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Perdón.

¿Cuantas veces lo he hecho, eh?
De seguro ya ambos hemos perdido la cuenta.
La cuenta de todas las veces que me he disculpado ante ti.
De seguro ya te es molesto.
Pero sabes que no puedo evitarlo.
No puedo evitar disculparme por ser tan idiota.
Tan molesta.
Tan cargosa.
Tan infantil.
Tan rara.
Tan negativa.
Tan depresiva.
Tan torpe.
Tan estúpida.
No puedo evitar disculparme por ser yo.
¿Sabes? No te miento cuando te digo que a veces siento que estarías mejor sin mi.
No puedo evitar pensar como estarías si nunca me hubieses conocido.
Si nunca me hubieses querido.
Si nunca me hubiese ganado ese puesto de ser tu hermana.
¿Estarías mejor? ¿Estarías peor?
¿Realmente me merecere ese puesto?
Te amo como a un hermano y eso nunca lo negaré.
Pero realmente a veces no puedo evitar preguntarme si lo merezco.
Perdón...
Ya sé que llega un momento en el que resulta molesto.
Pero no puedo evitarlo.
Realmente no puedo...
Me disculpo por todas esas veces que agote tu paciencia.
Por todas esas veces que hice que tu autoestima bajará.
Por todas esas veces que debí haberte hecho enojar.
Por todas esas veces que no pude ayudarte.
Por todas esas veces que no estuve para ti.
Por todas esas veces que te preocupé.
Por todas esas veces que te he golpeado sin razón alguna.
Por todas esas veces que no pude decirte ni siquiera un "te quiero".
Por todas esas veces que terminé llorando por malditas tonterías.
Hermano... Me disculpo por todo.
Te amo como a un hermano, a pesar de que no lo diga ni lo demuestre.
Pero realmente siento que te estoy agotando.
No quiero dejarte, no quiero olvidarte.
No quiero volver a sentirme sola.
No quiero volver a romperme.
Sin embargo
Una y mil veces pediré disculpas por cada uno de mis mil defectos.
Por todo lo que te hago.
Por favor...
Vuelve a abrazarme y a decirme lo idiota que soy.
Mientras lloro sin sentido como una tonta.
Por que no quiero perderte.
Y siento que lo estoy haciendo.
No sirvo, lo sé.
Nunca serví para esto.
Como amiga, mejor amiga, mucho menos hermana.
No sé demostrar nada. Lo sé.
Mira, ahora hasta me cuesta sonreír.
Soy una idiota. Lo sé.
Pero no creerias todo el cariño que te tiene esta idiota.
Me perdonas, y lo sé.
Pero sabes que aunque lo hagas una y mil veces
Una y mil veces, con lágrimas en mis ojos y una presión en mi pecho, volveré a pedirte perdón, aunque no tenga que hacerlo.
Te quiero desde lo más profundo de mi estúpido corazón, no te miento.
Pero realmente...
Perdón por todo, querido hermano.