Un Pequeño Enamoramiento

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Hola! Si, soy yo de nuevo después de casi dos años de estar desaparecida 🙈

He de contarles que estoy a punto de terminar mi carrera universitaria y de que ahora tengo un trabajo estable.

Y por esto de la cuarentena, he tenido una serie de sueños raros que han dado pie a esta nueva historia y no podía dejar de escribirla.

Así que espero que puedan acompañarme a lo largo de este recorrido y espero les guste tanto como a mí.

-Elena, tierra llamando a Elena.

Un suave golpe en su frente la sacó del mundo de abstracción en que se había sumergido, lo que la hizo mirar a su mejor amiga quien había sido la responsable de lanzarle una papa frita a su frente.

-¿Eh? Perdona. - Dijo Elena sacudiendo su cabeza para poder despejarse completamente. - Anoche no pude dormir muy bien, por lo que creo que me he ido.

Lo cierto es que ya eran varias noches en las que no podía pegar ojo alguno.

Megan la miró por un segundo con sus ojos claros y frente fruncida, pero enseguida su atención se regresó a los papeles que estaban entre ellas, sin preguntar acerca del motivo del cansancio de Elena.

-No sé qué voy a hacer Elena, voy a reprobar el examen y encima tu no puedes concentrarte un segundo para ayudarme. - Se quejo con un mohín de sus gruesos y rojos labios.

Elena suspiro.

Megan a veces era un poquito... Egoísta. Pero Elena no podría reclamarle nada. No después de que era la única persona que por voluntad propia se acercó a hablarle en la universidad, a pesar de su mejor intento de mantenerse apartada de la gente.

Y no porque realmente a Elena le gustase estar sola, sino porque no soportaba las miradas de lástima de la gente después de enterarse de su situación.

Desde que cumplió la mayoría de edad y los dueños del orfanato le dijeron, no tan amablemente, que no podía seguir viviendo en el edificio, ella había tenido que arreglarselas sola. Y no que se perdiera de mucho fuera de aquel lúgubre edificio, definitivamente no iba a extrañar los desplantes y groserías de los otros niños y no tan niños que vivían ahí. Al menos nadie nunca había abusado físicamente de ella, pero no por no intentarlo, sino que siempre que alguien iba a tirar el golpe hacia ella, algo extraño sucedía.

Elena sabía que había algo mal en ella.

-Podemos hacer un mapa mental y de ahí partir para ir desglosando las ideas, de este modo a partir de palabras e imágenes claves te será más fácil recordar la respuesta. - Propuso Elena dandole ánimos.

Megan la miró por unos segundos frustrada, antes de ponerse a escribir sobre el papel de mala gana, lo que ocasionó a su vez que Elena se frustrara a un más.

Jamás sería maestra.

Generalmente era más de estudiar a solas con una vieja película de fondo, así se aseguraba de tener el suficiente ruido para que el silencio no fuera molesto y también al ser una película que había visto cientos de veces, no se distraía viendo las escenas. Pero Megan estaba teniendo especiales problemas con la materia y aseguraba que iba a reprobar, por lo que Elena había hecho una excepción y había abandonado su ritual para prestarle ayuda a su mejor amiga.

Lo que no auguraba nada bueno para su calificación ahora que el hermano de esta había llegado a la casa, y eso si que era una enorme distracción.

-Hola chicas. - Saludo él entrando a la cocina y abriendo el refrigerador para tomar el envase de cartón de jugo de naranja y beber directamente de ella.

-Asco. - Le dijo Megan. - Mamá va a matarte cuando se entere y vaya que se va a enterar.

Fernando sonrió, con esa actitud que le hacía granjearse a todo el mundo y desestimó la amenaza de Megan con un movimiento de mano.

-Entonces supongo que también se va a enterar que hace dos noches alguien rayó el carro de papá contra el portón de la entrada. - Dijo en tono jovial haciendo que Megan lo mirara con furia.

Mientras tanto, Elena procuraba mantener su vista pegada en su propio cuaderno, repasando una y otra vez las líneas escritas como si fuera la lectura más interesante del mundo.

No necesitaba ponerse más en evidencia.

Fernando era el hermano mayor de Megan por dos años. Ambos eran altos, rubios y con ojos de una tonalidad azul bebé. Pero Fernando le sacaba por lo menos diez centímetros de altura a Megan y unos veinte centímetros a Elena, ocasionando que esta siempre que tenía que verlo tuviera que mirarlo hacia arriba.

Elena comparaba la experiencia como mirar directamente al sol.

Fernando como siempre iba pulcramente vestido, pantalones caqui con un suéter negro que le quedaba a la talla y su pelo perfectamente peinado hacia atras. Era el chico modelo y encarnaba perfectamente lo que era. El próximo sucesor en la compañía Thompson.

-¿Como estas Elena? ¿Tratando de meter algo de sustancia al cerebro vacío de mi hermana? - Preguntó el juguetón, lo que ocasionó que se acalorara su rostro.

-Tu hermana es muy inteligente. - Respondió ella en voz baja y sin mirarlo directamente a los ojos.

Elena siempre había sospechado de que Fernando sabía perfectamente de su pequeño enamoramiento y eso sólo ayudaba a que se pusiera más nerviosa.

-Si tu lo dices. - Respondió él con voz ligera, volviendo a guardar el jugo dentro de la nevera y abandonando la cocina. Esta vez Elena no pudo evitar seguirlo con la mirada.

Al mirar otra vez a Megan, noto que ésta la miraba fijamente.

-¿Sabes? Creo que nunca me había percatado de esto, pero creo que tu y mi hermano serían una pareja perfecta. Claro está que yo tendría que seguir siendo siempre tu prioridad número uno.-Anunció ella lo que hizo que Megan abriera la boca por la sorpresa. - En serio. - Insistió ella. - Creo que le harías muchísimo bien, estoy harta de la bola de desubicadas de las que siempre se rodea.-Dijo mientras se meneaba el cabello rubio por encima del hombro.

Elena solo pudo mirarla, no por la petición de la prioridad ya que Megan siempre había dejado en claro que Elena debía tener siempre la agenda despejada para cuando la necesitase, sino por el hecho de que ella realmente pensara que Fernando se fuera a fijar en ella.

Con su cabello negro rizado y  que a veces tenía aspecto de no conocer los peines y debido al encogimiento le llegaba por debajo de los hombros, su estatura de un metro sesenta y su piel apiñonada era diametralmente el opuesto a todas las chicas con las que Fernando había salido alguna vez.

Él todos estos años jamás la había visto como algo más allá de la molesta amiga de su hermana menor.

-Creo que se te ha fundido un fusible con la lectura. - Respondió Elena mientras recogía sus cosas. Aquello ya no le estaba gustando nada.

Megan le detuvo la mano cuando recogía su libro.

-No estoy bromeando Elena, eres justo lo que él necesita y creo que sé cómo arreglarlo todo para que él se fije de una vez en ti.

Elena pensó en sus palabras y aún sin saber cómo terminó asintiendo.

...

Un pequeño capítulo que nos va a dar entrada a la historia.

Espero les guste, en el capítulo que sigue ya veremos un poco más de que va todo esto.

Apenas estamos iniciando.

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Un gusto volver a saludarlos!

Denisse Rojas

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⏰ Última actualización: May 24, 2020 ⏰

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