ú n i c o .

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   Taehyung era un brujo de renombre a quién, a pesar de su intimidante belleza, clientes de todo tipo pedían pociones. Era fácil de pagar, unas cuantas monedas de oro y ya tenían su pócima.

   Hasta que llegó Jungkook, un cazador, y tal vez le cogió cariño.

   "Sólo acepto besos como pago", bromeó.


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   Era juguetón, le encantaba jugar con la gente; estaba en su naturaleza de brujo. Pero, incluso entonces, sus palabras habían sido obviamente una broma. Habría estado bien si Jungkook se hubiera negado y hubiera querido pagar como un cliente normal, pero no lo hizo.

   "Bien", respondió, y el castañito tuvo que parpadear varias veces para poder asimilarlo. "¿Cuántos?"

   "¿Para velocidad extra?", Taehyung se acercó a él, sonriendo al estar tan cerca del otro, mirando sus afilados rasgos, demasiado apreciativos, amando la forma en la que su flequillo enmarcaba su cara perfectamente, con el resto de cabello atado a su nuca. "Un beso está bien."

   El cazador no parecía nervioso, sus ojos oscuros lo miraban fríamente. Pero su garganta se movió al tragar, y las comisuras del brujo se elevaron aún más al ver el movimiento.

   Entonces el ojimiel cerró sus ojos, inclinó su barbilla hacia el otro, y esperó, dispuesto a ser paciente.

   Y, para su sorpresa, sintió como unos dedos se entrelazaban con los suyos. Sin embargo, antes de que pudiera volver a abrir los ojos, los labios desconocidos y ásperos presionaron suavemente contra los suyos.

   Y, oh, se sintió mejor de lo que esperaba. 

   No duró mucho, sólo unos pocos movimientos lánguidos de sus labios, y Taehyung se alejó antes de que pudiera dejarse llevar por el sabor del otro, como hierbas y hojas de arce cocidas.

   Sus respiraciones corrían rápido incluso con el único y breve beso, y el corazón del brujo giró un poco en su pecho al abrir los ojos para ver los de Jungkook entrecerrados, algo significativamente más suaves que antes.

   "Vuelve pronto", canturreó alegremente él, mientras el pelinegro se iba con la poción unos minutos más tarde; se lo decía a todos, y aunque una pequeña esperanza rebosaba en su pecho mientras veía al fornido hombre irse, no creía que el otro volvería.

   Pero el cazador lo hizo. Una, y otra vez.

   Claramente Taehyung no podía decir que no le gustaba, tal vez el cazador se había convertido, más o menos, en su cliente favorito.

   Y definitivamente no podía decir que no se había dado cuenta de la forma en la que el otro hombre prolongaba cada beso poco a poco, a medida que pasaban los días. Y tal vez al acanelado le gustaba, un poco, demasiado.

   Mucha gente entraba a lo largo del día, algunos días más despacio que otros, pero él no podía evitar disfrutar de la puerta que se abría a la forma de Jungkook al entrar por el umbral. 

   A veces se animaba cada vez que entraba, corriendo para saludarle con una sonrisa. Otras veces se quedaba detrás del mostrador, apoyando su mejilla contra su mano mientras miraba al otro con ojos brillantes, retándolo a pedir otra oferta.

   "¿En qué puedo ayudarte hoy?", ronroneó el castañito, sonriendo mientras el de cabello obsidiana dejaba su arco y se estremecía en la puerta.

Redamancy | KookV OSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora