Capitulo dos.

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Narrador omnisciente.

Alexa se había contactado con Marcus el finde semana para avisarle de su regreso y el motivo que la obligó a hacerlo, acordaron encontrarse en el parque el día siguiente, era un lindo día y seria bueno sacar a Annie un rato para intentar distraerla.

— ¡Marcus! —la más pequeña corrió hacia sus brazos—. Te extrañé, ¿por qué no fuiste a vernos antes?

— Perdón linda, tenia mucho trabajo pero sabes que siempre tengo un tiempo para mis chicas favoritas —paso sus manos sobre el cabello de la niña lo suficientemente entretenido.

— ¿Osea que hay mas chicas? En eso caso me alegra saber que estamos entre tus favoritas.

— Aja —se acerco a besar la mejilla de Alex —, celosa.

Llevaron a Annie para que juegue un rato y se sentaron en una banca cerca de ella.

— ¿Como estás tú? —pregunto Marcus luego de un rato en silencio.

— Bien, mucho mejor —respondió sin ánimos.

Marcus expresó una mueca de disgusto y pasó su brazo por los hombros de ella atrayéndola hacia él, Alexa dejó descansar su cabeza sobre el hombro de su amigo.

— No soy Annie, no tienes por que fingir conmigo —suspiro—. No imagino lo mal que te debes estar sintiendo por dentro, y ya se que es tonto decirlo ahora pero tienes que ser fuerte, seguir adelante como el lo hubiera querido.

— Eso es justo lo que estoy tratando, pero no tengo idea de que hacer.

— Hazlo por ti.. por Annie. Ella te necesita y yo también, no me gusta verte así.

A ella no le gustaba mostrarse débil frente a ninguna persona y mucho menos en estos momentos con su hermana cerca. Busco cualquier forma de evadir el tema.

— ¿Y cómo te gusta verme? -Alex lo miro con una pequeña sonrisa de lado.

— Nada de coqueteo rubia, no mientras te doy una charla inspiradora, no dejas que me concentre.

Ambos rieron mientras él la estrechaba en un cálido abrazo, que quizás fue demasiado cálido para lo que ella o cualquier otra persona estaba acostumbrada.

— ¿Desde cuándo eres tan caliente? -interrogó Alexa.

— ¿Desde cuando eres tan fuerte? -contraatacó él.

— Siempre lo fui, ¿recuerdas? Siempre te ganaba en fuerza —pellizcó su mejilla.

— Eso era antes, apuesto a que ahora no puedes ni moverme dos centímetros —se burló.

—Ya veremos North, esos músculos de gimnasio que tienes no son nada para mi. -él río a carcajadas.

Luego de que Annie se cansara de jugar en el parque fueron a caminar a una feria que había cerca de ahí, compraron unas donas para el camino y se entretuvieron en algunos de los puestos de juegos que había.

— Me habías dicho que querías trabajar, ¿no? -preguntó Marcus.

— Si, ¿sabes de algo? 

— La novia de un amigo mencionó el otro día que estaban buscando a una persona en donde ella trabaja, puedo pasarle tu número para que hablen y veas si te interesa.

— Gracias, eso sería genial.

— Lo que sea por ti —sonrió.

— ¿Cuando te hiciste esa cicatriz? —Alex apenas rozo sus dedos en la nuca del chico— ¿Que te paso? No la tenias la ultima vez que nos vimos. 

Marcus hizo un amague de decir algo pero calló de inmediato.

— ¿Que? —lo miro intrigada—. ¿En que pandilla te metiste?

— Nada, un accidente estúpido en el trabajo —le resto importancia.

— ¿Y tu novia? Esa tal Sofia no se cuanto...

— Lucia, y nunca fuimos más que amigos, de hecho ella tiene novio ahora y ya casi a penas nos vemos.

— Nunca me agradó, algo en ella no me gusta —hizo una mueca de desagrado—. No preguntes.

— No te quiero cerca de ella —Alexa elevó ambas cejas por el brusco cambio de tono y actitud que planteó el chico.

— Nunca lo estuve, ¿por qué habría de estarlo ahora?

— Las personas que la rodean no son para nada buenas —continuó caminando.

— Con que a la chica le gustan las malas influencias... ¿eh? Una pena, de lo que se perdió contigo.

— ¿Como te llevas con tu tío?

— En realidad casi nunca hablamos, él trabaja todo el día y cuando vuelve solo se sienta a cenar y mirar televisión.

— Pero, ¿es bueno con ustedes? ¿El trato que tienen es bueno?

— Es como vivir solas Marcus, solo que a veces me siento... incomoda. Se que es algo tonto por que nunca nos hizo nada pero no sé, no creo que tenga que ver con él de todas formas.

— Si intenta algo por más mínimo que sea no dudes en decírmelo, ¿entendido?

— No exageres, solo es un hombre serio y cerrado.

La noche cayó y se estaba haciendo algo tarde, Annie se quejó del frío así que Marcus las acompañó hasta la puerta de casa y se fue en camino hacia la suya.

— Voy a dormir, estoy muy cansada. ¡Adiós tío James!

— Duerme bien niña. Alexa, ¿podemos hablar un momento? —se levantó del sofá.

— Si claro, dime.

Dejo el control sobre la mesa y se acerco a ella a pasos firmes y de una forma como si quisiera intimidar más que cualquier otra cosa.

— No quiero chicos a mi casa, tampoco que salgas con Annie a cuesta tuya por obligación. Si tienes necesidades, dejas a tu hermana aquí.

No creía lo que acababa de escuchar ni quería hacerlo, su propio tío la estaba pintando como a una cualquiera. ¿Solo por salir con un amigo e intentar dejar de pensar que había perdido a su padre para siempre?

Inconscientemente Alexa apretó sus puños tratando de controlar su impulso de querer partirle la cara, no era una buena opción.

— Sabes que Marcus es mi amigo de la infancia, es como mi hermano. Annie también lo siente así, no me parece que hayas usado las palabras correctas para dirigirte a mi.

Su semblante se puso completamente serio, no mostraba ninguna expresión en él.

— No quiero a nadie aquí, espero que sepas entender mi decisión.

— Esta es tu casa, por supuesto que entiendo lo que dices —trato de sonar lo más serena posible.

— Terminamos de hablar entonces, que tengas dulces sueños querida —finalizó y volvió a su lugar de antaño.

Alexa subió a su cuarto con los nudillos blancos y un pequeño calambre en su mano derecha por presionar tanto sus puños.
Él tenía razón en no querer a nadie ahí, esta era su casa y ella iba a respetar eso como siempre lo hizo, pero James debía elegir mejor las palabras que usaba para decirlo.

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