Estaba el arquero un día en el bosque, cazando ciervos, como solía hacer. La presa estaba tan solo a unos metros, cuándo vio la escena mas impactante que vería en su vida. El ciervo lo miro a los ojos. Se hizo una conexión entre los ojos azules del arquero y los negros, profundos y hermosos ojos del ciervo.
- ¿Qué haces aquí humano? Estas en mi territorio. Estas invadiendo nuestras tierras. Y pretendes cazarme. Responde humano ¿Por qué? –
- Necesito tu carne para alimentar a mi familia. Es una tradición cazar ciervos en esta época. No es algo personal –
- Esta bien humano. Antes de disparar, piensa en esto. Tienes un huerto. Tienes ganado. ¿Lo haces por necesidad? ¿Por diversión? ¿Por aceptación social? Mi vida termina aquí y ahora, a manos de un invasor que se siente con derecho a terminar con mi vida sin aportar al sagrado ciclo. Pero la tuya continua.
El arquero disparó, la conversación terminó y el arquero nunca volvió.