Su cielo favorito no era el que resplandecía sobre su cabeza, sino el que sus ojos reflejaban. Si bien las estrellas que ellos contemplaban juntos eran falsas, el brillo que la ventana proporcionaba sobre sus orbes era real, haciéndolos resplandecer de una forma melancólica con todos aquellos luceros reflejados. Mientras que él simplemente podía observarla embelesado y con un ápice de lástima y culpabilidad, teniéndola tan cerca pero no poder hacer nada para mantenerla junto a él.
Cuando abrió los ojos la escena se mantenía vívida en su memoria, como si tan solo hubiese pasado hace unos instantes y no en semanas, semanas que habían sido toda una tortura. Las clases continuaban avanzando y el pupitre vacío que de antaño acaparaba su mirada había sido retirado del aula, como si ahí nunca hubiese habido nadie. Todos lo habían aceptado, no volverían a verla y ellos deberían de seguir; sin embargo para Shōto parecía algo tan complejo. Nunca supo como debía de entablar conversación con alguien, siempre manteniéndose alejado y en silencio, pero ella hacía hasta lo imposible por integrarlo con la clase. Agradecía todo lo que Midoriya había hecho por él, pero de ella no podía olvidarse y menos aún en esos momentos cuando los más recientes recuerdos eran tan desalentadores y desgarradores, aunque no fuese él el que padeciese la enfermedad, desde la última noche que estuvieron juntos aquel sentimiento de querer protegerla solo incrementó, querer proteger aquel brillo, después de todo, si no podía salvar ni tan siquiera a su amiga ¿qué clase de héroe era? Le prometió cumplir su sueño por ella.
« ──Sé la presión que esto puede significar, pero conviértete en un héroe por mí también, Shōto. »
La primera vez que lo había llamado por su nombre, siendo inconsciente de que ella era una heroína para él, lo había salvado del peor villano de todos: la soledad. Sin darse cuenta poco a poco era consumido por ella y cegado por la rabia y la impotencia, pero había sido su salvavidas en incontables veces y ni tan siquiera ninguno de los era consciente de ello.
──Deberíamos hacer un amigo invisible por Navidad, ¿no opináis lo mismo?── comentó la animada voz de Mina; sin embargo desde hace un tiempo no estaba tan animada.
No era solo Mina, varios de los allí presentes tenían los ánimos por los suelos, todo desde la desaparición de ( TN ) de la U.A, salvo unas escasas personas, la mayoría se seguía preguntando que había sucedido de forma tan repentina con su compañera y lo peor es que nadie seguía sin brindarles más información, aunque seguía constando en la clase 1-A.
──¿Aún no crees que es muy pronto para pensar en eso?
──Más bien nunca es tarde para pensar en ello, estamos a un mes de que termine el año.
El tiempo avanzaba de forma vertiginosa y tantas cosas habían sucedido a lo largo de todo el curso que era imposible contarlas simplemente con los dedos de una mano, era todo como una montaña rusa y tal vez aquello de celebrar la Navidad podía ser algo que realmente necesitasen, un descanso de todo.
Ante lo dicho de nuevo la mente Todoroki volvía a recordarla y aquel deseo de ver la nieve caer. Enero era de los meses más fríos, así que si aguantaba hasta fin de año sería capaz de cumplir su último sueño y podría apreciar de nuevo aquella expresión infantil que se le formaba cuando algo le gustaba.
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