capítulo único.

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Era una noche preciosa, con la luna en todo su resplandor en el pueblo de Karmaland.

Todos los habitantes descansaban cómodamente en sus casas, sin percatarse del individuo sigiloso que merodeaba por el pueblo, buscando algo valioso que robar junto a su preciada manada de lobos.

No muy lejos, en la iglesia que se ubicaba cerca del centro del pueblo, se encontraba un osito muy conocidos por todos al ser el cura de dicha iglesia, aunque muy a escondidas era miembro de la hermandad oscura.

Con su túnica aún puesta, rubius se encontraba rezando con fuerza, últimamente en sus pensamientos rondaba cierto chico pelinegro que gritaba legalísimo cada vez que algo no le gustaba, pero eso no era lo malo, el problema llego cuando en sus sueños se le aparecían situaciones pasadas de tono con su amigo, y siendo el cura del pueblo eso no era permitido. ¿Qué pensarían los dioses de él? Por los dioses es su amigo...aunque debía considerar que estaba bastante mamadísimo...

No pudo seguir pensando sobre eso ya que un ruido fuerte sonó en el sótano de la iglesia, (me lo inventé) justo donde se encontraba la caja fuerte con las ganancias que se recaudaban en cada misa y las donaciones de los pueblerinos.

Con una curiosidad inmensa y con algo de miedo, se dirigió al lugar del ruido, cuando llegó a estar enfrente de la puerta que conducía al sótano, la abrió con mucho cuidado de no hacer ruido, en eso su vista se dirigió a un palo de madera que ayudaba a mantener cerrada la puerta, por lo que con determinación lo agarro en defensa propia, si había un ladrón no dudaría de atacar, por algo se le nombró uno de los nueve guerreros de Karmaland, fue bajando uno por uno los escalones hasta llegar abajo.

Con ayuda de una linterna que tenía en su inventario, comenzó a recorrer el sótano sin soltar el palo de madera que llevaba en la otra mano, casi lastimando su palma de tan fuerte que lo sostenía. El ex pelicastaño al no ver nada decidió dar la vuelta y volver arriba, ya debía cerrar la iglesia, la noche avanzaba y se hacía muy tarde, no deseaba que lo pillaran los Mobs, pero una voz con acento francés hizo que detuviera su andar y tomara posición de ataque, aunque solo tenía como arma un pobre palo de madera, una buena golpiza por lo menos se llevaría.

- Vaya, vaya, pero que tenemos aquí…¿de donde salió este osito tan encantador? – decía en tono seductor el extraño ladrón francés.

- ¿Qu- Quién eres? ¿Qué quieres de la iglesia? – respondió entre tartamudeos el ex peli castaño del miedo que sintió al no tener su espada con él.

- Pues como verás, soy el famoso Lobo nocturno, y entre a la iglesia con el fin de encontrar algo valioso para robar, como diamantes o karma pero ahora que te veo bien…creo que he encontrado algo más valioso que unos tontos karmas – dijo desinteresadamente la primera frase pero a la vez que observaba detenidamente el cuerpo del contrario, una enorme sonrisa se formó en sus labios al momento de que cierto pensamiento cruzó su cabeza.

Se acerco como si de una presa se tratara al muchacho que tenía enfrente, posicionó ambos brazos a cada lado de la cabeza de su “compañero” Cerrando así la salida del contrario.
El pobre cura ya ni sabía a donde escapar por el shock del momento, lo único que cruzaba su mente en ese momento era: dioses ya valí madres, me van a violar y ni siquiera es vegettita.

Cuando pudo salir del shock inicial, se encontró muy cerca de la cara del famoso ladrón, podía ver sus ojos a través del casco que utilizaba en sus crímenes, esos ojos de un hermoso violeta, que eran tan distintos y a la vez que iguales a los de su amado, con la diferencia que estos mostraban deseo, los de su boomer eran tan cálidos y reconfortantes que se sentía la Paz en ellos, a pesar de las constantes peleas y bromas, con todo la valentía que pudo reunir, con el palo de madera que sostenía, intento dar un golpe en la cabeza de su enemigo.

Lobo nocturno al ver el arma casi golpearlo, no tuvo más remedio que retroceder para evitar daños, dando la oportunidad perfecta para que el héroe pueda escapar corriendo a la parte de arriba de la iglesia, cuando por fin pensó que se libraría del ladrón, su mala suerte lo traicionaba, pues en la puerta de la entrada no estaba nada más ni nada menos que una manada de lobos con algunas armaduras de oro, plata y hasta algunas de diamantes, que le gruñían haciendo que instintivamente retrocediera hasta dar sin querer con el pecho de su enemigo.

Lentamente fue dando la vuelta para toparse nuevamente con el individuo que portaba un traje morado y negro, haciéndose llamar lobo nocturno.

-  fue valiente y a la vez tonto el intentar escapar de mí – sonríe el hombre de casco mientras pasa una de sus manos por la cintura del ex pelicastaño, que a pesar de ser hombre era bastante notoria pero no al extremo de parecer la de una mujer.

-  ¿Que vas a hacer conmigo? ¿Vas a matarme por descubrir que estabas robando la iglesia?!!.- pregunta de forma alterada y casi dando gritos.

-  shuuu…a callar precioso, no querrás que todo el pueblo se enteré de lo que estamos a punto de hacer- responde de forma seductora el pelinegro, callando con uno de sus dedos los labios del contrario, que más que calmarlo terminaba alterándolo más.

-  P-pero que estas haciendo?!! – dijo el ex pelicastaño sonrojado hasta las orejas, no es que le estuviera gustando, pero en la posición en la que se encontraban era algo vergonzosa.
Su enemigo sosteniéndolo por su cintura, con uno de sus dedos rozando sus labios para callarlo y sus respiraciones casi sincronizadas si no fuera por el casco que el contrario traía consigo.

-  lo único que quiero oír de ti está noche son tus deliciosos gemidos. – termina diciendo el peli negro, para ir bajando lentamente su mano hasta la entrepierna del hermoso osito frente a él.
Rubius al sentir esa mano traviesa comenzar a jugar con su entrepierna por encima de la ropa,  se le hace inevitable no soltar un gemido de sorpresa, el pobre oso no podía creer que sería violado por alguien que ni conoce y más encima en la iglesia, los dioses estarían muy decepcionados de él, sin darse cuenta comenzó a sollozar de los nervios y por lo sucio que se sentía al ser tocado así por el famoso ladrón. 
Cuando vegetta sintió los temblores y los sollozos del cuerpo contrario, cayó en cuenta de su error, su amado sufría y todo era culpa suya, ¿Por qué se dejó llevar tanto? Ahora que mierda tenía que hacer? Sin pensar en las consecuencias abrazo de forma protectora a su osito, intentando así apaciguar la situación terrorífica por la que tuvo que pasar.
-ya, ya chiqui, siento mucho haberte asustado así- dijo de la forma más dulce, demostrando así lo mal que se sentía por haber causado eso.

En ese entonces ya el típico tono francés que utilizaba en sus robos nocturnos se había esfumado por completo, y entre pequeñas caricias, su osito fue calmándose poco a poco al ver que ya no corría ningún riesgo.
Por otra parte, a vegetta ya le daba un dolor de cabeza tremendo de solo pensar en cómo solucionar el problema causado por su alter ego, y sin más que perder, arriesgo todo a su última opción...revelar su identidad al chico que aún seguía refugiado entre sus brazos.

- sabes osito...se que dijimos que entre nosotros no habrían mentiras.- comienza a decir en tonos bajos casi que fueran susurros, y con la mirada perdida sigue su frase, temiendo ver la reacción del contrario. -pero al ponerme este traje y ser lobo nocturno, me hace sentir libre...¿Qué más da lo legalísimo?! Nadie es perfecto, en algún punto de la vida todos nos cansamos de la monotonía. - terminó diciendo el pelinegro mientras soltaba un suspiro cansado y dejaba de abrazar a rubius para luego tomar distancia y mirarlo de frente.

Y sin pensar en las consecuencias que puede traer consigo tal revelación.
Vegetta por fin lleva sus dos manos al casco del traje de lobo nocturno para deshacerse de él y que su amado vea a su captor.

Rubius escuchaba atentamente cada una de las palabras que acababan de ser pronunciadas por el contrario, al principio con algo de confusión al ver que el acento Francés desapareció repentinamente, pero al reconocer de cierta forma las frases que armaba su captor y el tono familiar con el que seguía hablando, su cabeza comenzó a conectar cables, sus sospechas fueron acertadas cuando vio el casco del ladrón fuera, mostrando el rostro del contrario.

Todo su ser se encontraba en shock, sin creer que el hombre al que amaba estuviera parado frente a él y sumando el hecho de que le confesó ser ese tan famoso ladrón del que tanta gente se quejaba.

- Lamento haberte asustado…no se que me pasó, cuando se trata de ti pierdo el control, trato de controlarme…pero hoy he fallado. - dice de una forma angustiada, sosteniendo con una de sus manos el casco mientras que la otra se dirige al puente de su nariz, ejerciendo un poco de presión en ésta, mientras que al mismo tiempo cierra sus párpados y se sienta de forma cansada en una de las bancas que utilizaba la gente cuando asistía a misa.

Cuando rubius logra procesar toda la información entregada en tan poco tiempo para su cerebro, se acerca a pasos despacio a vegetta, el estar enfadado es poco por la vergüenza y el terror que le hizo pasar momentos atrás, pero no iba a negar que se le subieron los colores de solo pensar a lo que pudo llegar con su vegettita.
No reclamaría mucho sobre el tema, una porque es de noche y no pensaba crear una escena y que todo pueblo de Karmaland se enteré de que el cura del pueblo casi fue cogido por el lobo nocturno y dos porque el también escondía más de un secreto por ahí,  como el pertenecer a la hermandad oscura y bla bla bla.

Con un suspiro cansado, rubius arregla un poco su ropa y aclara su garganta para comenzar a hablar.

- Vege? – pregunta mientras posa una mano sobre su hombro con tal de llamar su atención. – no estoy enfadado contigo…bueno solo un poquito, pero eres mi…"amigo" y tu sabes que te quiero, pero no me des más sustos así ¿vale?- comienza a explicar el peli castaño, aunque deteniendo su frase al momento de decir que eran.

Si era su amigo, pero él ya no se conformaba solo con eso, así que para no mostrar su nerviosismo, intento bromear acerca del tema.

- Rubius!!- le para vegetta  de un grito.  – tu no me entiendes,  lo que quise decir antes es que…t-tu me gustas!! Tus ilegalidades, tus bromas, tu humor, todo de ti me gusta!! – termina de decir un alterado pelinegro, no supo ni cuando fue que se levantó de la banca.

- Ve-vegetta?? – dice entre tartamudeos de vergüenza por la declaración dicha por el contrario.

- Creo que es mejor que me retire…buenas noches. -  con esta última frase, el pelinegro se dispone a dejar la iglesia, con mucha tristeza.

Rubius ya no sabía ni en que pensar, su cabeza estaba vuelta un lío. ¿Qué acababa de pasar? ¿acaso estaba soñando? Vegetta se le acaba de declarar y él como un tonto seguía parado en mitad de la sala en vez de detener a vegetta que ya estaba llegando a la puerta.
Esperen un segundo…vegetta estaba llegando ya a la puerta.
Cuando rubius terminó de procesar, se lanzó casi corriendo encima del mayor ocasionando que los dos cayeran al suelo de la iglesia.

- Ru-Rubius!?? Pero que haces!?? – preguntó un avergonzado vegetta por la posición tan comprometedora en la que estaban.

Rubius encima de vegetta abrazándolo por el cuello mientras escondía la cara en el pecho musculoso de su enamorado, no quería que se fuera y menos aún después de enterarse que su amor era correspondido por el de hermosos ojos violetas.

- A-a mi también m-me gusta vegetta- dice un avergonzado osito aún con su cara escondida en el pecho del mayor.

Con un sonrojo enorme en las mejillas de ambos, vegetta toma la iniciativa, con mucho cuidado pudo reincorporarse y quedar sentado de forma más cómoda.
Con delicadeza fue separado al menor que yacía colgado a él como si de un koala se tratase, cuando pudo quedar frente a frente subió sus manos a las mejillas de su osito, acortando la distancia que había entre ellos para crear un contacto de labios suave y delicado, transmitiendo en él las emociones de ambos.

Quien diría que en una noche pueden pasar tantas cosas... y que se terminaría formando una nueva pareja en Karmaland.

Lo que atrae la Noche. (one shot)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora