Abigaíl vivía en la ciudad Carden, Una ciudad en la que la riqueza se había estado acumulando por mucho tiempo, los negocios criminales se agravaban por la falta de trabajo y por la necesidad de comer, muchas personas vivían en la calle y muchas de ellas morían por hambre y por las diferentes enfermedades que llegaban a tener por la falta de limpieza, era una ciudad en la que nadie quería ir pues la mayoría de las personas no estaban bien, tenían muchos problemas mentales, era común ver a personas vagando y hablando solas. En una de las calles más transitadas, coloridas y llena de negocios vivía y dormía Abigaíl, hasta donde la conocían los comerciantes, ella era una joven muy amable, para poder comer le ayudaba en diferentes tareas a los comerciantes, y todos le daban una mano, aunque era una buena chica, todos sabían que por dentro guardaba una gran tristeza, siempre la veían desganada, sin ganas de hacer nada, ella vivía nada más por vivir.
Un día, Carlos, un señor ya mayor de edad, bueno, carismático y generoso, propietario de una surtida y amplia, aunque un poco oscura tienda de abarrotes en esa calle, la invitó a comer, Abigaíl aceptó, cuando entraron a la tienda, el señor Carlos le sirvió la comida y empezó a intentarle sacar conversación, le preguntaba cómo estaba, ella no respondió nada, solo agachó la mirada y empezó a comer, - Bueno, mmm, las ventas han estado bien, es decir, pueden mejorar, pero en sí están bien, ¿Qué has hecho estos días?- dijo es señor Carlos, Abigaíl solo le respondió una nada de una manera seria y amena, sin expresar mucho, su conversación no funcionó, al terminar de comer le dio las gracias y le preguntó si había algo en lo que lo podía ayudar, el señor le respondió que no, y que ya se podía ir, Abigaíl se paró de la mesa y se retiró, al Salir de la tienda vio a una mujer de estatura media, piel morena, y cabello rizado, en ese momento se le revolvieron los pensamiento y recordó su infancia, hace doce años, en una casa chica vivía un mujer de estatura media, piel morena, y cabello rizado junto a su pequeña hija Abigaíl, aquella mujer era la mejor madre para su hija, siempre era amorosa y lo único que le salía de su boca eran palabras dulces de amor para su hija, siempre dejaba a su hija en el kínder y después se iba a trabajar, esa era su día, los fines de semana Abigaíl y su madre iban a casa de los abuelos, pero siempre, por alguna extraña razón no las querían, Abigaíl recuerda que sus abuelos vivían atrás de la catedral, en una casa gris, pero acogedora, nunca los conoció bien, solo de vista, en realidad no sabía porque nunca las dejaban pasar a su casa, un día, cuando la mamá de Abigaíl la iba a dejar al kínder, ella recuerda que unos hombres en una camioneta negra, las subieron, ella estaba muy asustada, igual que su madre, cuando llegaron a las orillas de la ciudad, tiraron a Abigaíl a su suerte, pero a su mamá se la llevaron, Abigaíl empezó a llorar y llorar, no podía entender qué era lo que le había pasado, desde ese día intentó buscar a su mamá, pero lo púnico que hacía era cagar por las calles, intentó llegar a su casa pero nunca supo donde era, terminó un día por resignarse y terminó en una de las calles más transitadas, coloridas y llena de negocios de ciudad Carden doce años después, ya estando en el presente, cuando vio a aquella mujer parecida a su mamá mientras ella salía de la tienda de Carlos, decidió ir en busca de su mamá, pero no sabía por dónde empezar, ella recordaba que de pequeña había intentado buscar a su madre, pero nunca pudo recordar la dirección o la ubicación de su casa, lo que había recordado era que la casa de sus abuelos estaba justo atrás de la catedral, sabía que era una casa gris, así que pensó si era buena idea ir a buscar a sus abuelos, pues hasta donde ella recordaba, no la querían, ni a ella ni a su mamá, al final decidió ir con sus abuelos, solo era cuestión de ir hacia la catedral y de ahí buscar aquella cas gris, emprendió el camino, tardó un poco más de dos horas para llegar justo a la calle detrás de la catedral, el problema al llegar ahí es que no supo cuál era la casa pues ella recordaba que era gris y no había ninguna casa gris, así que decidió sentarse en la banqueta a esperar hasta ver si reconocía a alguien, se quedó ahí todo el día y toda la noche, hasta que al otro día, por ahí de las once del día, de una casa naranja salió una señora ya mayor de edad, piel clara, con cabello corto y con el tinte caído, en ese momento Abigaíl la reconoció y se fue corriendo hacia ella, la mujer se asustó, dio un buen grito y se metió rápido hacia su casa, se aterró y ya no quiso salir, pero Abigaíl ya sabía cuál era la casa de los abuelos, se quedó ahí, justo afuera de la casa, solo quería hablar con ellos para que la ayudaran a saber de su mamá y también para que la ayudaran a salir de su terrible situación, se quedó ahí, casi pegada a la casa hasta casi las seis de la tarde, ella no estaba dispuesta a irse, era la única solución para encontrar a su mamá y salir de la situación de calle en la que se encontraba, todo el rato que Abigaíl estaba afuera de la casa, Elizabeth, la abuela, también estaba pegada a la ventana para ver quién era esa joven descuidada, ella la veía pues algo en ella le recordaba algo aunque no sabía qué, al llegar el atardecer Elizabeth decidió salir a ver quién era aquella joven, se paró frente a la puerta, abrió la puerta, dio unos paso hacia la reja y por un momento se quedó mudo, se vieron a los ojos y ninguna de las dos supo que decir, Elizabeth solo le dio una señal coordinada con la cabeza y con la mano para que entrara a la casa, Abigaíl la miró a los ojos, agachó la cabeza y pasó, estando las dos en la sala de estar, Elizabeth se sentó y Abigaíl se iba a sentar cuando Elizabeth le dijo un silencioso pero rotundo no mirándola a los ojos con una mirada retadora, -no, primero báñate que hasta acá apestas- Abigaíl se bañó, pero fue imposible no sentir la mirada pesada de Elizabeth, ella la vigilaba para que no se robara nada, al salir de bañarse y vistiéndose con una ropa que le prestó Elizabeth, se sentaron en el comedor, el ambiente aún seguía denso, Elizabeth le ofreció de comer Abigaíl Aceptó, fue hasta cuando terminó de comer inició su primera conversación, primero Elizabeth le preguntó quién era, le dijo que era evidente que ella algo quería, también insistió en saber porque se quedó afuera de su casa tantas horas, era más que obvio que algo quería, se lo decía de una manera pasiva-agresiva, con voz calmada, con una posición recta y con una mirada directa, su lenguaje corporal hizo que Abigaíl se intimidara, se encogió y se intentó cubrir con su cuerpo, estaba asustada, no respondió nada entonces Elizabeth le insistió y al final Abigaíl le dijo que estaba buscando a su mamá, que ella quería salir de la situación de calle, Elizabeth ya había bajado la guardia, había visto que Abigaíl era una buena chica con buenas intenciones, le tomo las manos y con voz dulce le pidió explicarse mejor, le preguntó ¿Cómo podía ayudar a encontrar a su mamá? Y lo más importante, ¿Quién era su mamá?, Abigaíl mirándola a los ojos le dijo que ella era hija de su hija, es decir su nieta, Elizabeth la miró con cara de asombro, no entendía nada, ¿¡Cómo eso era posible!?, -Mi nombre es Abigaíl, hija de Karla, de chica siempre intentábamos visitarte, pero el abuelo y tú no nos dejaban, no tengo idea porqué, un día unos hombres llegaron a la casa, nos tomaron a mi madre y a mí, de mi madre no volví a saber nada, tampoco de mí, me echaron como perro a la calle y de ahí nunca salí, intenté buscar a mi madre pero más tarde me di por vencida, mi vida se convirtió en vivir nada más por vivir, sin ningún propósito, a lo único que me dedicaba era a ayudar personas para comer, hasta que hace poco vi a una mujer que se parecía a mi mamá, por un momento creí que era ella, intenté alcanzarla, pero no pude, como sea, tomé la decisión de buscarla, no hubiera acudido aquí si tuviera otra manera, no sé qué hacer, ayúdame por favor, mi abuelo y tú son mis únicas esperanzas- eso le respondió Abigaíl llorando, pero intentando contener las lágrimas, Elizabeth volvió a tomar esa postura autoritaria al igual que volvió a hablar muy seca, solo le dijo que por esa noche ella se podía quedar a dormir en su casa, y ya mañana seguirían hablando, Abigaíl tomó una cobija que Elizabeth le había arrojado y después se fue al sillón viejo a dormir mientras que Elizabeth, en su cama pensaba en todo lo que esto significaba, ella quería no saber nada de su pasado, pero eso no sabía que era exactamente eso, si deslindarse de todo su pasado y seguir sola o deslindarse de su pasado, de aquel pasado en la que era ruda y no quería a nadie cerca de ella y empezar una nueva vida con su nieta, ya que la vida le daba esta oportunidad, a la mañana siguiente todo incertidumbre, Abigaíl no sabía si se iba a quedar ahí o si se iba a ir, pero tampoco Elizabeth, primero la invitó a desayunar, desayunaron y mientras desayunaban Elizabeth pensaba qué era lo que iba a ser, eso era una decisión que podía cambiarlo todo, al final de desayunar, Elizabeth aceptó, pero primero le dijo a Abigaíl todo lo que ha pasado, primero le dio la noticia de que su abuelo había muerto hace cinco años, Abigaíl puso una cara de triste pero la verdad es que no estaba triste pues nunca lo había conocido de verdad, en cambio Elizabeth, ya estaba llorando, le contó toda su historia con su marido, le contó que él y ella se conocieron en una feria, ella se había quedado sin dinero para pagar la cuenta en el restaurante, entonces se acercó un extraño y le dio el dinero que le faltaba, luego empezaron a salir y se casaron, unos años después tuvieron a Karla, ellos la amaban mucho, pero con el pasar del tiempo tuvieron un problema por el cual se distanciaron, Abigaíl insistió en saber cuál era aquel problema por el que ya no se hablaron más, pero Elizabeth se negó rotundamente, le dijo que la condición para que se quedara en la casa era que no le dijera nada sobre Karla, que ese nombre estaba prohibido, le dio a elegir sobre su abuela que estaba frente a ella o sobre un fantasma de madre, la cual no tenía ni idea donde estaba, evidentemente Abigaíl pensó en su futuro pues ya estaba harta de cómo vivía y decidió quedarse con su abuela, inmediatamente Elizabeth le dio la habitación que era de su esposo y Abigaíl le preguntó si ellos no dormía juntos, Elizabeth le dijo que por la edad ya preferían quedarse cada quien en su cuarto, con sus propias camas y su propia intimidad, además le dijo que en vez de preguntar eso debería estar agradecida que tenía un cuarto, le enseñó la casa y después se alistaron para salir a comprar ropa para Abigaíl, pues ella no tenía nada, al estar comprando cosas para ella, se empezaron a acercar mucho, Abigaíl le preguntó en dónde trabajaba, Elizabeth le dijo que ella era maestra, ahora se mantenía de su pensión, además del seguro de vida de su marido, el cual estuvo bastante bien, pronto se agarraron cariño y Elizabeth la metió unas clases para que aprendiera a leer y a escribir adecuadamente, en poco tiempo aprendió y como ya sería muy difícil que empezara a estudiar la escuela desde donde la dejo, la metió a clases de Inglés para que ahí tuviera un soporte, en unos años aprendió muy bien el inglés, también con ayuda de Elizabeth, pues ella era de Nueva Zelanda y obviamente su lengua materna era inglés, aprendió español cuando llegó a los veinte años a ciudad Carden, unos años después su vida iba viento en popa, Abigaíl ya era alguien totalmente distinta, tenía trabajos como traductora, seguía viviendo con Elizabeth y todo era perfecto, hasta que un día, después de muchos años, Abigaíl decidió salirse de su casa, ya estaba viendo bastantes departamentos chiquitos, encontró uno y decidió irse a vivir ahí, estaba muy ilusionada y así, ilusionada, fue y se lo dijo a Elizabeth, cuando se lo dijo, actuó muy seria, le dijo que hiciera lo que quiera y se fue soltando lágrimas hacia su habitación, Abigaíl desconcertada la siguió y ahí en el cuarto, la encontró llorando, cuando Elizabeth la vio junto a ella, la abrazó y le pidió que no se fuera, que ella la quería ahí con ella, a su lado, a Abigaíl se le hizo muy raro esa respuesta por parte de Elizabeth, le pidió que se calmara y le preguntó la razón por la cual había actuado de esa manera, pues estaba llorando de una manera un poco histérica, Elizabeth le dijo que lloraba y se portaba así por su culpa, que ella antes vivía normal y que cuando ella llegó a su vida, todo se cambió, las dos retomaron la felicidad que la vida les había quitado, y que no era justo que ahora ella se fuera, así nada más, le advirtió que ahora Abigaíl tenía la responsabilidad sobre ella, que ella ya era vieja y le intentó dar todo, para que ahora ella se fuera así como si nada de eso hubiera pasado, aunque esto fue el inicio de una relación tóxica, Abigaíl no lo quería ver así, aunque en el fondo de su corazón ella lo sabía, después de su histeria repentina, lo único que hizo Abigaíl fue abrazarla y decirle que no se preocupara, que ella no se iba a ir y que todo iba a seguir como antes, después de eso se fueron a la sala y vieron una película pero todo ese rato Abigaíl pensó en el episodio que le había pasado a Elizabeth, así que detuvo la película y le preguntó qué era lo que le había pasado, Elizabeth solo le respondía con un –nada, déjame ver la película-, pero Abigaíl seguía insistiendo varias veces, así que las dos explotaron, se empezaron a gritar mutuamente, una quería saber exactamente qué le había pasado y la otra evadía las respuestas a gritos, al final le pidió perdón y le dijo que era por culpa del estrés que había tenido los últimos días, ya después lo dejaron pasar, pero esa pelea hizo que se le revolvieran las cosas a Abigaíl, revolvió su pasado y decidió, una vez por todas, ir y buscar a su mamá, el problema era cuando pensaba en su abuela, no sabía cómo iba a actuar, pues recordó cómo reaccionó cuando le dijo que dejaría la casa y no podía imaginar cómo iba a reaccionar cuando le dijera que estaba decidida a buscar a su mamá, pensándolo bien y por un buen tiempo, decidió buscarla, pero a espaldas de su abuela, ella quería evitar cualquier tipo de problema y esa fue la solución que encontró, no tardó mucho en empezar, a los pocos días de estar investigando, se dio cuenta que una mujer, con las mismas características de su madre, falleció por las mismas fechas, pero no sabía a ciencia cierta si era ella, así que contrató un detective privado para que confirmara o desmintiera esa situación, al poco tiempo que el detective empezó a hacer lo suyo, le confirmó que su madre era aquella mujer que encontraron muerta en la carretera aquel día, también le dijo que se desconocía quiénes habían sido pero le informó que se sabía que fue por una venganza, se sospechaba que era porque su mamá era una prostituta que trabajaba muy a menudo con ellos y que los quiso delatar, pero se enteraron y se supone que fue por eso que la mandaron a matar, después de eso, Abigaíl se fue a su casa desconcertada y muy triste, ella no lo podía creer, al llegar a su habitación empezó a llorar y llorar, después de un tiempo llegó a la casa Elizabeth, y al escucharla llorar, fue al cuarto muy rápido a ver qué tenía, Abigaíl la vio y le pidió una abrazo de consuelo, Elizabeth le preguntaba qué le pasaba, pero Abigaíl no podía ni hablar por la tristeza, ya después de un tiempo Abigaíl se tranquilizó y le empezó a contar a su abuela todo lo que le había pasado, le dijo que quiso empezar a buscar a su mamá, cuando le dijo eso se empezó a enojar, le empezó a reclamar que ese tema estaba prohibido en su casa, en esos momentos ya estaba totalmente enojada, y Abigaíl, no soportaba más los reclamos sobre su madre, así que le respondió de una manera muy fuerte, e iniciaron una gran pelea, por un lado, Elizabeth le reclamaba por porque siempre piensa en su madre y no ve lo que tiene, y por otro lado, Abigaíl le decía que no se obsesionara por eso, que respete a su madre, pero las cosas iban cada vez más y más fuertes, Elizabeth ya no nada más insultaba a Karla sino a Abigaíl mientras que Abigaíl ya no estaba peleando por su madre sino que hacia decía de Elizabeth era una loca, que si ella nunca había tenido una madre ese no era su problema, en ese momento se desató la ira de Elizabeth, pues todo lo que le estaba diciendo era totalmente cierto, ella no tuvo madre, por eso se mudó a Nueva Zelanda, y también sabía, en el fondo de su corazón que el que su madre la abandonara la había marcado, pero ella no se dejó a los insultos, esos seguían y seguían, hasta que las dos se echaron a llorar, se abrazaron y se separaron, ya llevaban unos días de las más grande pelea que habían tenido, por unos días solo se saludaban y se tiraban indirectas, Elizabeth la tiraba de obsesionada con su madre, mientras que Abigaíl le mandaba indirectas de que estaba loca, esto provocó que ambas cayeran en depresión, pero sus orgullos no las dejaban reconciliarse, después de unas semana empezaron a hablar otra vez, pero la relación ya se había desgastado, ya no eran igual que antes, su relación era muy pasiva-agresiva, después de una par de meses de dimes y diretes, mientras estaban en la sala viendo la televisión, Abigaíl le dijo que ya no podía más, ella quería tomar su maleta e irse, estaba harta de esa situación tan incómoda, decía que sentía que era tiempo de cerrar ciclos, ya no quería seguir así, le recordó que hace un tiempo ella tenía pensado irse, pero no lo hizo por ella, pero como ya todo había cambiado, era momento de irse, entonces Elizabeth lloró y le suplicó que no se fuera, Abigaíl conmovida, le dijo que tenían que hacer algo para arreglar esa situación, pues ella ya no quería seguir viviendo eso, ¡Ya no quería vivir!, Elizabeth propuso rentar una casa en la playa, en medio de la nada, y ahí estar ella y Abigaíl juntas sin nadie más, tener tiempo de calidad y así solucionar sus problemas, Abigaíl aceptó, a los dos días ya se habían ido a una hermosa playa, acordaron quedarse ahí por cuatro días, el primer día las dos estaban muy serias, se hablaban muy poco, al segundo día Elizabeth le abrió su corazón, fue una escena muy emotiva, le pidió perdón por no saber ser una buena abuela ni madre, le explicó que nunca tuvo un modelo femenino en su vida y que eso causó mucha inseguridad y miedo al abandono, le pidió perdón, después de eso, Abigaíl le pidió perdón por juzgarla duramente, al final se abrazaron y todo iba muy bien, al día siguiente, mientras estaban las dos en el mar, esta vez la que inició todo Abigaíl pues en la plática, mencionó lo buena madre que era Karla, lo amorosa y lo protectora, eso hizo sentir a Elizabeth que no estaba haciendo lo suficiente para ella entonces de una manera molesta le pidió que se callara, le dijo que ya no podía soportar escuchar de su madre, que la supera, ella ya estaba muerta, eso enfureció a Abigaíl y le dijo que se callara, que al menos su madre la amaba cuando estaba viva, pero que la de ella ni viva la quiso, salieron del mar discutiendo, llegaron a la casa de pie de playa discutiendo, se dijeron cosas muy hirientes la una a la otra, Elizabeth le dijo que ella nunca había querido a su mamá por ser una cualquiera que le gustaba el dinero fácil, que se acostaba con cualquiera a cambio de dinero y que nunca conocerá a su padre pues él era un cliente más, en cambio Abigaíl, le decía que estaba harta de ella, vieja loca y maniática, era incapaz de amar y de ser amada, cada quien se dio en donde más les dolía, esta pelea solo ayudó a incrementar la depresión y la locura de las dos, en especial de Abigaíl, Elizabeth terminando la pelea se fue a su cuarto y tomó pastillas para dormir, y le funcionaron, mientras que Abigaíl se encerró en su cuarto y empezó llorando, después empezó a hablar con ella misma, estaba en un momento de locura, empezó a imaginar cosas y a hablar con aquellas cosas, la locura estaba a su máximo nivel, duró delirando mucho tiempo hasta el conticinio, ya no podía más, salió y se fue a la playa, donde a lo lejos creyó ver a su mamá en el mar, muy parecido a como la creyó ver esa vez saliendo de la tienda de Carlos, pero esta vez estaba decidida a ya no dejarla ir, se convenció que estaba viva en el mar, así que se metió y se metió y nunca salió.
La mañana siguiente cuando despertó Elizabeth y vio que no estaba Abigaíl en la casa, la intentó buscar en todos los lugares, llamó a la policía, contrató detectives, pero al creer que la había abandonado, decidió tomar pastillas para dormir y ya no despertar, así fue, la única manera en la que se acabó la tormentosa relación de estas dos mujeres, ciudadanas más de la ciudad Carden, una ciudad llena de enfermos mentales, los cuales, cada uno tiene en su mente diferentes mundos y nunca se sabe qué es lo que hay en cada mundo.