ATRAPADO EN EL TIEMPO

6 mayo 2063
Mary…-¿Qué hago aquí?, -¿Mary? Qué le pasa señor, yo no soy Mary, usted se está confundiendo, Mary es mi abuela, ¿no es usted? (…). Así empieza esta historia… Mi nombre es Alberto y hace un tiempo que ya se escuchaba hablar de lo que estaba pasando en mi ciudad, en general, en mi país, todo eran rumores, eso creía yo hasta ese día, pero resulta que no era así, pero esperen… creo que voy muy rápido, volvamos unos años antes, exactamente unos 30 años, desde pequeño escuché hablar de historias relacionadas con el tiempo y con esas máquinas que algún día llegarían , la verdad es que no les prestaba atención alguna, en definitiva todas eran muy absurdas, y era mi infancia y sinceramente, ¿quién iba a preferir escuchar historias de gente mayor antes que jugar con un yo-yo? Ningún niño en su sano juicio lo haría.  Pero,  de todas las historias que llegué a escuchar a medias, solo una recuerdo con certeza y es la que contó aquél señor que salía en la tele, tenía aspecto un poco extraño, nunca me inspiró confianza, su nombre era Luis, trataré de recordar más o menos lo que dijo, fue algo así… {En algunos años podremos viajar en el tiempo}, ¡Ja! Pobre señor, qué ilusiones tan grandes tiene, alguien medíquelo, ¿se volvió loco?, -esas eran algunas de las cosas que decía la gente- y la verdad yo no encajaba en ese sector de la población que lo criticaba pero tampoco que le aplaudía, a mí me daba igual, pero ¿qué podían esperar? Mi papá era científico y mi mamá abogada, crecí rodeado de información enriquecedora y sumergido en un panorama, digamos que, distinto. La verdad no tenía contemplado decir esto, pero poco tiempo después encarcelaron a Luis, fue un caso muy sonado en mi ciudad, y habían rumores por todos lados acerca de la razón de su encarcelamiento, que si había cometido asesinato, que si había robado, que si había hecho experimentos ilícitos, pero esos rumores no servían de nada, ya que todos sabíamos cuál era la verdadera razón de su encarcelamiento , lo que había dicho en aquel noticiero, una simple, pero desafiante noticia al sistema y a todo lo que se tenía por dominando y por conocido, definitivamente fue una década con mucho silencio social debido a la represión que había, luego de esa década, siendo yo un adolescente no me explicaba por qué pasaban esas cosas y cada vez me daba más cuenta de la realidad a la que nos enfrentábamos en Irlanda.

Pasando algunas semanas superado el caso Luis , me di cuenta de algo, mi escuela empezó a enseñar más de ciencia y yo era muy feliz, me encantaba aprender de ella, pasando unos meses el setenta por ciento de nuestras clases estaban relacionadas con ella y como ya lo mencioné, a mi me gustaba, pero tenía amigos que la detestaban y bien, como era de esperarse, hubo compañeros que se tuvieron que cambiar de escuela porque simplemente ya no les agradaba el sistema educativo que estaban implementando, tengo que confesar que hasta yo me llegué a aburrir en algún punto, mi rutina era muy pobre, de la escuela a la casa, de la casa a hacer tarea y de hacer tarea a dormir, así día con día y cuando fui creciendo, mi amor por la ciencia ya había cesado, ahora solo sentía una obligación por ella hasta que un día anunciaron un viaje de parte de la escuela a Switzerland era un viaje de exploración e investigación, así fue como un 7 de abril de 2078 nos llevaron a un laboratorio y fue una buena pero rara experiencia porque nos separaron en dos grupos y la regla que nos habían dado era no apartarnos , me resultó frustrante porque parecía como si nadie se diera cuenta de lo que estaba pasando, me sentía como un bicho raro, pude percatarme de que nos separaron conforme a nuestro coeficiente intelectual, los de más alto puntaje estaban de un lado y los de más bajo de otro, pero lo dejé pasar, y así fue como el recorrido empezó, primero nos llevaron por un salón en el que nos hicieron ver una bacteria a través de un microscopio y a pesar de leer tantos libros acerca de organismos, ese animal era sumamente raro, no lo había visto en toda mi vida, el segundo cuarto a donde fuimos era muy oscuro, apenas y nos podíamos ver entre nosotros, pero era así por una razón, la cual era guiarse por el tacto, las manos te decían hacia donde te tenías que dirigir, no sé cómo describirlo de manera adecuada, luego nos dirigimos hacia un cuarto en el cual pasábamos caminando y unas máquinas bastante extrañas nos envolvían en ellas, fue una experiencia única y extraordinaria, terminando los recorridos por las distintas salas del laboratorio me encontré con mis compañeros del grupo dos y les pregunté que qué habían visto y ninguno de ellos me pudo responder con certeza, solo uno me respondió de una manera tajante: -Alberto, ¿por qué siempre quieres saber todo? No supe cómo responder,  él siempre era muy amable y me desconcertó mucho, me dejó un amargo sabor de boca.