Capítulo 1 Cadenas

24 1 0
                                    

Me duele la cabeza, no entiendo que es lo que sucede, apenas puedo moverme y...

  Todo está muy oscuro.

   Estoy temblando – ¿Dónde estoy?- necesito calmarme - ¡Por favor! , ¡Ayuda!- gritar solo empeora las cosas, necesito respirar profundo, necesito recordar.

A las 8:30pm salí del trabajo, camine unas cuadras hacia un autoservicio, compre una botella de agua, salí de la tienda; habían unos chicos causando problemas cerca de allí y recuerdo haber visto una chica tomando fotografías; me dirigí hacia la parada de autobús y luego...

Me duele la cabeza, no puedo recordar nada más.

Un sonido de unos pasos alerto a la joven, seguido de ellos unas llaves y finalmente la puerta abriéndose lentamente dejando entrar el resplandor de una luz y una sombra negra que se movía como una serpiente  hacia su presa.

-Por fin despertaste- la joven intento ver aquel rostro que la tenía cautiva más le fue imposible, tenía una sudadera y una capucha que cubría su rostro en la oscuridad; además de ello destacaban sus botas marrones las cuales le recordaban al de un albañil.

-¿Quién eres?- preguntaba la joven angustiada- ¿Dónde estoy? – El miedo tomo el control - ¡Déjame ir! – Suplico, mientras se movía ligeramente, fue en ese instante que pudo notar una especie de cadena que envolvía su cuerpo; comenzó a notar el olor a oxido que estas desprendían; su desesperación fue en aumento; no era más que un débil cordero y aquel extraño, un cazador.

La pesadilla de la joven se volvía cada vez más real y la vida anterior que alguna vez gozo parecía esfumarse como si nunca hubiera existido; el cazador se acercaba a su presa consiente, ella por su parte imploro- ¡Por favor! , ¡No me hagas daño!- sus ojos se inundaron de lágrimas.

-Jamás haría eso-  expreso su captor mientras liberaba su cuerpo de las pesadas cadenas.

Su captor ilumino la habitación con una vela que dejo encima de una mesa de jardín, junto a un plato de comida.

-Por favor, ven a comer- dijo el secuestrador; la joven miro el escenario desconfiada y se quedó inmóvil en una esquina del cuarto, sin decir una sola palabra- No te preocupes, no está envenenado- aseguro su captor, por otro lado, la chica vio una oportunidad  de escapar.

Se levantó con el cuerpo adormecido quizás por las pesadas cadenas o alguna cosa aun peor que se negaba a imaginar.

-Buen provecho- dijo la bestia

-No tengo hambre- respondio la chica

El secuestrador suspiro, bajo su cabeza y comenzó a buscar en un bolso; removía papeles, lápices y cuadernos en busca de lo anhelado; la joven vio la oportunidad, la vela estaba frente a ella, su plan era quemarlo y luego huir pues su carcelero había sido descuidado al dejar la puerta abierta; sus manos temblaban pero calmaba sus ansiedades al plantearse que si por algún evento del destino se encontraba en una casa cerca de un vecindario podría pedir ayuda y si en todo caso no encontraba una salida inmediata podía dirigirse a la cocina en busca de un arma.

Era sencillo, ¿Verdad? , solo tenía que ser valiente; como su madre decía: "Debes arrancar la venda rápidamente, de esta manera no sentirás dolor". ¡Oh su madre! , una mujer tan estricta como sabia, de la vieja escuela; ¿eran necesarios unos recuerdos tan tormentosos como ese justo en ese momento?

La joven se apresuró a tomar la vela pero su captor fue más rápido al cogerla, quemándose la mano como si el karma le hablara al oído; el grito inundó la habitación y como si fuera casi instintivo, la chica corrió hacia una esquina; ya no había vuelta atrás, estaba segura de que iba a matarla.

¡Oh su madre! , ¡Oh! , ¿Qué diría su madre?

Pero su captor solo se limitó a lanzarle una bolsa de comida rápida, mostrándole así que la comida no tenía ninguna toxina; al menos eso parecía querer probar.

-Termina de comer- dijo el cazador mientras le daba la espalda a la joven víctima.

-¡Espera!- grito la chica pero la puerta se había cerrado, otra vez sola, ahogándose en la infinita oscuridad.


Nota: Es mi primera vez aquí y tengo muchas sensaciones en este momento, entre nerviosismo y felicidad, solo puedo darte las gracias por leer, significa mucho para mi; espero que puedas acompañarme en este viaje y recuerda... toca antes de entrar.

Detrás de la puertaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora