Día 2: Familia

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Desde que Jotaro y Jolyne habían llegado a mi vida parecía que todo se hubiera acomodado.

Cuando conocí a Jotaro en el super mercado, después de haber chocado el estúpido carrito, y tras mirar aquellos ojos esmeralda, el se había ofrecido a ayudarme con mis comprar en una silenciosa disculpa.

Tras eso y antes de irme el había conseguido que le diera mi número, y empezamos a tener citas.

Después de la tercera cita me enteré que aquel hombre era padre soltero pues las cosas con la madre de su hija no habían funcionado, el quería tenerla a su lado pero al ser un hombre que solía trabajar mucho y a veces salía de la ciudad, le era difícil cuidar de su pequeña hija.

Cuando me pidió mudarme con él a los 6 meses de nuestra relación, decidí aceptar sin ninguna duda, quería permanecer con él, y gracias a esto nos vino una sorpresa aún mejor, al parecer la madre de la pequeña Jolyne iba a volver a casarse, por ello se mudara a Estados Unidos, así que nos encargariamos nosotros de cuidarla aquí en Japón.

Amaba a Jolyne, la pequeña siempre había sido amable conmigo, me sorprendió que después de un tiempo empezara a llamar papá, igual que como hacía con Jotaro.

Además nos fuimos acercando aún más cuando Jotaro salía de la ciudad por trabajo, pues en ese tiempo yo me dedicaba a cuidar de ella.

_Papi Nori.

Una pequeña mano jalo con suavidad mi camisa haciendo que me girará, frente a mi tenía a la pequeña Jolyne, se veía adorable con los pequeños chonguitos y el vestido que había elegido ponerle esta mañana.

_¿Que sucede cielo?

Le dije mientras acariciaba su cabeza.

_¿Hoy regresa papá?

Claro, hoy terminaba la toma de muestreo marino a la que había ido Jotaro, por lo que seguramente regresaría por la noche.

_Si, quizá en la noche ya lo tengamos de regreso.

Jolyne sonrió con alegría y empezó a dar pequeños saltitos, aunque Jotaro no fuera la persona más expresiva, su hija lo amaba en serio.

_¿Podemos preparar unas galletas para cuando papá vuelva? Podríamos ver una película con el antes de que me vaya a dormir.

Asentí con una sonrisa a lo que Jolyne corrió escaleras arriba, sabía lo importante que era para ella la convivencia mientras su padre estaba en casa, además a mi también me vendría bien estar con él, era verdad que lo extrañaba.

Unos minutos después, la pequeña peli negra bajó corriendo, se había puesto un pequeño mandil de conejitos que su padre le había regalado.

Empecé a tomar ingrediente de la alazena, Jolyne me ayudaba con algunas cosas para la preparación de la masa mientras se comía algunas chispas de chocolate cuando creía que no estaba viendo.

Después de terminar la masa, la extendí sobre la mesa y deje que Jolyne cortara los patrones con el cortador de galletas mientras yo ponía algo de mantequilla sobre la charola para evitar que se pegaran.

Una vez las galletas en la charola, la metí con cuidado en el horno, vi la hora, ya era algo tarde así que decidí meter a bañar a Jolyne pues había quedado algo manchada de harina.

Una vez limpia escogí una pijama con muchas mariposas en ella y se la puse, esa era su pijama favorita.

Los dos bajamos a revisar las galletas, al ver que estaban listas las saqué y las dejé enfriar sobre la mesa de granito.

jotakak week 2020Donde viven las historias. Descúbrelo ahora