Los tres cazadores se encontraban caminando de regreso después de una agotadora misión contra un demonio bastante poderoso. Tanjirou pensó entre sí lo complicado que fue vencerlo con la técnica de sangre tan manipuladora, mientras al mismo tiempo trataba de no quejarse de dolor de sus heridas y en lo pesado que Inosuke era por todos esos grandes músculos que poseía. En medio de la lucha con ese demonio, Inosuke actuó tan impulsivo como es característico de él y terminó siendo noqueado al punto de no despertar a pesar de que llevaban unas cuantas horas caminando por la calmada noche que les provee el bosque. Por otro lado, también se preguntaba del por qué Zenitsu había permanecido tan callado después del ataque el el fastidioso demonio lanzó contra él. A Tanjirou le parecía extraño que esta vez Zenitsu no se encontrara sollozando por lo bajo, a decir verdad Tanjirou extrañaba poder consolarlo con una cálidas palabras de corazón que provocaban que la ansiedad de Zenitsu se convirtiera en un aroma más tranquilo aunque sea por unos instantes.
-Zenistu, ¿te encuentras bien? -empezó a decir Kamado- ¿¡Acaso tienes una herida más grave de lo normal!? -Tanjirou comenzó a preocuparse de verdad por si había la posibilidad de que el demonio le hubiera hecho una herida de gravedad al rubio.
Zenitsu no respondió. Al parecer sus pensamientos lo habían sacado del mundo real.
El dueño del haori de triángulos parecía caminar por inercia mientras en su mente no había lugar para cualquier cosa que no sea pensar en lo que causó el ataque del demonio. Su ataque había consistido en atrapar a la víctima en una pesadilla muy vívida. En esa visión, Zenitsu no había podido controlar los sentimientos que sentía por su gran amigo que lo tenían confundido desde hace meses y le confirió un delicado pero profundo beso en los dulces labios del Tanjirou imaginario. Tan pronto como abrió sus ojos para lograr ver los brillantes ojos que le hacían sentir cosquillas en el estómago, sintió un punzante dolor húmedo en su abdomen. Volteó a ver a Tanjirou con genuina confusión en el rostro, éste mantenía en su cara una innegable expresión de desagrado mientras blandía con firmeza su espada de cazador que había atravesado fácilmente el torso de Zenitsu.
-¡Tanjirou, yo, yo lo sie-lo siento, no quise ofenderte!- exclamó desesperadamente el rubio mientras sentía que su corazón también había sido atravesado con la katana.
-¿¡Acaso estás enfermo!? -dijo Tanjirou con una frialdad lo que propició lágrimas de Zenitsu.- ¡Cómo te atreves a faltarle el respeto a Nezuko y a mí, en frente de toda la ciudad!-Con dolor, Zenitsu logró mover su cuello en la dirección donde unos murmullos comenzaban a ser tan fuertes que sus oídos palpitaban. Logró reconocer a los dueños de las voces, eran las personas que vivían en la ciudad donde creció y que no se perdían la oportunidad de burlarse de él cuando se humillaba frente a una chica. Ahora, sentía que estaba rodeado de todas las personas que alguna vez lo humillaron cuando él solo quería que alguien que le diera cariño genuino y lo protegiera.
-¡El pobre perdedor besó a un hombre, está enfermo! -exclamó con desprecio una de las chicas que alguna vez lo engañó para sus propios fines. - Que desagradable.
Zenitsu no podía escuchar más que risas e insultos que lo lastimaban tanto que solo quería huir y esconderse, sin embargo, lo que más resonaba en su cabeza eran las hirientes palabras de Tanjirou que lo hacían sentirse arrepentido de sus sentimientos por él. Desde un inicio, él sabía que iba a ser rechazado, como siempre. Desde que comenzó a sentir cosquillas en su estómago cuando Tanjirou se acercaba demasiado a su rostro en los entrenamientos o cuando sentía una inmensa felicidad al conversar con él después de la cena sin importar qué tan noche fuera.
ESTÁS LEYENDO
Condenado
Short StoryEmpecé a obsesionarme con el TanZen y me imaginé lo duro de debió de ser un Zenitsu enamorado y temeroso de tener sentimientos por alguien de su mismo sexo en un Japón de hace 100 años con infinidad de prejuicios.