La luz amarillenta lúgubre acariciando su sentido de la vista, la mesa bien portada y gigantesca en el centro de la habitación, las sillas bien repartidas. Sus ojos analizaron todo a su alrededor, atento, cuidadoso de cualquier trampa que lo acechara, no se permitiría caer entre las manos de su retorcido padre nuevamente. Con firmeza caminó alrededor de la habitación, observando cada rastro de sangre en las paderes. ¿Su padre se había atrevido a traerlo a un cuarto de tortura? se preguntó, cerrando los puños rabioso, queriendo deformar la estúpida cara socorrona de Vladimir Volkov. Se dirigió a pasos calmados a las sillas que rodeaban la mesa, tomó asiento y se cruzó de brazos.
Mientras se encontraba mirando el piso bajo sus pies, sucio gris frente a sus ojos, los pasos resonaron prontamente por toda la habitación y Volkov no pudo evitar removerse en su asiento, dar vuelta su cabecita, par luego ver a Jowi acercarse a su ubicación, con su pinta de malote, incómodo por la presencia del traficante de armas junto a la pronta su padre, que aún no llegaba, se encogió en su lugar. El rastas se sentó a su lado, sus hombros anchos presionando contra los pequeños de Viktor, que bufaba intentando apartar sus pensamientos agresivos en contra de Jowi, pero este insistía en pegarse como lapa a su lado. Sus manos cosquillearon por las ansias de golpear la estúpida cara tapada con una banda, una y otra vez, hasta que escupir sabre, mientras manchaba esa estúpida bandana.
–Aparta. –Susurró el peliblanco, gruñiendo sonoramente. Su naricita se arrugo, advirtiendo de su pronta rabia sí el estúpido mafioso de cuarta no se alejaba. Hastiado por la insistente cercanía, empujó el cuerpo pesado de Jowi hacia un lado, con toda su fuerza, hasta dejarlo en el suelo.
Cuando el pelinegro iba a abrir la boca para quejarse, aún en el suelo, llegó el padre de Viktor, su fuertes ojos azul eléctrico que parecían mirar al heredero con desaprobación, como siempre lo hacía.
–Tendrás que eligir protección.–Dijo, para luego suspirar, cruzarse de brazos y mirar directamente al peliblanco, que se encogía en su lugar por la imponente mirada de su figura paterna. Viktor no se atrevía a mirar el rostro de mandíbula marcada de su desgraciado padre.
Jowi asintió, dándose la vuelta, para luego tomar entre sus grandes manos la mochila que se encontraba en el respaldo de la silla. Abrió ésta, sacó varias fotos y las repartió en la superficie de madera frente al heredero. Volkov miró atentamente cada una, frunciendo el ceño al ver los rostros desconocidos pasar frente a sus ojos. Cuando Gustabo se asomó frente a las perlas de brillante celeste eléctrico, se removió en su asiento y gruñó rabioso, sus manos cosquilleando por golpear la estúpida cara en el pedazo de papel. Miró a su papá a los ojos, para luego con desprecio señalar a García.
–Este, quiero este. –Ordenó, frunciendo su ceño, cruzándose de brazos. Su cabeza sintiéndose alborotada por los miles de planes de venganza.
–Hijo, hay mejores que esta escoria, puedes elegir a Ja-. –Intentó contradecir el padre de Viktor, con desaprobación por la elección de su hijo.
–Pero yo quiero ese. –Respondió, interrumpiendo y pisoteando el suelo fuertemente, advirtiendo de la furia que se avecinaba sí Vladimir Volkov volvía a negarse a cumplir su orden.
Su padre simplemente acató por fin su orden, señalando a Jowi con el dedo, su silencio presionando al rastas a cumplir las órdenes de su mimado hijo. Viktor sonrió victorioso, mareado por las ganas de golpear a Gustabo García. Volkov sería una pesadilla en cuanto el castaño se pasará frente a sus ojos, no perdonaría ni olvidaría ninguno de sus crueles actos en su contra. Sus puños ensangrentados, el suelo manchado. Gritos, horrorosos, fuertes, temblorosos e insistentes gritos llenando la habitación. Los susurros débiles rogando por piedad, rogando perdón, eso era en lo único que pensaba.
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Infiltrados.
FanfictionEn los últimos años, Gustabo García no se había vuelto a involucrar en misiones de alto riesgo. Pero todo cambiará al verse envuelto en una infiltración de una de las mafias más peligrosas de Los Santos. Tendrá que soportar a un ex soldado con pésim...