009

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Me desperté y bostece. No tenía ganas de levantarme de la cama, y menos después de haberme masturbado pensando en Valentín, no quería verle la cara por vergüenza. Suspire y me levanté.
Salí de mi cuarto y busqué a Valentin con la mirada, y estaba sentado en el sillon usando el celular concentrado. Levantó la cabeza al notar mi presencia y me sonrió, me puse colorada al instante.

—Buen día.— Dice aún sonriendo.

—Buen día.— Repito y entro al baño para que se me vayan los cachetes rojos.

Me miro al espejo, y no solo tenía los cachetes rojos, sino que mi cara entera era un tomate.
Me daba vergüenza haber escuchado como hacía sus cosas y que yo haya pensado en mil cosas sexuales que Valentín me hacía.
Varios minutos después, luego de haberme lavado los dientes y haber ido al baño, salgo y voy donde está mi compañero.

—¿Pasa algo?— Me pregunta.

—No,¿por?.— Lo miro extrañada, o simulando estarlo.

—Mm, no, nada.—Negó.

Nos quedamos callados. Si, algo raro había en el ambiente y no solo era yo, sino él también estaba raro.

—¿A vos te pasa algo?

—No, nada.— Me mira.

Sus cachetes estaban un poco rojos también, pero muy apenas. Tambien se había sonrojado.

—Ah, bueno. — Musite.

De nuevo silencio incómodo.
Volvi mi vista a mi celular, que en realidad no había nada interesante.
Le contesté al chico con el cual me había estado viendo antes de la cuarentena, pero en verdad no quería hablar con él.

—¿Querés que cocine algo?— Dijo después de unos cinco minutos.

—Dale, tengo hambre.— Lo miré y se levantó y fue a la cocina.

¿A quién le podia contar esto? A nadie. No me daba la cara para decirle a alguien "hola anoche me hice una paja pensando en valentin porque él tambien se estaba haciendo una paja", dios no, literal me muero de la vergüenza. Me volví a poner colorada.

—Pongo música.— Afirmé.

—Dale. — Siguió cocinando.

(...)

Varias horas después Valentín y yo ya no teníamos esas conversaciones raras o silencios incómodos, estábamos riéndonos como lo hacíamos siempre y hablando de cualquier pelotudes. 

—¿De nuevo cerveza?.— Le pregunté cuando se acercó con dos latas.

—Como si no quisieras.— Me miró entrecerrando los ojos.

—Bueno, dame.— La agarré y se rió. —Pero me estás obligando, no porque quiera.

—Si,¿eh? Te resististe mucho igual. — Le saque la lengua y abrí mi lata.

Como siempre, chocamos las latas y tomamos un tragó.
Prendió un cigarrillo y me lo pasó a mi.
Después de dos pitadas, se lo volví a pasar y lo miré un segundo. No podia ser tan lindo en todo lo que hacía.
Ese segundo que lo vi, bastó para que lo notara y tirara el humo en mi cara.
Los dos sabíamos que significaba eso realmente, pero lo iba a tomar como si me quisiera molestar.

—¡Tonto!.— Dije sacando el humo de mi zona con mi mano libre, él se rió.

—Deja de acosarme entonces. — Dijo tirando las cenizas en el platito que estaba arriba de la mesa ratona.

—No te acoso, te miré un segundo por la ceniza que estaba a punto de caerse. — Me hice la boluda.

Terminé mi lata y nos busqué otras dos para seguir mirando la serie.
Le di la de él, la abrimos y de nuevo, las chocamos y tomamos.
Cuando nos dimos cuenta, la serie había terminado, miré la hora y eran las cuatro y media de la mañana.

—Que final choto.— Dijo Valentín haciendo una mueca.

—Si, no me gustó. Es tu culpa, vos la elegiste. — Miré el celular y tenia varios mensajes del chabon ese.

—Pero dijiste que su querías verla. —Entrecerro los ojos.

—Si porque no me quedaba otra, si era la que vos elegiste, cuando yo elijo miramos esa y listo, no la podes cambiar.— Lo miré levantando las cejas.

—Cuandi yi iliji miramis esi.— Me hizo burla y me reí fuerte.

—Eso significa que tengo razón.— Miré mi celular de nuevo para contestar el mensaje pero Valentín me sacó el celular.

—¡No!¡Dame!.— Dije y lo miré mal.

—Shhh.... nos van a echar si gritas.

—Bueno, pero dame mi celular. — Se lo quise sacar pero levantó el brazo.

Suspire. Me acerqué y me arrodillé para agarrar el celular, pero le calculé mal y me caí encima de Valentín, pero de todos modos, le agarré la mano donde tenía mi teléfono, pero no lo soltaba.
Lo miré a los ojos, y estaba demasiado cerca y me estaba mirando, yo solo estaba unos centímetros más arriba que él.

—¿Lo soltas?.— Musite.

—No.— Sonrió.

—Dale Valen. —Me quejé.

—Sos muy linda cuando te enojas.— Se remojo los labios.

—Las dos cervezas te afectaron, dale, dame mi celular. — Se lo quise sacar, pero hacia fuerza y no me lo daba.

—Dos latas no me hacen nada y lo sabes. Lo estoy diciendo de verdad.— Me miró un poco más serio.

—Bueno, no se que decirte, gracias por el cumplido, no se.— Estaba bastante nerviosa.

Bajó el brazo, por lo que mi brazo imitaba el mismo movimiento que el de él, y ahora si, estabamos a la misma altura.
Me miró la boca, y no dejaba de mirarla, y estaba segura que estaba esperando a que le diga algo, y si, lo iba a hacer.

—Va...valen. ¿Te repito lo mismo que la otra vez?.— Negó.

—Decime la verdad, decime que no queres darme un beso y no jodo más.

Me quedé callada, no le iba a mentir, quería comerle la boca y todo básicamente.

—Esta vez no me voy a alejar, voy a esperar a que vos lo hagas. — Murmure.

—¿Qué te hace pensar que no te voy a dar un beso?.

—Tampoco voy a decir nada.

Él sonrió.

—Es como esperar a que te bese.

No dije nada, no lo iba a hacer. Podía sentir mi corazón palpitar fuerte, tanto que lo sentía en mi garganta. Nada de esto era propio de mi, pero la puta madre, tengo al chico más lindo y dulce del mundo literal a milímetros de mi, queriendo darme un beso y yo rechazandolo indirectamente, creo que me puedo desconocer un poco, total, estamos en cuarentena, ¿o no?

Y lo que menos me imaginé en esos momentos, estaba pasando, Valentín de a poco se estaba alejando de mi. Todavía con el corazón en la garganta y la adrenalina corriendo por mi cuerpo, con mis manos lo agarré de la cara y lo besé. No, no iba a volver a perder otra oportunidad, porque presentía que después de esta, no iba a haber otra chance.

en casa ; wos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora