миссия

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Capítulo uno; "De buenos y malos"

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Capítulo uno; "De buenos y malos"


-Son veinte dólares.

- ¿Veinte dólares por unas malditas cuadras? Está loco, caranabo.

- ¿Entonces por qué no las caminó?-Contraatacó el anciano, extendiendo su palma obstinadamente para que el castaño depositara el dinero ahí.- Págame.

-Qué le den por culo. -Gruñó, buscando los dólares arrugados en el bolsillo de su pantalón, para luego entregárselos al viejo.-

Una vez fuera del taxi, tuvo la tentación imperiosa de patear el auto e irse corriendo. Se abstuvo de hacerlo, mirando como el horrible auto desaparecía por las peligrosas calles de Los Santos. Deseando, muy dentro de sí, que las personas de este barrio vieran al taxi pasar y decidieran que una bala en el motor le vendría bien.

Con una risa contagiosa por sus pensamientos, se dirigió a su casa a paso rápido, saludando en el camino a Don Gato, el hermoso minino callejero que siempre aparecía para robarle algo de comida y recibir un poco de cariño en la cabeza. Entró a su casa, sentándose en el sillón y destapando una botella de Whiskey de la mejor calidad. Hoy parecía ser un día bastante aburrido.

O eso quería creer.

Gustabo dio un pequeño brinco cuando un dispositivo vibró dentro del bolsillo izquierdo de su pantalón rojo, alertándolo de un nuevo mensaje. Se encogió de hombros, acostumbrado a recibir todo tipo de alertas por su trabajo como informante. Dirigió su mano izquierda al celular y lo retiró, prendiéndolo al instante, ansioso al ver el nombre del alcalde alumbrando la pantalla. Un nuevo trabajo lo acechaba y parecía ser bastante interesante si analizaba la desesperación que tenía el alcalde por contactarlo. Abrió la notificación, para luego con cautela leer el chat que se presentaba frente a sus curiosos ojos. El alcalde Greco lo necesitaba urgentemente. Con los dedos pulgares respondió el mensaje, ordenándole a la autoridad que lo llamara, para poder aclarar sus dudas acompañadas de intriga.

Pronto el nombre con el que tenía agendado al hombre barbudo pasó en brillante blanco en la pantalla, lo estaba llamado. Presionó el icono verde, contestando al instante.

- ¡Alcalde Greco, hombre! Buenos días.-Saludó amable, inclinándose en su lugar, esperando la información que el hombre iba a proporcionarle para su próximo trabajo.- ¿Sucedió algo?

- ¿Por qué no contestabas tu celular? -habló una voz ronca, colándose por sus sensibles oídos.- ¿Puedes venir al aeropuerto abandonado?

-Bueno, en realidad estaba a punto de...-

-Bien. Hay un auto esperándote afuera. Sube y no digas ni una sola palabra.

La llamada finalizó, dejando al hombre de rojo mirando su celular como si fuera un bicho extraño. Dirigió su vista a la ventana, viendo un auto bastante feo estacionado en su patio. Encogiéndose de hombros, tomó una chaquetilla y salió por la puerta, dándole una mirada a Don Gato que se mantenía atento a sus movimientos, curioso por la ida tan rápida de su "dueño".

Infiltrados.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora