Daddy this is dangerous

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—Ya es tarde, Dianne—le decía a mi mejor amiga mientras tomaba mis cuadernos y los ponía en mi mochila.

Dianne es mi mejor amiga desde que estuvimos en el jardín de niños, nuestros padres eran mejores amigos, especialmente su madre y la mía. Lamentablemente hace dos años, ella murió en un accidente de autos, su padre, Harry, cayó en depresión desde entonces. Dianne también estaba muy devastada, mis padres lo sabían, por eso me dejaban estar con ella casi todo el tiempo.

—Pero puedes quedarte Fer, sabes que a mi papá no le molestaría—explicó mientras caminaba conmigo hasta la puerta.

—No quiero incomodar a nadie.

—No vas a incomodar a nadie Fernanda—la rasposa voz de Harry se escuchó desde la sala de estar. Mi vello se erizó al escuchar esa voz con las que tantas veces fantaseé—, eres como otra hija para mi, otra niña.

Resaltó la palabra «niña» y sentí mis mejillas ruborizarse. No voy a negar que el papá de mi mejor amiga me atraía, y no de una manera sana. Esa voz ronca, esos ojos verdes, esos tatuajes y el cuerpo de ensueño que traía, volvería loca a cualquiera. Lástima que yo era una simple niña, él seguramente tenía un centenar de mujeres hermosas tras él.

—Si, quédate esta noche—suplicó Dianne poniendo una cara de cachorro. Un trueno nos hizo estremecer a los tres.—Y hay una tormenta afuera.

Rodé los ojos—Está bien—acepté—Déjenme decirle a mi madre.

***

—Ya cierra los ojos—dije entre risas. Eran la 1 A.M y aún seguíamos hablando y riendo.

Apagó todas las luces y no pasaron más de 20 minutos cuando Dianne comenzó a roncar; sonreí y negué con la cabeza. Amaba pasar tiempo con ella, amaba reírme hasta que las lágrimas caían a borbotones de mis ojos.

Me movía de un lado a otro en la cama intentando dormir, Dianne no ayudaba mucho al rodearme con los brazos. Cuando por fin estaba conciliando el sueño, otro maldito trueno lo arruinó todo.Abrí los ojos y delicadamente retire su brazos de mi cuerpo. Baje de la cama lo más silenciosamente posible y caminé hasta la cocina.

La lluvia resonaba en el silencio de la casa y un escalofrío recorrió mi columna.

Abrí el refrigerador y saqué una botella de agua, cuando estaba por cerrar la puerta, sentí unas manos frías en mi cadera.

Dejé caer la botella y giré rápidamente. La cara de Harry se encontraba a centímetros de la mía.

—Hola—susurró cerca de mis labios.

—Harry—mi voz apenas se ponía escuchar.

Retrocedió unos pasos y caminé titubeando, decidida a llegar hasta el cuarto de Dianne, pero Harry tomó mi brazo e hizo que quedemos frente a frente otra vez.

Sus manos comenzaron a bajar desde mi cintura hasta mi cadera, su mirada seguía haciendo un camino desde mis ojos hasta mis labios.

—Harry yo...

—Shh—silencio presionando mi cadera en su pelvis de una forma salvaje— ¿Crees que no me he dado cuenta de como me comes con la mirada?—nuestros labios se estaban rozando—No sabes cuantas veces me he masturbado pensando en ti, en como tu falda se ajusta a tus lindas piernas. ¿Por qué si estas conciente de eso Fernanda? —presionó mis piernas entre sus manos y se detuvo en mis muslo—, en como tus labios pronuncian mi nombre—de pronto sus finos labios que tantas veces había deseado se pegan a los míos y empieza a besarme de una forma salvaje, seguí el beso y abrí ligeramente mi boca cuando su lengua quiso entrar—en como se verían tus lindos pechos en mis manos—mordió mi labio inferior y volvió a meter su lengua en mi boca mientras estrujaba mis pechos en sus manos.

𝗠𝗲𝗱𝗶𝗰𝗶𝗻𝗲+18•• 𝗢𝗻𝗲 𝘀𝗵𝗼𝘁𝘀 H͎S͎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora