Perturbada, le grito:

—Fuera.

Ella alza las cejas y me sonríe ampliamente como si le hubiese hecho un cumplido en lugar de ordenarle que se largue.

—Hola, soy Tori, encantada, ¿eres nueva?

—Tú no eres Vega, eres Trina.

—Oh, no, por supuesto que no. No me compares con la loca de mi hermana. Entonces, ¿eres nueva?

No puedo, no puedo más.

— ¿Cómo voy a ser nueva? Llevo más tiempo aquí que tú y Vega juntas—exploto—. Soy Jade.

Cat se ríe, pero no como habitualmente, es una risa mucho más madura y atractiva, y mucho menos infantil y cantarina. Se ríe como...se ríe como Beck.

—Tú no eres Jade, lo sabré yo que estuve dos años con ella.

Por Dios que alguien me saque de aquí o me dé un café para soportar esta agonía.

— ¿Ah, no? ¿Y dónde está Jade? —pregunto.

Cat o Beck o quien coño sea ríe y señala con la cabeza hacia el final del pasillo. Por allí se acerca un chico, al que no había visto en mi vida, con un estilo de vestir muy similar al mío. Es alto, va con el pelo repeinado hacia atrás y lleva una chaqueta de cuero negra, así como una camiseta negra de Guns N' Roses, unos vaqueros negros y botas militares, también en negro. Sinceramente le doy mi aprobación a su look.

Sin embargo, cuando se acerca más, casi me da un infarto de la impresión. El chico en cuestión es...es...es Sinjin.

—Holi, Jadey—dice Beck entusiasmado y sale corriendo a abrazar a Sinjin.