Era una hermosa noche de otoño, el viento soplaba con fuerza llevando con el las anaranjadas hojas de los árboles, las cuales calleron con suavidad al frío suelo.
Sentado en el borde de un gran acantilado observo el vasto mar de oscuras aguas del Yes e extendía ante su visita, con el sonido de las olas chocar contra la roca. Mientras iluminando suavemente el paisaje la pura luz de la luna partida a la mitad colgante en el cielo se hizo presente, acompañada de sus amigas las estrellas.
Algunas ya es tintas en algún punto del basto universo, siendo la única evidencia de su vida la eterna luz que los cruzaba.
Su mirada poseía los colores del atardecer, en ellos la calma de un alma que lo ha visto en su longeva existencia en aquel mundo cubierto ahora por la tecnología de la humanidad.
Agonizante por su ignorancia, mientras se une alguno que otro intentaba desesperadamente su hogar.
-Girando, girando en el sendero sin parar girara la rueda del tiempo, oh confidente de amantes y Dolores en el cielo enseñarme eso que llaman amar- canto con una voz dulce como la miel y embriagante como el vino.
Bostezo cansado acostándose en el frío suelo, recordando su vida, sonriendo ante las locuras que cometió, al tiempo que se lamentaba por las vidas que tomó.
-Vivi una buena y miserable vida- susurro cerrando sus ojos cinnusn sonrisa entre burló y satisfactoria mezclada con serenidad.
Allí, en la mañana un hombre de cabellos castaños encontró el cuerpo de su maestro, rígido como una vara, tieso como el hilo, con sus cabellos blancos por el paso del tiempo regados en el sucio suelo de la emocionada superficie, con sus ropas intactas.
Su rostro estaba cubierto por el paso del tiempo sobre él. Parecia una hermosa rosa seca y marchita, pero que un así resultaba encantadora a la vista.
Ese mismo día su cuerpo fue vestido en ropas blancas como la leche, en un elegante traje mientras entre sus manos unidad sostenía una hermosa Red Lily Spiders, sus cabellos negruzcos estaban delicadamente peinados, parecía como si solo estuviera durmiendo.
Miles de personas vestidas de negro dejaron flores y regalos en los lugares donde su nombre figuraba, mientras que solo las personas más íntimas velaban a que un fue su maestro, amigo, hermano, salvador y líder, un angel con sus alas manchadas de sangre.
Cuando su cuerpo fue cremado, con sus senizas callendo desde el cielo siendo impulsadas por el gélido viento de un próximo invierno. El cielo estábamos cubierto de envíes ese día, esa noche la Luna no se hizo presente, las flores parecieron haber dejado de florecer, como si toda la vida fuera arrancada de la tierra, quien estaba sumida de luto.
Puesto que su más brillante estrella se había extinguido dejando sólo un oscuro espacio frío y vacío. Pero su luz seguís viajando entre los libros de historia que relataban su intensa vida llena de logros.
Un mes después su pupilo público la extensa fila de libros que relataban toda su vida, escrita por su puño y letra, dividida en días, diarios que contenían 200 años de vida entre sus páginas.
Justo el día en que en cada país una estatua de oro era exigida en su capital en el centro histórico más grande e importante de esta, donde se veía cada etapa de su vida, escrita por todo el globo terráqueo, enmarcando las fraces que eclipsaron aquellos momentos.
...
Sus ojos se abrieron con pesadez mientras que una sensación que hace muchos años se apoderaba de su cuerpo. Dolor, acompañado de un molesto grito, de una voz chillona como el gras nido de un pollo de hule.
Su visita des enfocaba solo le dejaba ver manchones de colores, parpadeo intentando enfocar el lugar donde se hallaba.
-¡Esta despierto!- vocifero con emoción Lin Akame.
Cheng Yu intento sentarse, siendo acostado por Lin Chao con rapidez.
-Debe descansar maestro- su voz denotaba preocupación.
-¡Mi niño!- grito Lian Li abrazando a Cheng Yu, este miro a la mujer confundido, pero de repente una ráfaga de imágenes cruzaron por su mente como una película, causandole un terrible dolor de cabeza al instante.
-¡¿Estas bién?! ¡¿Esa mujer te hizo algo?!- pregunto Lian Li apartándose girando la cabeza de su hijo para examinarlo.
-Mi señora por favor deje descansar al jóven maestro Cheng Yu- pidió Li Akame con una voz tranquila- hará que las heridas del látigo se abran.
Lian Li alarmada se apartó, dejándolo solo depués de indicarle algunas cosas para que sus heridas cerrarán. Teniendo al fin tiempo para procesar todos la información.
Al parecer había transmigrado aún mundo de cultivacioan, donde el nivel social se mide por el talento de las persona por su talento en la cultivacioan y de la familia de que vengas. No muy diferente a su mundo.
Había reencarnado en el cuerpo de un niño de nueve años con el cual compartía nombre, Cheng Yu, el primer y único jover de la familia Cheng. Su madre era la esposa oficial.
Pero el líder del clan Cheng Chong, favorecía a Cheng Fo su hermano mayor hijo de una concubina al igual que así madre Lian Suyin, la hermana de mayor de su madre.
Cheng Yu al ser el hijo menos favorecido entre los diez varones, combinado con tener un nulo talento para cultivarse. Junto a la profecía que caía sobre sus hombros de provocar el fin de la familia Cheng, era menos que una paria.
Era el saco de boxeo de todos, además de servir como sirviente para los hijos de las concubinas era humillado a cada segundo, sin poder ver a su madre más que a la distancia y en ocasiones especiales lo llevó al borde.
Su cuerpo estaba al borde de la muerte, ese día fue castigado por romper una taza cualquiera de un sirviente por error siendo castigado por la concubina Lian Suyin haciendo que pereciera.
Se sintió asqueado, deseando terminar con sus vidas.
-Primer paso: cultivarme, segundo paso: salir de este lugar o en su defecto controlarlo- pensó elaborando las bases de su plan.
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Maestro Cheng Yu
RomanceA sus 200 años su alma dejó el mundo mortal en una hermosa palabra a la luz de la luna. Jamás espero transmigar al cuerpo de un escuálido niño de 9 años. Pero la vida es impredecible, solo deseaba una vida tranquila, pero la familia Cheng asesino a...