El psiquiatrico.

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Era horrible estar ahí, me depremia mil veces más. La gente que me rodeaba no era como yo, adictos personas con capacidades diferentes, ancianos, etc. Los horarios como si fuera una carcel, levantarse, bañarse, hacer las camas, hacer la fila para el cóctel de pastillas que me iba a tener todo el día en otro sitio, desayunar. Y quedaron ahí, inmóviles esperando que llegue la hora de la visita. Recuerdo los nombres de los chicos que estaban internados por droga, que hicieron mi estadía ahí mucho más llevadera, ian, Patricio, elias. Yo no quería comer, y ellos me decían que si no comía no me iba a ir más de ahí, me servían la leche cada mañana y me compartían de su pedazo de pan, yo siempre tenía algo para compartir ya que mi madre me llenaba de cosas la heladera, pensaba que pasaba hambre o algo. Pero yo no comía casi nada de lo que me llevaba, lo repartía todo. Los días pasaban y los medicamentos comenzaron a hacer su efecto. Ya me quería ir, quería irme a mi casa no quería que mis padres siguieran yendo a verme a ese lugar. Aunque había hecho grandes amistades con personas y sus historias de vida tan distintas a la mía. Crei estar lista para irme a casa. Y así fue. Me dieron el alta, llegue a casa mi cuarto no tenía puerta (medidas de seguridad) no haba cuchillos, no había maquinitas de afeitar ni tijeras. Podía soportarlo. Tenía que estar acompañada siempre, lo que nadie sabía era que yo no estaba sola nunca, la depresión estaba ahí abrazándome con todas sus fuerzas. El segundo día después de mi alta salí del baño y pasé por la cocina, inconscientemente agarre un cuchillo y en cuestión de segundos ya lo había hecho otra vez. Porque? Porque otra vez no podía parar el sangrado, corrí a buscar a mamá, papá no estaba, yo lloraba y apretaba el corte, mamá buscaba mis cosas y llamaba a papá. En cuestión de minutos yo iba en el auto en la parte de atrás, mamá me acariciaba la cabeza y me pedía que no me durmiera, adelante iba mi hermano con la cabeza para afuera y un trapo blanco para que nos dejaran pasar. Llegue consiente creo, otra vez los puntos, otra vez la despedida, otra vez en el psiquiátrico.

Hilo Rojo.. Mi historiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora