La vida apesta

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Eso pensaba una chica que miraba el horizonte mientras caía la lluvia y resbalaba empapado toda su piel. Estaba parada, temblando por el frío, aunque eso ya no le importaba; pálida y con una expresión de vacío, en la orilla de un puente; atrás podía sentir el aire que producían los coches al pasar tan cerca de ella. Estaba oscuro, solo se veían las luces de la calle, aunque ella percibía muy borroso todo, como si estuviera viendo a través de un cristal empañado. Quería gritar, pero no salía ni un pequeño sonido de su boca; quería llorar, pero lo único que mojaba su piel era la lluvia que caía fuertemente sobre ella y sobre el piso que esperaba chocar con su cuerpo lo más pronto posible, como un imán que atraía el metal con una fuerza de atracción muy grande. Las piernas temblaban a causa de esa fuerza, a penas podía mantenerse de pie. Se asomó a ver lo profundo de aquel abismo frente a ella y ya no le provocaba ningún miedo, podía ver como las gotas de lluvia la empujaban fuertemente hacia el piso, extrañamente ella hacia resistencia, si le preguntabas: ¿quieres morir? Ella no podía asentir, de ninguna manera. Tanta gente deseando vivir unos minutos, horas, semanas... Años y ella a punto de arrojar todo junto con su cuerpo que deseaba caer de aquel puente. Lo deseaba pero no lo quería ¿como explicar eso?... Ni ella misma lo sabía, solo sabía que causaría mucho dolor si ella daba un paso más, si se dejaba vencer por esa fuerza magnética. Muchos dirían que no tiene una razón para estar así, nadie la tiene, las razones para morir nunca son más valiosas que las razones para vivir, sin embargo existía una voz que le gritaba al oído "¡MÁTATE! TERMINA ESTO DE UNA VEZ, ¡COBARDE!" ¿Por qué cobarde? ¿Por no morir o por no vivir? En realidad ella se sentía cobarde por desperdiciar el tiempo pensando en estupideces antes que cualquier otra cosa que claramente tiene mucho más  valor, se sentía cobarde por ser un costal vacío en ocasiones como esta, por no darle un valor a la vida. Cerró los ojos y resbaló, cayó con tanta fuerza que su cuerpo se destrozó... Eso quería ¿no?
Los coches tardaron en detenerse, arrastraron su cuerpo por el piso hasta parar la velocidad, se detuvo el tránsito y al ver lo que pasaba, la gente llamó una ambulancia, era inútil, ya estaba muerta. Buscaron entre sus ropas una identificación:
...Yuka Ne
21 años...
Encontraron ahí también el teléfono de su casa, la llamada término en llanto:
"Señora, creemos que su hija ha muerto hace unos minutos, necesitamos que venga a ver si la reconoce."
La lluvia disminuyó su intensidad, pero el llanto de los familiares y amigos que iban enterándose no, en realidad iban cada vez haciendo más ruido, cada uno desde sus hogares.
Ella ya no está...
- Eso pasaría si lo hago ¿cierto?
- Si - dijo la voz en su cabeza.
- Tanto daño causaría en solo unos segundos.
- Así es.
- Eso es muy egoísta - dio dos pasos hacia atrás y se dejó caer de rodillas.
- Lo es.

Conmigo MismaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora