Siento un fuerte dolor en la cabeza y abro los ojos. Estoy rodeado de agua, por alguna extraña razón sé nadar así que me mantengo a flote. Me empiezo a desesperar, mi desesperación empieza a hundirme, literalmente. No logro ver nada, absolutamente nada, solo logro distinguir agua negra a millas y millas de distancia, aunque empiezo a perder la orientación, tanta monotonía empieza a marearme, miro hacia el cielo buscando algo que rompa este desierto oscuro, la presencia de unas cuantas nubes me reconforta un poco, solo un poco al descubrir la insaciable sed que empieza a recorrer mi cuerpo, pienso en la irónica que es esta sensación, pero desde que desperté ya nada tiene sentido. Titubeo un poco al ver el agua, la sed me seca la boca. Bajo la cabeza y empiezo a beber, me quedo inmóvil esperando la insipidez propia del agua de mar pero horrorizado me doy cuenta del sabor que distingo, sabe a sangre. Empiezo a realmente asustarme y empiezo a nadar desesperado hacia adelante, o cualquier dirección a la que esté yendo, con la esperanza de encontrar algo, algo que me devuelva la sensación de estar vivo, de no ser el único atrapado en esta pesadilla, no quiero seguir acá, mis brazos flaquean, sigo pataleando, empiezo a pensar en mí, quien soy, cómo llegué a acá. Empiezo a sentir más cálida el agua, verla de nueva solo hace que empiece a regurgitarme, el agua apesta a sangre, hace ya un rato dejé de escuchar mis brazos nadar, no sé si estoy avanzando o no, lloro, ya no huelo a sangre, pero aún la veo rodeandome por kilómetros de distancia, a lo lejos veo una silueta, una figura humana quizás, nado hacia él, o eso, ya no puedo seguir, mi vista se empieza a nublar, y ya no sé si quiero encontrarme con eso. Rompo en llanto de nuevo. Solo quiero dejar de sufrir. Los recuerdos vuelven a mi violentamente, pero ya es demasiado tarde. Me hundo lentamente. Siento un fuerte dolor en la cabeza y abro los ojos. Estoy rodeado de agua, por alguna extraña razón sé nadar así que me mantengo a flote.