Día 5: Mitos
Decían en el barrio que lo habían visto por las noches, montado en su mula y acompañado por sus perros, pasando entre los callejones con su guitarra, buscando a las jovencitas más hermosas para cantarles serenata.
Los señores se quejaban porque sus caballos estaban inquietos, las señoras con miedo de que buscara a sus hijas, y las jovencitas soñando despiertas, sin hacer nada más que pensar en la música y jugando con sus cabellos peinados en una trenza.
La gente decía que era un demonio. Que esos espíritus nocturnos había que rechazarlos, y el sacerdote del pueblo bendecía las casas donde lo habían visto, para deshacer el embrujo en el que las señoritas estaban sumidas.
Y entonces habían dejado de verlo, ya no se asomaba por las calles del barrio concurrido, y creían que el espíritu se había marchado.
Pero la vivienda de los Todoroki estaba más alejada, y el más joven de la familia esperaba desde su ventana viendo a su padre quejarse por el estado de sus caballos, pasando sus dedos por su largo cabello, esperando a que la luna saliera para escuchar esa voz que junto a su guitarra le profesaba amor todas las noches.
—Eres más hermoso que cualquier otra aquí, Shouto –le decía mientras entrelazaba sus mechones cuidadosamente en la forma de una trenza—. Desearía que pudieras venir conmigo.
Y como llevaba haciendo desde hacía muchas noches, Shouto asentía, y escuchaba las canciones y las promesas de su enamorado quien desaparecía por la mañana.
Su familia estaba preocupada. Sabían de los rumores, pero no creían que pudiera haber llegado a su hogar, mucho menos con su hijo varón. Sin embargo, lo veían cansado, y sin apetito, con la mirada ida como si su mente estuviera en un lugar muy lejos de ahí. No hacía más que jugar con su cabello y tararear canciones que ellos jamás habían escuchado.
Se asomó a su ventana para cerrarla antes que entrara más el frío de la noche cuando la escuchó por primera vez. Una dulce melodía de un instrumento de cuerdas. Había escuchado los rumores del pueblo, de un fantasma que seducía a las mujeres, pero lo que vio bajo su balcón no era un espectro. Solo a un hombre que se quitaba el sombrero, dejando ver su rubio cabello, una sonrisa entre altanera y encantadora, y un par de ojos rojos hechizantes, a punto de cantar una canción para él nada más.
—Los rumores corren rápido por estos lugares –le dijo después de haber escalado hasta su balcón, jugando con su cabello, pasándolo detrás de su oreja—. Dicen que aquí vive alguien más bello que cualquier otro ser, de cabellos largos y ojos hermosos. Y veo que esta vez los rumores son verdad.
—Tiene que cortarle el cabello, señora Rei –decía una señora del mercado—. Antes que se lo lleve.
Y Rei llegó a casa ese día a cortar el cabello de su hijo, que lloraba al ver su mechones caer, sabiendo que no podría trenzarlo otra vez.
Su padre ya no se quejaba por los caballos, y la tranquilidad parecía haber regresado a su hogar cuando lo vieron comer de nuevo.
Pero por las noches, sin falta alguna, Shouto se asoma por su balcón, esperando oír la guitarra que lleva días sin escuchar, y cepilla su cabello corto, pensando que cuando lo tenga largo otra vez, él volverá.
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Serenata «BakuTodo»
Short StoryShouto esperaba desde su ventana, pasando sus dedos por su largo cabello, ansiado que la luna saliera para escuchar esa voz que, junto a su guitarra, le profesaba amor todas las noches. Día 5: Mitos ____ Historia sin fines de lucro basada en el mang...