Capítulo II
Jugar con Liam era realmente genial y me causaba mucha nostalgia, de verdad quería ser un Zayn diferente, cambiar, que en vez de odiarme todos quisieran estar cerca de mí. Pero no era sencillo, es que había algo dentro de mí que no me permitía estar tranquilo, sino que un no sé qué me impulsaba a meterme en problemas de los que mami Styles siempre me sacaba. Era realmente complicado, sobre todo porque Tommo se rehusaba a perdonarme por lo que le hice a Niall, y mucho menos por mi nueva amistad con Harry.
-¿Qué hacen?
-¿Qué no ves?- Dijo Liam con su usual ironía y sin dejar de mirar la pantalla
-Idiota- Dijo Tommo riendo
-¿Juegas?- Le pregunté amablemente
-Eso creo- Aceptó
Los tres estábamos pasando un buen rato, Louis y yo nos aliamos para burlarnos de Liam y hacer que perdiera. Payne no dejaba de insultarnos por distraerlo con nuestros comentarios, estaba siendo una tarde muy divertida, el tiempo se pasó muy rápido y sin darnos cuenta ya eran casi las nueve de la noche.
Louis fue el primero en pararse- Iré a bañarme
-Está bien- le respondí y luego miré a Liam que seguía sin despegar sus ojos de la pantalla
-¿Tú también me abandonas?
-Sí Liam, iré a elegir mi ropa, ni siquiera sé cómo iré
-Podrías ir como estás y aun así todas las chicas se te pegarían
Sonreí mientras me iba y me sentí mal al mismo tiempo porque era cierto, cada vez que salíamos de una reunión Liam me regañaba porque según él yo era el motivo por el que las chicas no se le acercaban.
Cuando fui a la habitación Harry salía de esta para meterse al baño de visitas que estaba cruzando la sala ya que Louis se le había adelantado y había entrado al que quedaba al final del pasadizo que era el que todos usábamos, todos excepto Payne, que tenía un baño en su cuarto para él solito.
No tenía mucho qué hacer solo en mi habitación, y no me apetecía ir a hablar con Niall, así que fui a la cocina por algo de comer, pero en esa casa esperar que haya algo que meterse a la boca era tonto ya que esos cuatro se encargaban de vaciar las alacenas y el congelador, sobre todo Niall. Regresé a mi cuarto para ponerme algo decente y luego salí a comprar. Había una pequeña tienda al lado de nuestra casa raramente ubicada en un segundo piso. Bajé las escaleras y abrí la puerta principal muy bien asegurada, según nuestros representantes y demás custodios era importante mantener las puertas bien aseguradas, por ello para llegar a nosotros había que atravesar el jardín, la puerta principal, subir las escaleras y abrir por fin la puerta de la sala.
Al salir me sentí aliviado, la noche me calmaba mucho porque nadie podía ver de quién se trataba. Cruzar el jardín me llevó años y es que caminar y estar solo me hacía sentir mucho mejor. Al dar la vuelta vi la tienda vacía y me aproximé con rapidez antes de que alguien más llegara.
Pedí cigarrillos y luego recordé que no era por eso por lo que iba así que me disculpe y pedí galletas. La dueña de la tienda me obsequió un cigarrillo y me dijo que tal vez lo necesitaba, definitivamente no me ayudaba a cuidar mi salud pero me caía bien. Le pedí prestado un encendedor y mientras prendía el cigarrillo alguien detrás de mí pidió nueces. Fue realmente extraño y se me hizo hasta gracioso así que volteé mi rostro. Mi expresión irónica fue remplazada al instante por una de sorpresa. ¡Era la vecina nueva! Me sonrió al tiempo que la señora de la tienda decía algo a lo que no presté atención. Su rostro de amabilidad se tornó sorprendido.
