Capitulo 8

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Eduardo


Llegué muerto al hotel donde me alojaba, me acosté un momento en la cama y tomé mi celular para ver si Alexandria me había escrito y en efecto si tenía un mensaje de mi hija, decía que iba a tener una visita mientras no estaba, no me pareció mal ya que:

1) Confío en ella y ambos nos tenemos suficiente confianza para decirnos las cosas.
2)Ya ella me ha hablado de sus amistades y de su orientación sexual, sé que es bisexual y por lo tanto no tengo ningún problema en eso, es su cuerpo, con tal de que siempre se cuide.
3)Me alegro de que haya llevado a alguien a la casa, ya que siempre se la pasa trabajando o en la casa, necesita más amistades y poder distraerse.

Leí su mensaje y le respondí que estaba bien, si saldría que se cuidará y que cerrará la casa, lo envíe me respondió que saldría a una disco con unos amigos y que me escribía mañana.
A pesar de Alexandria tenga 23 años sigue siendo mi pequeña, la adoro, pero no la puedo sobre-protejer, ya que necesita disfrutar de su vida, cometer errores, sobreponerse y aún así seguir viviendo, si algo necesita ahí estaré ya que para eso soy su padre para estar con ella y apoyarla en lo que necesite.

Me quedé dormido, tome mi celular y había pasado una hora, decidí darme una ducha, ya que mañana era mi otro día fuera de casa estaba en Colombia en Bogotá le dije a Alexandria que saldría por reuniones de trabajo lo cual no era cierto, vine a visitar a su madre Fabiola quien es ahora mi ex-esposa, duramos solo 2 años de casados, hasta que ambos nos dimos cuenta de que la relación ya no era como antes y ambos preferimos separarnos por el bien de nosotros y de Alexandria.

Ya han pasado varios años desde que Fabiola y yo nos divorciamos lo bueno es que nos llevamos bien fuimos maduros al tomar esa decisión y ahora nos va mejor como amigos, la vine a visitar, me comentó que quería verme conversar conmigo y saber sobre Alexandria.

Salí de la ducha y busque algo cómodo ya que el clima estaba fresco y no iría a ningún evento importante, encontré  un suéter con capucha no sabia que color era, ya que Alexandria me lo regalo, encontré una franela negra me la coloqué me puse el suéter , encontré un pantalón negro jean y unos zapatos negros adidas.

Salí al estacionamiento del hotel a buscar mi carro alquilado, subí al coche y llame a Fabiola.

-Fabiola
Hola Eduardo buen día, vienes en camino?

-Eduardo
Si, Fabi, estoy en el estacionamiento del hotel. Te aviso en lo que llegué.

-Fabiola
De acuerdo, cuidate.

Colgué la llamada y salí del estacionamiento, Alex todavía no me escribia y conociendo a mi hija debió llegar tarde, y debe seguir durmiendo, espero que este bien.
Duré casi 1 hora para llegar donde vive Fabiola, vive en un bello conjunto residencial son puras casas de dos pisos, todas muy bellas y grandes.

Llamé a Fabiola para que me abriera el portón.

-Eduardo
Fabi estoy afuera.

-Fabiola
Ya bajo.

Colgó la llamada se tardó unos minutos en llegar y abrió el portón, la vi me hizo señas para que la siguiera, seguía igual de bella, pero mis sentimientos hacía ella eran distintos la veo como la madre de mi hija y una excelente amiga.

Llegamos a una casa hermosa, bueno como dije antes todas las casa son bellas, cada una es diseñada al gusto de las personas, pero la de Fabiola era creo que la mas grande era toda blanca por fuera, tenía balcón, jardín, estacione el auto en frente de la casa, baje y abracé a Fabiola tenía ya meses que no venía por el trabajo.

Alexandria DuarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora