Cuando yo tenía 12 años, mi madre me apuntó a una clase de pintura que había a 50 metros de mi casa. La primera impresión de la clase fue que habían muchos niños, más o menos de mi edad, y habían muy pocos sitios donde ponerse, así que me puse en una mesa libre que estaba al final de la clase.
Todavía no tenía amigos y me ponía a dibujar sola. Al final de la clase, un chico de mi altura de ojos verdes se acercó a mí y empezó a hablarme:
-??:Hola, ¿tu eres la nueva, verdad?
-Yo:Sí, ¿y tú quién eres?
-??:Yo soy Ángel.
-Yo:Encantada Ángel, yo soy Elena.
-Ángel:Encantado. Bueno, pues bienvenida a nuestra clase.
-Yo:Gracias, ¿y cuánto llevas aquí?
-Ángel:Llevo 2 años.
-Yo:Qué bien, yo también pienso quedarme varios años, de mayor quiero convertirme en artista
-Ángel:Seguro que lo consigues. Bueno, te veo mañana, ¡adiós!
-Yo:¡Hasta mañana!