• UNICO •

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Na Jaemin analizaba hipnotizado el techo de su habitación como acostumbraba cada noche fría antes de decidirse a conciliar el sueño, con ambas manos sosteniéndole la cabeza azul y una pierna sobre la otra, dejando escapar suspiros eternos después de pensar en esto y aquello durante tantos minutos que al final habían acabado por convertirse en horas de navegar en los océanos más desconocidos y menos recordados de su mundo. Él se pregunta, después de ver la hora en el celular (asegurándose de que no es demasiado tarde), si sería lo suficiente alguna vez, porque no parecía ser así cuando había perdido gran parte de sus amistades y se había ganado el rechazo de sus padres cuando encontró a alguien quien le entregó el cariño y apoyo que había necesitado después de la muerte de sus abuelos y, con ello, el fin de su gran y única fuente de confianza real. Un suspiro se le escapa, porque él no eligió estar enamorado de un chico, y tal parecía ser que tampoco era el indicado.

Jaemin cree que no es nada más que un juego fácil de ganar, después de haber sido utilizado como peón por su primera y única novia, quién en realidad buscaba celar a su ex pareja. Y esa misma noche se encontraba malabareando en el hilo de la duda con su cabeza girando alrededor de Lee Jaeno, quien tenía un pasado desconocido para el menor, pero una indudable facha de galán que no buscaba algo estable. Ciertamente no había sido hecho para sobrevivir la cruel soledad que le había tocado sufrir después de una niñez común y corriente. 

Se levanta de su cama cuando el sonido de un golpeteo en el cristal de la ventana rellena el silencio de la habitación. Confundido, se acaricia la nuca y se cubre el torso con alguna playera que recoge del suelo antes de dirigir su caminar al único lugar que puede entregarle la luz natural de la noche.

- ¿Qué haces aquí? - él pregunta cuando abre el cristal y el contrario se desliza dentro del dormitorio, mostrándole su eyes-smile y entregándole una sonrisa brillante como las estrellas que centellan en el cielo sobre sus cabezas esa misma noche. 

- Amigo, acabas de enviarme un mensaje que rogaba que viniera hasta aquí. ¿Todo en orden? - el castaño, rozando pelinegro, consulta con una mano sobre el hombro del menor, obligándolo a tomar asiento nuevamente sobre la cama que ocupa lugar junto a uno de los muros de la habitación. Pero Jaemin no deseaba estar con el alto de ojos imnotizantes, porque obvia e inevitablemente era solo su amigo. Jaemin no podía sentirse pleno si el de cabellera castaña se encontraba ahí, incluso si era para hacerlo sentir mejor, porque él no quería ser simplemente su amigo. El peliazul niega con la cabeza, porque no recuerda haberle texteado, porque todo es un desorden, porque no desea la compañía de Lee Jaeno. Pero Lee Jaeno es el culpable y el único culpable. - ¿Jae? - Jeno pregunta una vez más cuando los ojos rasgados del menor se quedan reposando sobre alguna partícula de aire. Jaemin no habla, no toca, solo respira y vuelve a respirar buscando dejar de hacerlo, porque no encuentra otra solución que dejar de respirar.

𝔻𝕆 𝕀 𝕎𝔸ℕℕ𝔸 𝕂ℕ𝕆𝕎 || 𝐍𝐨𝐌𝐢𝐧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora