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FINAL•

Les dejo arriba la canción para darle un aire más verdadero a la escena ahr. Disfruten.

Narrador omnisciente:

Cuando Venecia llegó al complejo de cabañas, la noche había caído.

La hermana mayor de Will, Isabel, aparcó el auto en el estacionamiento exclusivo del Complejo Gran Vista. Bajaron del coche y una leve brisa abrazó la piel desnuda de Venecia.

Ella agachó la cabeza y observó su atuendo: un vestido color aguamarino que resaltaba cada peca de su cuerpo de manera solemne. Venecia no comprendió porqué Will le había pedido que se colocara su atuendo favorito para una salida campal, pero decidió seguirle la corriente.

Isabel abrió la puerta trasera y bajó los bolsos. Se acercó a Venecia y le extendió su mochila.

-Nuestra cabaña está al final del complejo -informó Isabel una vez que cerró las puertas y colocó el seguro al coche-. Sígueme.

Entraron a caminar por la calle de asfalto. Como un largo árbol de pino, el vestido de Venecia flaqueaba por el leve viento de la noche. Caminando detrás de Isabel, se dio cuenta que su postura era parecida a la de Will: media encorvada y meneando minuciosamente las caderas. Eso le provocó un par de risas que prefirió reprimir.

Isabel se hubiese percatado de los rictus de Venecia, de no ser porque estaba más concentrada en saludar a cada vecino que la veía pasar desde las cabañas.

-¿Los conoces a todos? -le preguntó Venecia con cierta curiosidad contenida.

Isabel esperó a que Venecia se adelantara para tenerla a la misma altura. Le dedicó una sonrisa de ojos achinados.

-Son mis vecinos pasajeros -contestó, pero al ver la cara confundida de Venecia, prosiguió:-Todos los que alquilamos estas cabañas, lo hacemos desde hace siete años. Sería como una tradición que compartimos en común.

-¿Es como el segundo hogar que tienen? -sonrió.

Isabel meneó la cabeza.

-No le llamaría hogar, ciertamente. Más bien... Casa de campo que visitamos de vez en cuando. Aunque debemos alquilar con anticipación.

De pronto, Isabel miró a Venecia como si acabara de recordar un pensamiento desvanecido que tanto se había esmerado en evocar.

-Entonces... Venecia, ¿desde hace cuánto conoces a Will?

-Desde hace un año..., y medio... -divagó, insegura de si había sacado la cuenta correcta.

-¿Son amigos?

Una simple pregunta confundió a Venecia. Recordó los momentos en donde confesaron su atracción el uno al otro, o cuando se sonrojaban por los cumplidos que se hacían, o la cantidad de veces que se besaron detrás de DayDays luego de contarle todo a Lucy y terminar con Adam.

No sabía con exactitud qué eran a estas alturas.

-Lo somos -respondió, pero su tono más bien fue de duda. ¿Le había respondido o se lo había preguntado a sí misma?

-Me alegra que Will te haya invitado esta noche -comentó, arrebatando a Venecia de sus pensamientos-. Jamás invitó a una chica aquí antes. Es probable que tu presencia genere un poco de curiosidad en la familia.

El nerviosismo de Venecia acababa de volver a tocar a su puerta ante esas palabras. Tragó saliva y desvió la mirada hacia las cabañas que pasaban.

Venecia, no me ignores ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora