una noche cálida

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Lugar: Playa Haeundae, Busan.

Lugar: Playa Haeundae, Busan

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Agosto, 2020.


Su agarre en mi cintura era demasiado para ser real.

Se sentía como si nunca hubiera tenido algo mejor que eso, como si hubiéramos nacido para abrazarnos así, de forma tan íntima, cariñosa y cómplice. Porque sus dedos trazando círculos sobre mi piel lisa y fría enviaban escalofríos que me hacían acurrucarme en él.

Y joder, quería estar ahí por siempre.

Quería aquello todos los días de mi vida, por todo el tiempo que pudiera. Sus brazos alrededor de mi cintura, sus manos en mi cadera, su mentón sobre mi hombro y ambos cuerpos meciéndose tranquilamente al ritmo de la música mientras sentíamos nuestros corazones latiendo de una forma tan fuerte que casi se sentía irreal.

Aquellos latidos me decían: Es él. Él es la persona correcta.

¿Y cómo no creerlo cuando se inclinó aún más y besó la curvatura de mi cuello con aquellos labios tibios? Y aparte de que se sentía como el cielo mismo, veía lo que le hacía feliz a él; ser capaz besarme ahí donde me ponía el perfume que él mismo me había regalado, besarme donde era vulnerable y me hacía derretirme contra él.

Sus labios era lo único que me anclaba al presente con tal de seguir sintiendo su aliento en todas las partes de mi cuerpo y más ahora donde me estaba besando: como si fuera lo más preciado para él, tan delicado y a la vez tan exigente. Sus labios que lo único que hacían era mantenerse ahí mientras él cerraba los ojos con gusto eran mi perdición.

Si seguía así acabaría jadeando y entonces mis mejillas se tornarían del más puro carmesí.

Seguro que era lo que quería.

Aun así, seguimos balanceándonos al ritmo de la música mientras ambos permanecíamos en nuestra propia e íntima burbuja ajenos al mundo, a pesar de que estábamos en público. No le prestábamos mucha atención al concierto que estaba llevándose a cabo en la playa, como acostumbraba en las noches de verano de Busan.

Era de noche y quizás eso nos hacía sentirnos más seguros de nosotros mismos para mostrar muestras de afecto. Si debíamos ser honestos, no podíamos apartar nuestras manos el uno del otro durante mucho tiempo y siempre estábamos intentando robarnos besos, abrazos o lo que fuera que nos hiciera sentirnos lo más cerca posible.

Sus labios dejaron de tocar la piel de mi cuello para apoyar de nuevo su mentón en mi hombro y sus manos se entrelazaron con las mías delante de mí regazo, lo que me hizo sonreír gustosa y suspirar contra su pecho firme. Por la forma en la que él me atrajo aún más contra sí, me demostró que era lo que quería.

Noche en Busan ; Jeon Jungkook [ONE SHOT]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora