Dalila
-me alegra saber que coincidimos en algo más que en la cama- habla el hombre de ojos azules mientras me examina con su mirada.
-¿qué es lo que quieres?- pregunto- se claro por favor.
-no necesito absolutamente nada de usted- responde mientras me mira de pies a cabeza- solo te vi y quería asegurarme de que eras tú- levanta sus hombros mientras trata de restarle importancia.
-bueno señor Morelli- comienzo mientras me alejo un poco de él- soy yo, eso ya ha quedado claro- mi intención de alejarme es evidente- así que si me disculpa, tengo que irme.
-en realidad- habla cuando estoy a punto de marcharme de ahí- puede que sí necesite su ayuda después de todo.
Volteo a verlo y él solo mantiene su semblante serio.
-¿si?- pregunto con una ceja elevada.
-eres abogada, ¿no?- pregunta y suelto una risa nerviosa.
-no lo soy- respondo- no aún.
-cierto- habla como si recordara algo- ven conmigo.
Comienza a caminar, ruedo los ojos, prácticamente me ha ordenado.
-¿qué pasa?- pregunta en cuanto es consciente de que no lo he seguido.
-podrías pedirlo- respondo cruzandome de brazos.
Me mira y en cuanto se da cuenta que no estoy jugando comienza a hablar.
-esta bien- se para frente a mi de nuevo- señorita Dalila Román- habla- ¿podría ser tan amable de venir conmigo?
-eso suena mejor- sonrio- lo sigo señor Morelli.
Vuelve a caminar abriéndose paso entre las personas que están en la pista, lo sigo y él se dirige hasta la zona VIP en donde no se detiene sino que camina atravesando toda la zona hasta llegar a un pasillo que está siendo cuidado por un hombre que nos deja pasar de inmediato en cuanto mira a Raffael, este pasillo conecta con algunas puertas, Raffael abre una de esas puertas después de ingresar el código y me mira.
-adelante- habla mientras me deja pasar primero que él.
-gracias- respondo entrando a esta.
Es una oficina, miro por el ventanal de esta y desde aquí se puede ver todo lo que ocurre en el exterior.
-ellos no nos ven- habla él llegando a mi lado- nosotros podemos verlos pero ellos a nosotros no.
Miro todo, todos se divierten.
-¿eres el dueño?- pregunto mientras me giro completamente hacia él.
-lo soy- suelta sin más, bebe de un vaso de vidrio que no había visto en su mano.
-¿para qué me necesitas?- camina hasta su escritorio y toma asiento, lo imito pero tomó asiento en la silla frente a él.
-una consulta- responde mientras me tiende un folder.
Dejo mi bolso mientras abro aquella carpeta y comienzo a analizar los papeles en su interior.
-bueno- respondo después de un buen rato- si quieres ir a la cárcel puedes firmarlo.
Él voltea hacia mí.
-¿a qué te refieres?- pregunta.
-sea quien sea que te haya dado esto lo único que busca es perjudicarte- comienzo- al firmarlo lo único que te traerá serán problemas y varios de ellos se pagan con la cárcel, no podrías quedarte ahí para siempre pero sí por un par de años.
ESTÁS LEYENDO
Tentación Italiana
Romance¿Puede un mafioso enamorarse? Una mirada y una sonrisa son suficientes para que alguien caiga rendido a sus pies y Raffael Morelli sin duda no es la excepción. Balas, armas, mafia y amor. "-No eres bueno para ella Raffael, entiéndelo. -Eso no...