Cruza el puente. [Minayeon]

O2. Ayúdame a saberlo.

Lo sé. Lo sabes. Está ahí. No puedes taparlo por el resto de tu vida.

El camino hacía la gloria.

Nayeon escuchaba esas tetricas palabras desde que su día iniciaba hasta que finalizaba. ¿Cómo no recordarlas? El doctor Im se tomaba a pecho el querer a su hija de su lado por el resto de su vida.

Desde que sus ojos decididos miraron a Im Nayeon por primera vez hacía 21 años sólo pudo verla como "una futura eminencia de la medicina, el futuro de los Im" puesto en manos de la joven chica.

"El camino hacía la gloria" significaba más bien, un calvario para una pobre alma en pena.

—¡Papá!— gritó con furia Nayeon. Tan sólo unas horas posteriores a su encuentro con Jihyo y la propuesta de la fiesta.

Un mensaje de parte de Im Eunwoo a las 10 de la mañana sólo podía tener una misma definición.

Y esa era...

— ¿Qué es esto?—rabioso era pequeño para la forma en que el señor Im se mostró a su única hija.

En manos de Im Eunwoo yacia un retazo de hoja quemada, aún visible pese al fuego que casi le consumía.

— Eh...— la joven balbuceo. Observó el papel con evidente pavor. Recurriendo a responder sin una pizca de emoción.- Una chica de literatura me escribió un poema, argumentando que mi belleza le deja extasiada, ya sabes de sobra que amo a Jennie. Además, me pareció patético de por si, es la razón por la que está... quemado.

Im Eunwoo ahogó un suspiro de alivio. En su cabeza había maquinado que todo su esfuerzo se iría al fiasco si Nayeon quisiera ser como... esos inadaptados.

— Me alivia escuchar eso. Conoces cual es tu lugar en la vida. Y quienes deben acompañarte en lo que te aguarda; Jennie Kim es la postulante más agraciada que posees. No lo vayas a arruinar.

Nayeon asintió de acuerdo con lo pronunciado por su padre.

— Nunca te defraudaria, papá.

La sonrisa en el rostro del mayor confirmó que él más que nadie en el mundo tenía fe en ello.

Te escribo hoy, con más pena que el día de ayer. ¿Acaso te tomas el tiempo de leerme? ¿O soy sólo un estorbo entre tus libros de terror? Mi preciosa Hirai Momo;

Te dedico estos versos que han salido de mis entrañas,
No es de extrañar que por ti estoy cautivada,
No he estudiado las lenguas,
Y sueño con tener la tuya junto a la mía,
Igual que sueño tu mano tomar,
Enredarme en tus brazos y dejarme arrastrar, cual ola en el mar.
Me gusta rimar, aunque soy pésima en ello,
Me gustas tú y mi cuaderno tiene constancia de eso.
Me gustas, me gustas.
¿Tú lo creerías?

Tengo un pavor gigante al enviarte esto, el mismo que he tenido las dos veces anteriores. ¿Me leeras enserio? Jamás he visto que me sonrias, ni que me mires. Dime algo, ¿podría alguna vez ese corazón tuyo llegar a sentir algo por esta torturada alma? Ps; La chica de los retazos y lágrimas torturadas.