Única parte.

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Todos los cuentos comienzan con “había una vez” o “hace mucho” tiempo, pero este no, este es diferente, se trata de un lugar  común con gente común, no tienen nada en especial, todos interactúan por interés y lo saben pero fingen no saberlo. Sin embargo yo se la verdad, todos son unos Hipócritas, buscan su beneficio, ¿quien pensaría que en este pueblucho de 5ta tenían una asesina?, alguien que se ve normal y actúa normal, todo es una máscara una careta, para ocultar la verdad, pero ahora nos trasladamos a una pequeña casa a las afueras de los límites del pueblo, donde en un rincón esta el cuerpo de un sujeto desconocido que agonizaba por inanición aún que ayudaban a su muerte los cortes profundos en sus muslos y abdomen, en pequeños suspiros pedía ayuda e intentaba escapar, se arrastraba como un gusano pues sus fuerzas eran pocas, del otro lado de la habitación donde se encontraba el sujeto, me encontraba sentada en una silla de metal, con una sonrisa al ver como se arrastraba hasta donde el creía que era su libertad, me levante y solo sé escuchaba el ruido de mis zapatos, coloque música a un volumen suficiente para que no se escucharan los futuros gritos afuera pero lo suficientemente alta para yo oírlos, camine hasta el tipo y sujete sus tobillos lo jale hacia atrás. Lo soltaba y dejaba que avanzara y volvía a repetir el mismo proceso, cuando estuvo a unos pasos de la puerta, mi sonrisa si hizo más grande, saque el cigarrillo que tenía en mi bolsillo y lo encendí, fume un poco de el y lo coloque en su piel, el grito que dio aún se conserva en mis recuerdos fresco como si hubiera sucedido hace minutos, lo arrastre hasta el centro de la habitación, en dónde había una mesa con objetos para una cirugía, tome el bisturí, camine al rededor de el tipo, me detuve y me senté a horcajadas en su pecho. 

— ¿No te parece irónico que tu vida termine aquí, sin nadie quien te ayude?, solo conmigo. Tal vez no imaginaste que morirías de esta forma.

— Eres un ser despreciable.

— Lo se y eso lo hace divertido, mira tienes dos opciones quieres que tu cuerpo sea encontrando en una pieza o solo encuentren tus huesos. Te doy mi palabra que lo cumpliré, claro que si escoges el que encuentren tu cuerpo entero no encontrarán algún rastro de tierra, fibras, cabello, sudor, etc de mi persona. Pero tendrán la oportunidad de ver por una última vez tu cara. Tú decides.

Después de que lo pensara unos minutos me contesto.

—Entero.

—De acuerdo yo lo cumplo, ¿algo que les quieras decir a tus amigos, familiares, conocidos?.

—Los quiero.

— Bueno es algo cliché pero esta bien yo me asegurare que lo sepan.

Tome con fuerza el bisturí, corte su cuello y con su último suspiro dijo.

— Lo siento.

No tome importancia de lo último dicho, me levante y con un gancho con los que cuelgan a los animales para que se desangren lo colgué boca abajo para que toda la sangre saliera, abajo de su cabeza que colgaba ya sin vida, coloque un bote, para no tener que lidiar tanto con la sangre ya había sido suficiente la que me salpico y la que callo en el piso por cortarlo, aún con el bisturí en mano corte un poco de su cabello para agregarlo a mis trofeos.

Tome una fotografía de el tipo con su nombre abajo y un mechón de su cabello, en el álbum que tenía de los 16 trofeos anteriores él era el número 17. El nombre de mi trofeo número 17 era José Eduardo Velazco Aviña, estudiante modelo, bisexual, sociable y con una familia amorosa.

Fui a buscar una escoba, jabón, agua, peróxido de hidrógeno vulgarmente conocida como agua oxigenada, unos guantes y cloro. Comencé quitando las manchas de sangre del piso, seguido de eso con el cloro, jabón y el agua lave todo el piso ayudándome de la escoba para asegurarme de no dejar nada, una vez termine de limpiar el piso, busque el plástico que suelo colocar en el piso para los cuerpos, sin mucho cuidado baje el cuerpo tome una aguja quirúrgica e hilo para suturar los cortes a forma de que no se notara.

Con ayuda del plástico arrastre el cuerpo hasta el baño de la casa, lo lave hasta que no quedara ningún rastro de sangre o tierra, lo seque y peine, coloque algo de maquillaje para que no se viera tan pálido, sin moverme de donde estaba baje el volumen de la música, perfume la piel de el cuello y las muñecas, vestí a el cadáver. Lo metí en una bolsa para cadáveres y lo metí a el auto en la parte de la cajuela. Regrese adentro de la casa y limpie el baño para poder bañarme yo no son antes tirar la sangre que que estaba en el bote, lave el bote a forma de que no quedaran rastros de sangre, me bañe y arregle para dirigirme a dejar el cuerpo en algún lugar.

Subí al auto y coloque música de Melanie Martínez, encendí el auto  y conduje hasta salir de la propiedad, ya era tarde así que nadie notaria el hecho de que dejara un cuerpo en alguna parte, pensé en dejarlo en el mismo lugar en el que lo secuestre pero era mucho trabajo así que pensé en dejarlo en algún parque, conduje hasta el parque más cercano y deje el cuerpo en una banca como si estuviera durmiendo me asegure de no dejar ninguna fibra o cabello que pudiera incriminarme busque tierra abajo de sus uñas y al no encontrar me fui dejándolo en ese lugar, volví a subir al auto y conduje a casa, vivía relativamente sola ya que mi madre se  la pasaba trabando y había ocasiones que no llegaba y hoy era un día de esos.

Fui a mi habitación y dormí plácidamente, sin remordimientos. La muerte es un estado natural a la cual no tenemos que tenerle miedo, pero somos humanos y a lo desconocido o superior a nosotros le tememos simplemente somos patéticos. 

La rutina se repetía así que no la voy a contar, cuando llegue a mi víctima número 36 no tenía ni siquiera los 20 cumplidos, esta víctima la número 36 fue la más divertida. Esta vez fue mujer, ella sufrió más que los otros, a ella la mantuve en la silla que tenía en esa casa, con manos y piernas atadas, su boca y ojos no tenían nada que los cubriera así que podía gritar, pero no lo hacia porque su miedo era más grande que su sentido de supervivencia, tome una jeringa que tenía botulina más conocida como botox, cuando su cuerpo estuvo completamente paralizado, tome el bisturí y corte la piel del muslo dejando expuesto el músculo, después, fue el brazo, le siguió el rostro y antes que muriera la abrí en canal y saque todos sus órganos con algo de tiempo antes de que fuera su último suspiro arranque sus ojos y corazón a Ella la metí en la bañera y con Ácido Sulfúrico deseche el cuerpo, limpie todo me lleve en mi auto todo lo que alguna vez lleve  desde la silla hasta una bocina, lleve una carta a el correo dirigida para el comandante de la policía en dónde relataba donde estaban ocultos algunos cuerpos y mi última víctima. Me decice de lo que llevaba en mi auto y fui a casa a buscar mis maletas por fin me iría de este pueblo, no diré que tengo remordimientos ni aún con mi último suspiro, te cuento esto porque estoy a nada de morir actualmente tengo 85 años y viví como quise con mi último suspiro te digo que no me arrepiento de nada.















Esto comenzó como un trabajo para la escuela y me animaron a subirlo, sigo dudando en cuanto a la trama pero si nunca lo subo no sabré si es realmente bueno. Es totalmente mió cualquier parecido es mera coincidencia.

EL ULTIMO SUSPIRO.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora